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GÜNTER WAND LLEGÓ A BERLÍN
Por Angel
Riego Cue
Hay ocasiones en que los elogios o los premios de
la crítica han de leerse "entre líneas" o
interpretarse, por así decirlo, "en su contexto".
Un ejemplo lo tenemos en el caso del venerable director
alemán Günter Wand (nacido en 1912 y, según parece, aún
en activo). Aunque con alguna antigua grabación con la
Filarmónica de Viena, de su labor discográfica se
recuerdan únicamente sus trabajos con orquestas alemanas
de segunda fila (las de la Radio de Colonia, Hamburgo,
etc.). No conocíamos ningún registro suyo con la Filarmónica
de Berlín, a pesar de venir dirigiéndola desde 1949.
Por ello, cuando a principios de 1996 apareció en el
mercado un doble CD (RCA 09026 68314 2) grabado con dicha
orquesta en marzo del año anterior, la crítica, en
general, lo interpretó como el "reconocimiento a la
labor de toda una vida". El maestro, al fin, veía
reconocido su trabajo al permitírsele grabar con la
primerísima orquesta alemana.
El programa consistía en las dos últimas sinfonías de
Schubert, 8º "Incompleta" y 9º "La
Grande", que ahora se numeran 7ª y 8ª.
Inmediatamente, la mayoría de la crítica comenzó a
elogiar este registro: podemos citar un Premio del Disco
de Cannes (en el supuesto que estos premios importen algo),
o el hecho de que la revista "Gramophone", en
una tabla que publicaba con las versiones más
recomendables de obras del repertorio (al menos, de
grabación moderna) elegía, para estas dos sinfonías de
Schubert, la presente de Wand.
La valía real de los discos era lo de menos: escuchados
sin prejuicios, lo que nos encontramos es una versión
simplemente artesanal, en la gran tradición, eso sí, de
la dirección de orquesta alemana, y hecha con buen
oficio, pero con escasa imaginación, sin tampoco
pretender ninguna originalidad. No faltan las
brusquedades deliberadas típicas del estilo "kapellmeister"
en los momentos fuertes, que parecen dirigidos a "brochazos".
Después de este debut berlinés, Wand ha seguido
grabando con esta orquesta, y ha comenzado el que parece
que será, si lo llega a terminar, su último ciclo de
sinfonías de Bruckner, las cuales ha llevado al disco
una y otra vez con diferentes orquestas de radio, y se
consideran su máxima especialidad. Han aparecido ya tres
sinfonías: Quinta (RCA 09026 68503 2, grabación de
enero de 1996), Cuarta (RCA 09026 68839 2, febrero de
1998) y Novena (RCA 74321 63244 2, septiembre de 1998).
La
"Quinta" aún podría recomendarse debido a que
no hay muchas versiones sueltas de esta obra, aparte de
las pertenecientes a ciclos completos. Es una versión
correcta, sí, y hecha con los modos de la gran tradición
de directores alemanes, pero termina por hacerse anodina.
La Filarmónica de Berlín, como ocurre en general con
estos discos, tampoco está aprovechada al máximo, y la
dirección peca de "poca chispa", y por contra,
de exceso de rudeza en ciertos momentos.
La
"Cuarta" nos parece el mayor logro de Wand en
todos estos discos, aunque en una sinfonía tan grabada,
la competencia con versiones de referencia como Böhm o
Karajan (la de EMI) es difícil. En todo caso, Wand podría
aspirar a competir entre las mejores grabadas en DDD de
los últimos años. La versión empieza bien, y luego va
a menos, lo menos bueno (por más anodino) es el último
movimiento.
La
"Novena" conoce una interpretación enormemente
tranquila, relajada, como si Wand estuviera "de
vuelta" de muchas cosas. La crítica le ha repartido
elogios como "profunda" o "interiorizada",
aunque más bien nos parece la más anodina de todas:
desde luego, teniendo la competencia que tiene, sólo
entre las DDD (recordemos a Giulini con la Filarmónica
de Viena), se hace difícil recomendar esta versión de
Wand.
En suma, así avanza este ciclo Bruckner, que por
supuesto deseamos al maestro que pueda terminar, ya que
parece la culminación de toda su carrera: con todo, no
dejamos de preferir al Wand anterior, el que trabajaba
con orquestas más discretas, de emisoras de radio, pero
con las que también hacía versiones mucho más
llevaderas, como aquella "Séptima" de 1980 con
la Radio de Colonia.
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