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Número 31º - Agosto de 2.002


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LA VENEXIANA CANTA MONTEVERDI

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.


Hablar del madrigal italiano es hablar de Marenzio, d’India, Gesualdo y, como no, de Claudio Monteverdi, probablemente el mayor compositor de madrigales de todos los tiempos. El cremonés trabajó el género a lo largo de toda su vida, desde su más temprana juventud, cuando en 1587 fue publicado su Primer Libro de Madrigales hasta el último, compuesto pocos años antes de su muerte. Con Monteverdi el madrigal evolucionó hacia cotas técnicas y artísticas no alcanzadas hasta entonces. El lo transformó en un medio de expresión intenso y apasionado haciendo uso de todos los recursos a su alcance para que la música consiguiera expresar toda el contenido dramático de un texto. Conocedor y partícipe de la tradición clásica, su carácter reformista le convirtió en un innovador al servicio del drama musical, primero, en los madrigales, algunos convertidos en mini-escenas y luego, en la ópera, de la que es su máximo exponente en ese período de transición entre Renacimiento y Barroco. 

Con no ser uno de los más conocidos del cremonés, el Tercer Libro de Madrigales a cinco voces reúne los suficientes atractivos como para ser una buena muestra de su arte. Compuesto en 1592 durante su estancia en la corte de Mantua pertenece estilísticamente al primer período creativo de Monteverdi con madrigales de carácter cortés sin acompañamiento instrumental aunque ya presente rasgos como el declamado, ligeras disonancias y el estilo concitato que desarrollará y perfeccionará en posteriores composiciones. 

Dentro de esta colección, también encontramos cuasiescenas dramáticas divididas en varias partes u octavas con textos de Grillo y Tasso de cuya poesía volverá a beber en obras señeras como Il Combattimento di Tancredi e Clorinda. De todos modos, estamos ante una composición que en conjunto resulta más cercana al ordenado Renacimiento que a los excesos del Barroco. Es precisamente esta variedad de formas y estilos la que confiere al Tercer Libro un interés especial pues viene a ser un compendio del género y una excelente introducción a los madrigales del cremonés. 

Aquellos que nunca hayan oído hablar del conjunto italiano La Venexiana no deben reparar en ello. Varios de sus componentes formaron parte del Concerto Italiano de Roberto Alessandrini, el mayor especialista en el madrigal italiano y que en los años noventa revolucionó la interpretación de Monteverdi. Debido a problemas internos, algunos miembros abandonaron dicha formación e iniciaron una andadura bajo nuevo nombre y dirección del contratenor Claudio Cavina. Con el apoyo de la compañía discográfica española GLOSSA para la que han grabado varios discos, en menos de dos años se han convertido en uno de los grupos punteros en el campo del madrigal italiano habiendo ganado ya varios premios internacionales. 

Su Monteverdi muestra un perfecto equilibrio entre las voces, sin caer en innecesarios protagonismos, claridad y uniformidad de líneas, especial atención al texto del que resaltan hasta el más sutil matiz, dicción impecable, tono firme e intenso, naturalidad y calidez generalizada. Desde las primeras piezas La Venexiana nos introduce en el sereno y colorido, alternativamente triste y alegre, amable y dramático, robusto y tierno universo del madrigal de Monteverdi. Sin duda hay que destacar la lectura de “Vattene pur crudel” llena de color, ardor, pasión y drama. Con qué delicadeza, sensibilidad y pathos encaran los últimos versos de la segunda parte del poema en la que se relata el desmayo de Armida. También es sensacional el conocido “O Primavera” en el que dan cuenta de una perfecta entonación unida a un fino sentido de los cambios de tempi. 

Sobre el sincero y doliente poema de Guarini “Ch’io non t’ami cor mio” Monteverdi construye un madrigal de belleza formal y contenida expresividad perfectamente traducida por el conjunto italiano. “Stracciami pur il core” es un ejemplo tanto de la perfecta fusión de las cinco voces, todas protagonistas y todas en equilibrio, como de la fluidez de una interpretación llena de agilidad y olfato teatral, no siempre presente en todas las piezas. “O rossignol” madrigal virtuosístico que por momentos revela la deuda de Monteverdi hacia la polifonía renacentista, recibe aquí una lectura transparente, pulcra y sin amaneramientos. 

Un mayor recogimiento y quietud encontramos en “Occhi un tempo mia vita” donde las largas y levemente lóbregas frases son expresadas con solemnidad y sentimiento con un sereno e impecable final. Hay que resaltar la contribución del bajo Daniele Carnovich que no sólo muestra medios vocales extraordinarios y sólida técnica sino una seguridad y autoridad que parecen convertirle en elemento unificador del conjunto. No hay que olvidar que es un cantante de sobrada experiencia ya conocido por haber formado parte de La Capella Reial de Catalunya de Jordi Savall.

Una excelente toma de sonido y una presentación impecable con todos los poemas traducidos al español hacen aún mayor la recomendación de este disco. Algunos leves chasquidos no roban del disfrute que supone esta versión del Tercer Libro de madrigales de Monteverdi del que, por cierto, no abundan las grabaciones completas por lo que ésta es doblemente bienvenida.



C. MONTEVERDI: Tercer Libro de Madrigales a cinco voces, 1592. Rossana Bertini, Valentina Coladonato, Nadia Ragni, sopranos. Paola Reggiani, mezzosoprano. Claudio Cavina, contratenor y director. Giuseppe Maletto, Sandro Naglia, tenores. Daniele Carnovich, bajo. La Venexiana. GLOSSA GCD 920910.