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Número 29º - Junio 2.002


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Concierto para clarinete de Halffter

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 


Cristobal Halffter

Obertura para El barbero de Sevilla, de Carnicer. Concierto para clarinete y orquesta, de Halffter. Lieder eines fahrenden Gesellen, de Gustav Mahler. Los maestros cantores (fragmentos), de Richard Wagner. Eduard Brunner, clarinete. Eva Marton, soprano. Orquesta Nacional de España. Director: Cristóbal Halffter. Auditorio Nacional de Madrid, 24 a 26 de mayo de 2002.

Cristóbal Halffter ha presentado en España y al frente de la Orquesta Nacional el concierto para clarinete que ha compuesto el año pasado por encargo de la Radio del Sarre a iniciativa de Eduard Brunner. Es una obra de envergadura, larga y coherente, con cierto carácter rapsódico o de poema sinfónico. El solista tiene un papel comprometido que discurre a través de cuatro instrumentos de distinto registro, pero sin un excesivo protagonismo. Su presencia está siempre incorporada a la orquesta, en un juego que opta antes por la cooperación que por el antagonismo. Es una especie de sinfonía o movimiento sinfónico para clarinete, más que un concierto. El talante general de la obra es conciliador y relajante. Se trata de una obra de un compositor que está ubicado desde hace mucho tiempo en la madurez y que ya no necesita sorprender para conquistar un lugar. La pieza muestra el talento de Cristóbal Halffter pero con un rasgo novedoso en su hacer: cierta la placidez. Eduard Brunner es un magnífico clarinetista, que ha sido durante muchos años solista en la Bayerische Rundfunk y que ejerce la enseñanza con un magisterio mundialmente reconocido. Esta ha sido su primera actuación como solista en España y hemos podido comprobar su virtuosismo, patente sobre todo en un control soberbio del sonido, que siempre es bello y redondo. Una particularidad especialmente sobresaliente de Brunner es la igualdad tímbrica que consigue en todos lso efectos y registros, incluyendo los más extremos a los que llega con  toda la familia de clarinetes. Esa calidez, esa igualdad tal vez haya inspirado el sosiego al que antes me refería y que caracteriza al concierto / sinfonía. En todo caso, se advierte en el trabajo una enorme compenetración entre el compositor y el solista. La escritura para el solista sugiere la presencia de un único superclarinete de una excepcional extensión, dibujado con la sucesiva participación de toda la familia en una línea continua que Brunner trenza con maestría absoluta. En el mismo concierto pudimos disfrutar de la gran soprano Eva Marton, con los Lieder eines fahrendes Gesellen (Canciones del camarada errante) de Gustav Mahler. El domingo la escuche cantar sin muchas ganas esta obra que no estaba prevista inicialmente y que se introdujo como consecuencia de los conflictos laborales de la orquesta. Pero aún así, su voz excepcional cautivó a sus seguidores incondicionales que la ovacionaron. En los grandes incluso lo poco es mucho. La obertura de Carnicer que abrió programa es una obra de un interés menor. Como colofón de pompa, la orquesta interpretó cuatro números sinfónicos de Los maestros cantores de Richard Wagner. Hubo algunos problemas que se evidenciaron desde la entrada de los violonchelos (preludio del acto III) y que el director no logró corregir. Cristóbal Halffter es un magnífico compositor pero como director de orquesta no alcanza el mismo nivel. Le faltó nervio y meticulosidad con la batuta, incluso ante su propia obra. Dirigió con cierto desfallecimiento. Tal vez por eso, el triunfo fue de su partitura y de los solistas de lujo que intervinieron.

 

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