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Gran
emoción en Tannhäuser Por
Víctor Pliego de Andrés.
Lee su curriculum. Tannhäuser.
Música y texto de Richard Wagner. Johann
Tilli (Landgrave Hermann), Robert Gambill (Tannhäuser), Andreas Schmidt
(Wolfram von Eschenbach), Stephan Rügamer (Wolfram von Eschenbach), Hanno
Müller-Brachmann (Biterolf), Andreas Schmidt (Heinrich), Gerd Wolf
(Reinmar von Zweter), Angela
Denoke (Venus, Elisabeth). Director de escena:
Harry Kupfer. Director musical: Daniel Barenboim. Staatskapelle Berlin y Coro de la Deutsche Staatsoper Berlin.Teatro Real
de Madrid, 27 de junio a 5 de julio de 2002. Producción invitada de la
Deutsche Staatsoper de Berlin. Wagner
ha vuelto a arrollar en el Teatro Real de la mano de Barenboim. La ópera
alemana está adquiriendo en Madrid un protagonismo como nunca antes había
tenido. De nuevo la Ópera Estatal de Berlín ha conquistado al público
madrileño en su habitual visita estival con dos producciones soberbias e
incomparables: Electra y Tannhäuser. Ambas han gustado muchísimo
y la afición no ha sabido decir cual ha gustado más, aunque la más
provocativa en su ejecución escénica y musical ha sido Tannhäuser. Como
siempre, las versiones de Barenboim son personales e iconoclastas; pero no
por mero anhelo de relevancia, innecesario en un artista de su categoría,
sino como consecuencia de un conocimiento profundo, un gran amor y un afán
de servicio a la música. Lo insólito en él está cargado de lógica y
sabiduría incuestionables. Ya desde la obertura, Tannhäuser hizo
estremecerse al público con un tempo enormemente flexible. La
emoción se impuso plenamente y no bajó de intensidad en toda la velada,
a pesar de los larguísimos entreactos de 45 minutos cada uno. Todo pasó
como un suspiro, como una brisa impulsada por el contagioso entusiasmo de
los artistas y no se hizo nada largo. La obertura cumplió plenamente su
propósito de cautivar la atención e introducir el mundo romántico del
drama lírico wagneriano. La Orquesta de la Staakapelle de Berlín puso de
relieve sus mejores virtudes (inmensas) y el maestro desplegó toda su
fuerza, toda su concentración desde el primer instante y hasta el último
acorde. La orquesta cumplió a la perfección su función y se desplegó
como un personaje sonoro invisible, pero imprescindible. Los cantantes
también hicieron gala de un altísimo nivel enarbolando voces grandes,
poderosas, cálidas, dúctiles y muy bellas. La única señora del cartel,
Angela Denoke, destacó con brillantez en sus versátiles intervenciones,
personificando a la perfección y con todo su antagonismo a Venus y
Elisabeth, a la lujuria y a la castidad. Es una cantante extraordinaria y
de una gran presencia escénica que en esta producción estuvo
verdaderamente genial: su “Elisabeth” es de antología. Sin arrebatar
tanto, también Robert Gambill mostró su altura como Tannhäuser y dominó
plenamente el papel. Todos los demás cantantes compartieron el éxito,
especialmente Johann
Tilli y Andreas Schmidt, formando
un elenco redondo. El coro estuvo sublime y tuvo una participación activa
en el segundo acto. La propuesta escénica dotó de movimiento y frescura
su entrada en el gran salón de Wartburg, que suele ser bastante hierática.
La idea fue estupenda, aunque un poquito desdibujada. En todo caso, la
puesta en escena fue muy eficaz y llena de viveza. Estuvo al servicio del
drama y aportó algunas novedades sugerentes sin transgredir el espíritu
general de la obra, potenciando la unión entre música y teatro.
Barenboim fue genial y estuvo atento, como siempre, a todos los detalles y
a la realización general de todo el monumental discurso, sin desfallecer
en ningún gesto. Aunque al final recogió en solitario los últimos
aplausos de un público puesto en pie, quedó bien claro que el triunfo
fue compartido por todo el equipo de la Ópera Estatal de Berlín. A sido
uno de los mejores y más emocionantes espectáculos que se recuerdan en
el Real. Y eso que era ópera alemana. (Fotografía de Javier del Real) Próximos espectáculos del Teatro Real 10
a 15 de septiembre
Alvin Ailey American Dance Theater. 2
a 15 de octubre
Simon Boccanegra. Nueva producción del Teatro Real. |