LA DESPEDIDA DE ABBADO
Por Angel
Riego Cue. Lee su Curriculum.
El pasado mes de
mayo, Claudio Abbado dirigió sus últimos conciertos antes de retirarse
como director titular de la Filarmónica de Berlín, donde ha sido
sustituido por Simon Rattle. Coincidiendo con su despedida, han aparecido
tres grabaciones suyas de sinfonías de Mahler, un autor al que Abbado ha
dirigido con frecuencia y al que parece que ha elegido para dejar su
"testamento" musical, al igual que su sucesor lo ha elegido
también como "tarjeta de presentación", pues Rattle se ha
estrenado con su nueva orquesta también con Mahler.
Abbado es un director a veces muy discutido, que ha dado verdaderos
bandazos en su vida profesional, y ha sido capaz de lo mejor y lo peor;
casi todos los aficionados prefieren sus interpretaciones de los años 70,
llenas de fuego y técnicamente perfectas, al sonido "muelle" más
frívolo que adoptó después. En el caso concreto de Mahler, un defecto
que se le pudo reprochar siempre a sus versiones era el excesivo
intelectualismo: todo sonaba "muy serio", como si el director
estuviera exponiendo una tesis doctoral, pareciendo olvidar que la música
debe ser también (o ante todo) entretenimiento.
Sin embargo, en sus últimas grabaciones, ya de vuelta de todo (sin
aspirar ya a ningún puesto musical, enfermo de cáncer...), Abbado parece
haber basculado al otro extremo y dejarse de intelectualismos para ir a la
caza del éxito de público, hasta extremos que con un poco de mala
intención se podrían llamar "circenses". Se acaban de publicar
ahora las sinfonías 3ª, 7ª y 9ª, y lo primero que llama la atención
es que las tres las tenía ya grabadas en digital, mientras aún queda
algunas sinfonías de su ciclo Mahler completo (4ª y 6ª) cuya única
grabación por Abbado es aún analógica. Quién sabe si estas tres
versiones serán el comienzo de un nuevo ciclo...
Pasando ya a comentar la Sinfonía nº 9, que es la que nos ha
llegado, y que ha tardado 3 años en salir al mercado (está grabada
"en vivo" en septiembre de 1999), lo primero que llama la atención
al escucharla es la tímbrica extremadamente dulzona (la sombra de Karajan
en ese aspecto es alargada) y la generosa cantidad de decibelios que se
produce, pues muchas veces la orquesta está sonando demasiado fuerte.
Quizás por esos inconvenientes habrá lectores que descalifiquen sin más
esta versión, lo que, pienso, sería un error, pues también tiene sus
aspectos positivos: está bien construida, bien narrada, lo que se escucha
siempre tiene interés, a diferencia de lo seria y aburrida (aunque muy
correcta) que resultaba la anterior versión de Abbado, de 1987, con la
Filarmónica de Viena; el peor movimiento quizá sea ahora el segundo, por
demasiado acelerado. Por otro lado, la actuación de la Filarmónica de
Berlín es verdaderamente pasmosa, de una riqueza de matices tal que hay
momentos en que parece un milagro que en tan poco tiempo quepan tantas
notas (como en el final del tercer movimiento).
La Novena de Mahler es una obra que ha estado muy vinculada a la
Filarmónica de Berlín desde que en 1964 la grabara con ellos quien les
descubrió que existía esta música, Sir John Barbirolli, una toma de EMI
que en su día marcó un hito histórico y aún hoy queda bien situada
entre las mejores. En 1979 se grabó la que muchos aficionados consideran
"la" referencia para esta obra, la que dirigió Leonard
Bernstein en su único concierto con la orquesta berlinesa (en todo caso,
se podría poner a la misma altura a la de Giulini con la Sinfónica de
Chicago, y casi al mismo nivel a la de Klemperer). En 1980 la grabarían
los berlineses con Karajan en estudio, una mustia realización muy
superada por la toma en vivo que hicieron los mismos intérpretes dos años
después, mucho más cuidada aunque sin llegar a hablar el "idioma
mahleriano".
No hay, entre las grabaciones digitales de la Novena de Mahler,
ninguna que haga sombra a las dos referencias en sonido analógico
firmadas por Bernstein-Berlín y Giulini-Chicago, curiosamente ambas también
en la Deutsche Grammophon; la presente de Abbado puede aspirar, al menos,
a competir con lo mejor existente en digital (sin salirnos de la DG
podemos recordar la mencionada segunda grabación de Karajan, o la última
de Bernstein con el Concertgebouw) y, desde luego, interesa más que su
primera grabación de 1987.
De esta obra siempre se ha dicho que representaba para Mahler su
"despedida" de este mundo al saber que le quedaba poco tiempo de
vida, y curiosamente ha servido ahora para ilustrar otra despedida, la de
Abbado al frente de su orquesta. Por todo lo antes dicho, y a pesar de los
posibles reparos apuntados, estamos ante un disco que bien merece la
recomendación. La sinfonía se presenta en un solo CD, que dura 81
minutos, aunque 2 de ellos son de aplausos.
REFERENCIAS:
MAHLER: Sinfonía nº 9
Orquesta Filarmónica de Berlín
director: Claudio Abbado
DG 471 624-2