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JORDI SAVALL CELEBRA A WILLIAM LAWES
Por Ignacio
Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.
Nacido en 1602 y muerto trágicamente en 1645, William Lawes podría
servir como nexo de unión entre dos grandes músicos ingleses del siglo
XVII: John Dowland y Henry Purcell. No es arbitrario incluir a Lawes entre
músicos de este calibre, pues, la obra objeto de la última grabación de
Jordi Savall y su Hespèrion XXI (nótese la actualización del nombre),
se enmarca entre las dos grandes obras para consort de violas: las Lachrimae
(1602) de Dowland y las Fantasias (1681) de Purcell.
El sello ALIA VOX que el propio músico catalán fundara en 1998 nos
presenta ahora el volumen III de una serie dedicada a la Consort Music con
una grabación completa de los Consort Sets a cinco y seis
partes de William Lawes (c.1636) en conmemoración de los 400 años
del nacimiento del músico inglés. Registro que seguramente ayude a
popularizar algo más a este aún oscuro compositor, preferido de Carlos
I, y cuya obra -si no a la altura de la de sus coetáneos más ilustres-
es merecedora de una mayor atención. El propio Savall -no sin dejarse
llevar por un cierto entusiasmo- lo explica así: “ Como [...] el Arte
de la Fuga de Bach, Las Siete últimas palabras de N.S. en la Cruz
de Haydn o los últimos cuartetos de Beethoven, los Consort Sets de
Lawes merecen ser conocidos no solamente por ser una de las creaciones más
originales, entre todas las obras maestras de la música de cámara de
todos los tiempos, si no sobre todo por la extraordinaria belleza, poesía
y pasión que contienen”.
William Lawes cultivó, como su hermano Henry Lawes, varios géneros
musicales: la “catch song” con títulos como “Drink tonight of the
moonlight shine” o “ayres” como la conocida “Gather your rosebuds
while you may” con texto de Robert Herrick. También compuso música
incidental para las famosas “Masques”, música sacra (anthems y
motetes) y diversas obras para conjuntos de instrumentos de las que han
ido apareciendo importantes grabaciones en los últimos años. Hay
que lamentar, sin embargo, que siga sin haber una grabación completa de
sus Harpe Consorts.
Lawes fue acérrimo monárquico y protegido de la corte de Carlos I. Ambos
se conocían desde niños y es muy posible que por entonces llegaran
a tocar la viola juntos. Lawes fue nombrado músico privado del que por
entonces era sólo príncipe. En 1625 y tras llegar al trono, le confirmó
en el puesto públicamente. Según se cuenta, Carlos I, hombre cultivado,
era gran aficionado a la música y durante su reinado el país vivió una
época dorada para las artes aunque política y socialmente la situación
era muy diferente.
Inglaterra
sufría por entonces una fuerte división que desembocaría en una cruenta
guerra civil. Bajo la todopoderosa Isabel I, el país consiguió disimular
mejor las diferencias internas pero durante el reinado de Carlos I la
división aumentó. Fue un momento de luchas internas (políticas,
religiosas y económicas) entre el viejo sistema representado por la
monarquía y sus partidarios, los grandes terratenientes, y el nuevo
sistema liderado por los hombres nuevos de Inglaterra, en su mayoría
comerciantes con arraigadas creencias religiosas de corte calvinista,
representados por un parlamento sediento de protagonismo. El rey poco
acostumbrado a dialogar se opuso a esta nueva fuerza y al parlamento; no
le gustaba nada ni el puritanismo ni el calvinismo y menos aún el papel
que podría llegar a jugar el parlamento. En consecuencia, se desató una
guerra civil que derrocó a la monarquía, ejecutó al rey en Londres tras
un famoso juicio en Westminster e instauró una república que pronto se
convertiría en dictadura bajo Oliver Cromwell sumiendo al país en un
modo de vida desconocido en Inglaterra hasta entonces.
