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VIDOCQ - Pitof Por David Doncel Barthe. La sombra de Batman es alargada y más en VIDOCQ. Los planteamientos argumentales iniciales no apuntan a este personaje oscuro retorcidamente interpretado por Tim Burton donde en realidad la oscuridad representa la bondad, mientras que en VIDOCQ el tenebrismo del asesino roza la vileza suprema. Son sus planteamientos formales, sus planos góticos y tenebrosos, esos personajes caricaturizados y sobre todo la música de Coulais los que acercan, en gran medida, al planteamiento ejercido por ese loco Outsider llamado Tim Burton. Pitof impregna su película de ciertas 'neuras' afrancesadas. Si Burton presenta sus típicas 'obsesiones americanas': las familias en sus casas con césped, colores chillones; en Vidocq destacan los primeros planos y el aire burlesco de un París demasiado sucio y olvidado de la mano Dios, logrando una atmósfera grotesca como telón de fondo a la historia narrada La música de Coulais juega en un tablero de múltiples referencias y estilos. Primero mueve pieza con su particular forma de interpretar la música que tan buenos resultados le dieron en MICROCOSMOS y especialmente en LOS RÍOS DE COLOR PÚRPURA. Después planea un movimiento de ataque recurriendo lentamente a estilos similares a los que Elfman creaba para su héroe murciélago con algunas pinceladas de su pupila Shirley Walker. Finalmente da jaque mate recurriendo a compositores europeos llenos de fuerza y epicidad, como es el caso de Kilar y su obra maestra DRÁCULA. 'La Soufflerie' da el pistoletazo de salida a esta historia detectivesca dejando el desarrollo del tema principal en 'Introduction', un tema 'muy Coulais' que da mayor importancia a la naturaleza de Vidocq como personaje, sin olvidar leves tonos tenebrosos que crecen en intensidad para recordarnos la presencia siempre fantasmagórica del Alquimista, un ser desprovisto de alma, que recuerda sobremanera el personaje de cómic Spawn, siendo algunos planos de VIDOCQ copias de la desafortunada película adaptación del personaje propiedad de Todd Mcfarlane. Destaca la utilización de percusión eminentemente 'elfmanica' en momentos tan vertiginosos como 'Le Deuxieme Revelation' o 'Le Deuxieme Combat', pero con cierto sabor Coulais. En este ultimo tema el compositor refuerza la interpretación con un instrumento inusual en este tipo de cine: la guitarra eléctrica. El instrumento de cuerda es utilizado como ayuda para crear un 'aire enrarecido'. Pero no es la guitarra el único instrumento que se sale de la línea habitual de interpretación, no sólo en Coulais, sino en el universo de música de cine. Por ejemplo encontramos un bajo eléctrico que se acopla perfectamente al tema principal de Vidocq, e incluso alguna instrumentación hindú en momentos clave como 'L´orgie'. También podemos destacar momentos aislados de la banda sonora como es 'Kyrie: una salida operística de Coulais, que eleva al grado de espiritualidad la historia que por momentos roza niveles de lucha celestial, entre un demonio feroz y un ángel. Vidocq se muestra como el único capaz de frenar ese ímpetu voraz del mal. Con un tema tan poco afortunado como el corte número 26 (no cito el nombre del tema para no destripar el final de la película), vislumbramos cierto aire de esperanza que termina por desaparecer al final del tema. También destaca la inclusión de un brevísimo tema de Apocaliptyca, que sin cuestionar su calidad, hace que nos cuestionemos la necesidad de su incursión en el film. Hay que reconocer en esta banda sonora una fuerza imparable y un poder en la composición similar a partituras como DARK CITY, BLADE RUNNER o BATMAN; donde la música se convierte en un personaje más capaz de crear un ambiente opresivo que el propio director alimenta con sus imágenes, pero que perfecciona con el uso de la música. Son universos musicales plenamente definidos, capaces de identificarse inmediatamente en cualquier audición que se tercie, sin conocer de antemano lo que escucháramos, convirtiendo la música de Coulais en otro fantasma con el que no solo Vidocq tiene que luchar.
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