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Número 31º - Agosto de 2.002


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JORDI SAVALL CELEBRA A WILLIAM LAWES

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


Nacido en 1602 y muerto trágicamente en 1645, William Lawes podría servir como nexo de unión entre dos grandes músicos ingleses del siglo XVII: John Dowland y Henry Purcell. No es arbitrario incluir a Lawes entre músicos de este calibre, pues, la obra objeto de la última grabación de Jordi Savall y su Hespèrion XXI (nótese la actualización del nombre), se enmarca entre las dos grandes obras para consort de violas: las Lachrimae (1602) de Dowland y las Fantasias (1681) de Purcell. 

El sello ALIA VOX que el propio músico catalán fundara en 1998 nos presenta ahora el volumen III de una serie dedicada a la Consort Music con una grabación completa de los Consort Sets a cinco y seis partes de William Lawes (c.1636) en conmemoración de los 400 años del nacimiento del músico inglés. Registro que seguramente ayude a popularizar algo más a este aún oscuro compositor, preferido de Carlos I, y cuya obra -si no a la altura de la de sus coetáneos más ilustres- es merecedora de una mayor atención. El propio Savall -no sin dejarse llevar por un cierto entusiasmo- lo explica así: “ Como [...] el Arte de la Fuga de Bach, Las Siete últimas palabras de N.S. en la Cruz de Haydn o los últimos cuartetos de Beethoven, los Consort Sets de Lawes merecen ser conocidos no solamente por ser una de las creaciones más originales, entre todas las obras maestras de la música de cámara de todos los tiempos, si no sobre todo por la extraordinaria belleza, poesía y pasión que contienen”.

William Lawes cultivó, como su hermano Henry Lawes, varios géneros musicales: la “catch song” con títulos como “Drink tonight of the moonlight shine” o “ayres” como la conocida “Gather your rosebuds while you may” con texto de Robert Herrick. También compuso música incidental para las famosas “Masques”, música sacra (anthems y motetes) y diversas obras para conjuntos de instrumentos de las que han ido apareciendo importantes grabaciones en los últimos años. Hay que lamentar, sin embargo, que siga sin haber una grabación completa de sus Harpe Consorts.

Lawes fue acérrimo monárquico y protegido de la corte de Carlos I. Ambos se conocían desde niños y es muy posible que por entonces  llegaran a tocar la viola juntos. Lawes fue nombrado músico privado del que por entonces era sólo príncipe. En 1625 y tras llegar al trono, le confirmó en el puesto públicamente. Según se cuenta, Carlos I, hombre cultivado, era gran aficionado a la música y durante su reinado el país vivió una época dorada para las artes aunque política y socialmente la situación era muy diferente.

Inglaterra sufría por entonces una fuerte división que desembocaría en una cruenta guerra civil. Bajo la todopoderosa Isabel I, el país consiguió disimular mejor las diferencias internas pero durante el reinado de Carlos I la división aumentó. Fue un momento de luchas internas (políticas, religiosas y económicas) entre el viejo sistema representado por la monarquía y sus partidarios, los grandes terratenientes, y el nuevo sistema liderado por los hombres nuevos de Inglaterra, en su mayoría comerciantes con arraigadas creencias religiosas de corte calvinista, representados por un parlamento sediento de protagonismo. El rey poco acostumbrado a dialogar se opuso a esta nueva fuerza y al parlamento; no le gustaba nada ni el puritanismo ni el calvinismo y menos aún el papel que podría llegar a jugar el parlamento. En consecuencia, se desató una guerra civil que derrocó a la monarquía, ejecutó al rey en Londres tras un famoso juicio en Westminster e instauró una república que pronto se convertiría en dictadura bajo Oliver Cromwell sumiendo al país en un modo de vida desconocido en Inglaterra hasta entonces. 