William Lawes no llegó a vivir las consecuencias del conflicto, pues,
fiel defensor de su rey no le bastó con componer música para él y su
esposa, la francesa y católica Henrietta Maria, sino que insistió en
salir a luchar durante el Asedio a Chester donde murió de un disparo en
la cabeza el 24 de Septiembre de 1645. Se dice que el rey lloró
largamente su muerte pues para él no había músico comparable a Lawes al
que consideraba “Father of Musicke”. En la portada de este disco
podemos verle en el conocido retrato con atuendo de “Cavalier” que
cuelga en la Faculty of Music de Oxford.
Entrando ya en la obra que nos ocupa, digamos que son varias las
grabaciones en catálogo pero será difícil que ninguna pueda hacer
sombra a la reciente de Savall y su conjunto. No es nuevo el interés del
músico catalán por muchos de los compositores ingleses de la época.
Grabaciones de Dowland, Coprario (maestro de Lawes), Tye, Hume, Holborne,
Gibbons, etc acreditan su pedigree en la música inglesa para
violas. La mayor competencia estaría en la versión del conjunto
Fretwork (VIRGIN CLASSICS) reeditada hace bien poco en un doble CD a
precio económico. Su versión es muy recomendable (y no sólo por el
precio) pero Savall es más apasionado y (re)interpreta las obras con
mayor imaginación.
Savall se acerca a la obra de Lawes desde una perspectiva sonora muy
mediterránea; sonido cálido, robusto, añejo como el aroma de un gran
reserva, ronco en las voces graves y de formas redondas por donde
transpiran la melancolía y tristeza que impregnan gran parte de estas
partituras. Características a resaltar son: técnica impecable, total
compenetración en los músicos, fluido diálogo entre los instrumentos y
flexibilidad en los tempi.
Destaquemos la Pavana de la Suite en do
menor a cinco en la que Lawes rinde homenaje a Dowland tomando
prestada la primera frase de su famosa “Flow my tears” para con ella
elaborar un sombrío lamento de carnosas texturas en sentida pero templada
interpretación de Hespèrion XXI. También hay lugar para danzas
cortesanas que recuerdan los estirados bailes de la época como el noble y
jovial Aire de la Suite en la menor.
Sorprende el comienzo de la Suite en sol menor a seis (aquí dos
violines, cuatro violas y órgano) con una Pavana cuyo tema principal
parece quedar suspendido en el aire siendo recogido por el resto de voces
en serena conversación y magistralmente servido por el conjunto de Jordi
Savall. Una de esas músicas que relajan los sentidos y crecen en belleza
y riqueza tras varias escuchas. Como ocurre con el Aire de la Suite en
do mayor que incorpora una bella línea melódica dentro de un
intrincado tejido polifónico. No podía faltar el “In Nomine” de la Missa
Gloria tibi Trinitas de John Taverner -una de las piezas más
parodiadas durante el siglo XVII- que Lawes recrea y moderniza. También
hay lugar para la sorpresa, para lo imprevisible, como en la segunda
Fantasia de la Suite en fa mayor a seis donde se hace una
inesperada y breve pausa que rompe la lógica anticipación del oyente a
una frase musical, seguida de un largo acorde disonante para continuar con
la pieza hasta su cierre. Bello y original.
En definitiva, intensa y sensible
interpretación que funciona a modo de descubrimiento en el oyente, en una
obra que debe escucharse varias veces para poder apreciar toda su riqueza
expresiva y polifónica.
La presentación de este trabajo es sobresaliente con excelentes
reproducciones de varios lienzos y con un libreto de casi setenta páginas
en los idiomas de siempre además de castellano y catalán. Incluye una
interesante cronología del compositor y notas a cargo de David Pinto, la
mayor autoridad en la música de Lawes. Todo un esfuerzo editorial por el
que ya son conocidos varios sellos discográficos españoles y que superan
en calidad a la gran mayoría, por mucha multinacional que haya detrás.
Enhorabuena ALIA VOX.
WILLIAM LAWES: Consort Sets in Five &
Six Parts. HESPÈRION XXI. Jordi Savall. ALIA VOX.
AV 9823 A+B. 115'
HESPÈRION XXI: Manfredo
Kraemer, Pablo Valetti, violines. Jordi Savall, Sophie Watillon, Sergi
Casademunt, Philippe Pierlot, Lorenz Duftschmid, violas. Michael
Behringer, Luca Guglielmi, órganos.
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