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LA VENEXIANA CANTA MONTEVERDI
Por Ignacio
Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.
Hablar del madrigal italiano es hablar de Marenzio, d’India, Gesualdo y,
como no, de Claudio Monteverdi, probablemente el mayor compositor de
madrigales de todos los tiempos. El cremonés trabajó el género a lo
largo de toda su vida, desde su más temprana juventud, cuando en 1587 fue
publicado su Primer Libro de Madrigales hasta el último, compuesto
pocos años antes de su muerte. Con Monteverdi el madrigal evolucionó
hacia cotas técnicas y artísticas no alcanzadas hasta entonces. El lo
transformó en un medio de expresión intenso y apasionado haciendo uso de
todos los recursos a su alcance para que la música consiguiera expresar
toda el contenido dramático de un texto. Conocedor y partícipe de la
tradición clásica, su carácter reformista le convirtió en un innovador
al servicio del drama musical, primero, en los madrigales, algunos
convertidos en mini-escenas y luego, en la ópera, de la que es su máximo
exponente en ese período de transición entre Renacimiento y Barroco.
Con no ser uno de los más conocidos del cremonés, el Tercer Libro de
Madrigales a cinco voces reúne los suficientes atractivos como para
ser una buena muestra de su arte. Compuesto en 1592 durante su estancia en
la corte de Mantua pertenece estilísticamente al primer período creativo
de Monteverdi con madrigales de carácter cortés sin acompañamiento
instrumental aunque ya presente rasgos como el declamado, ligeras
disonancias y el estilo concitato que desarrollará y perfeccionará
en posteriores composiciones.
Dentro de esta colección, también
encontramos cuasiescenas dramáticas divididas en varias partes u octavas
con textos de Grillo y Tasso de cuya poesía volverá a beber en obras señeras
como Il Combattimento di Tancredi e Clorinda. De todos modos,
estamos ante una composición que en conjunto resulta más cercana al
ordenado Renacimiento que a los excesos del Barroco. Es precisamente esta
variedad de formas y estilos la que confiere al Tercer Libro un
interés especial pues viene a ser un compendio del género y una
excelente introducción a los madrigales del cremonés.
Aquellos que nunca hayan oído hablar del conjunto italiano La Venexiana
no deben reparar en ello. Varios de sus componentes formaron parte del
Concerto Italiano de Roberto Alessandrini, el mayor especialista en el
madrigal italiano y que en los años noventa revolucionó la interpretación
de Monteverdi. Debido a problemas internos, algunos miembros abandonaron
dicha formación e iniciaron una andadura bajo nuevo nombre y dirección
del contratenor Claudio Cavina. Con el apoyo de la compañía discográfica
española GLOSSA para la que han grabado varios discos, en menos de dos años
se han convertido en uno de los grupos punteros en el campo del madrigal
italiano habiendo ganado ya varios premios internacionales.
Su Monteverdi muestra un perfecto equilibrio entre las voces, sin caer en
innecesarios protagonismos, claridad y uniformidad de líneas, especial
atención al texto del que resaltan hasta el más sutil matiz, dicción
impecable, tono firme e intenso, naturalidad y calidez generalizada. Desde
las primeras piezas La Venexiana nos introduce en el sereno y colorido,
alternativamente triste y alegre, amable y dramático, robusto y tierno
universo del madrigal de Monteverdi. Sin duda hay que destacar la lectura
de “Vattene pur crudel” llena de color, ardor, pasión y drama. Con qué
delicadeza, sensibilidad y pathos encaran los últimos versos de la
segunda parte del poema en la que se relata el desmayo de Armida. También
es sensacional el conocido “O Primavera” en el que dan cuenta de una
perfecta entonación unida a un fino sentido de los cambios de tempi.
Sobre el sincero y doliente poema de Guarini “Ch’io non t’ami cor
mio” Monteverdi construye un madrigal de belleza formal y contenida
expresividad perfectamente traducida por el conjunto italiano.
“Stracciami pur il core” es un ejemplo tanto de la perfecta fusión de
las cinco voces, todas protagonistas y todas en equilibrio, como de la
fluidez de una interpretación llena de agilidad y olfato teatral, no
siempre presente en todas las piezas. “O rossignol” madrigal virtuosístico
que por momentos revela la deuda de Monteverdi hacia la polifonía
renacentista, recibe aquí una lectura transparente, pulcra y sin
amaneramientos.
Un mayor recogimiento y quietud encontramos
en “Occhi un tempo mia vita” donde las largas y levemente lóbregas
frases son expresadas con solemnidad y sentimiento con un sereno e
impecable final. Hay que resaltar la contribución del bajo Daniele
Carnovich que no sólo muestra medios vocales extraordinarios y sólida técnica
sino una seguridad y autoridad que parecen convertirle en elemento
unificador del conjunto. No hay que olvidar que es un cantante de sobrada
experiencia ya conocido por haber formado parte de La Capella Reial de
Catalunya de Jordi Savall.
Una excelente toma de sonido y una presentación impecable con todos los
poemas traducidos al español hacen aún mayor la recomendación de este
disco. Algunos leves chasquidos no roban del disfrute que supone esta
versión del Tercer Libro de madrigales de Monteverdi del que, por
cierto, no abundan las grabaciones completas por lo que ésta es
doblemente bienvenida.
C. MONTEVERDI: Tercer Libro de Madrigales a cinco voces, 1592.
Rossana Bertini, Valentina Coladonato, Nadia Ragni, sopranos. Paola
Reggiani, mezzosoprano. Claudio Cavina, contratenor y director. Giuseppe
Maletto, Sandro Naglia, tenores. Daniele Carnovich, bajo. La Venexiana.
GLOSSA GCD 920910.
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