William Lawes no llegó a vivir las consecuencias del conflicto, pues, fiel defensor de su rey no le bastó con componer música para él y su esposa, la francesa y católica Henrietta Maria, sino que insistió en salir a luchar durante el Asedio a Chester donde murió de un disparo en la cabeza el 24 de Septiembre de 1645. Se dice que el rey lloró largamente su muerte pues para él no había músico comparable a Lawes al que consideraba “Father of Musicke”. En la portada de este disco podemos verle en el conocido retrato con atuendo de “Cavalier” que cuelga en la Faculty of Music de Oxford. 

Entrando ya en la obra que nos ocupa, digamos que son varias las grabaciones en catálogo pero será difícil que ninguna pueda hacer sombra a la reciente de Savall y su conjunto. No es nuevo el interés del músico catalán por muchos de los compositores ingleses de la época. Grabaciones de Dowland, Coprario (maestro de Lawes), Tye, Hume, Holborne, Gibbons, etc acreditan su pedigree en la música inglesa para violas. La mayor competencia estaría en la versión del conjunto Fretwork (VIRGIN CLASSICS) reeditada hace bien poco en un doble CD a precio económico. Su versión es muy recomendable (y no sólo por el precio) pero Savall es más apasionado y (re)interpreta las obras con mayor imaginación. 

Savall se acerca a la obra de Lawes desde una perspectiva sonora muy mediterránea; sonido cálido, robusto, añejo como el aroma de un gran reserva, ronco en las voces graves y de formas redondas por donde transpiran la melancolía y tristeza que impregnan gran parte de estas partituras. Características a resaltar son: técnica impecable, total compenetración en los músicos, fluido diálogo entre los instrumentos y flexibilidad en los tempi. 

Destaquemos la Pavana de la Suite en do menor a cinco en la que Lawes rinde homenaje a Dowland tomando prestada la primera frase de su famosa “Flow my tears” para con ella elaborar un sombrío lamento de carnosas texturas en sentida pero templada interpretación de Hespèrion XXI. También hay lugar para danzas cortesanas que recuerdan los estirados bailes de la época como el noble y jovial Aire de la Suite en la menor.

Sorprende el comienzo de la Suite en sol menor a seis (aquí dos violines, cuatro violas y órgano) con una Pavana cuyo tema principal parece quedar suspendido en el aire siendo recogido por el resto de voces en serena conversación y magistralmente servido por el conjunto de Jordi Savall. Una de esas músicas que relajan los sentidos y crecen en belleza y riqueza tras varias escuchas. Como ocurre con el Aire de la Suite en do mayor que incorpora una bella línea melódica dentro de un intrincado tejido polifónico. No podía faltar el “In Nomine” de la Missa Gloria tibi Trinitas de John Taverner -una de las piezas más parodiadas durante el siglo XVII- que Lawes recrea y moderniza. También hay lugar para la sorpresa, para lo imprevisible, como en la segunda Fantasia de la Suite en fa mayor a seis donde se hace una inesperada y breve pausa que rompe la lógica anticipación del oyente a una frase musical, seguida de un largo acorde disonante para continuar con la pieza hasta su cierre. Bello y original.

En definitiva, intensa y sensible interpretación que funciona a modo de descubrimiento en el oyente, en una obra que debe escucharse varias veces para poder apreciar toda su riqueza expresiva y polifónica. 

La presentación de este trabajo es sobresaliente con excelentes reproducciones de varios lienzos y con un libreto de casi setenta páginas en los idiomas de siempre además de castellano y catalán. Incluye una interesante cronología del compositor y notas a cargo de David Pinto, la mayor autoridad en la música de Lawes. Todo un esfuerzo editorial por el que ya son conocidos varios sellos discográficos españoles y que superan en calidad a la gran mayoría, por mucha multinacional que haya detrás. Enhorabuena ALIA VOX.

 

WILLIAM LAWES: Consort Sets in Five & Six Parts. HESPÈRION XXI. Jordi Savall. ALIA VOX. AV 9823 A+B. 115'

HESPÈRION XXI: Manfredo Kraemer, Pablo Valetti, violines. Jordi Savall, Sophie Watillon, Sergi Casademunt, Philippe Pierlot, Lorenz Duftschmid, violas. Michael Behringer, Luca Guglielmi, órganos.