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A LA MAYOR GLORIA DE PLÁCIDO DOMINGO Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum. Anticipándose a la Navidad y pensando en un público amplio, el sello amarillo lanza un nuevo disco de Plácido Domingo titulado “Sacred Songs” que bien se podría haber comercializado como producto navideño. No sólo por el contenido -que incluye algunas de las típicas piezas de ese repertorio- sino por la participación de una cantante no procedente de la esfera clásica, en este caso la noruega Sissel, al estilo de los varios conciertos navideños celebrados en Viena y retransmitidos por TV a medio mundo en los que Domingo participa habitualmente. Domingo ha cantado prácticamente de todo: ópera, zarzuela, tangos, rancheras, boleros y ha acompañado a estrellas como John Denver o Diana Ross por lo que no debe sorprender este trabajo junto a la cantante noruega Sissel, algo sosa (todo hay que decirlo) y que en realidad sólo participa en dos canciones. El disco incluye un total de dieciséis piezas, muchas de ellas tradicionalmente asignadas a una voz femenina. El programa es mayormente clásico aunque hay espacio para composiciones algo alejadas de ese ámbito. Entre las menos recomendables están el Ave Maria del hijo de Domingo y la Plegaria de Álvarez, ambas de escaso interés. El acompañamiento orquestal bajo la dirección del maestro Viotti resulta a veces algo almibarado y se mantiene casi siempre en un segundo plano. A pesar de que las notas publicitarias afirman lo contrario, Domingo ya había grabado con anterioridad un disco parecido a éste. En 1979 y para la RCA, el tenor español protagonizó un álbum titulado “Ave Maria” acompañado por la Sinfónica de Viena y los Niños Cantores de Viena con algunas de las obras que ahora aparecen de nuevo aquí. El
disco arranca con el Ave Maria
de Mascagni que no es sino el famoso “Intermezzo” de Cavalleria Rusticana con texto de Domenico Capellina. Domingo se une
a Sissel bajo esta conocida música marcándose un dúo en el que el tenor
demuestra seguir siendo el gran cantante de siempre con un delicado final
a media voz. Seguidamente podemos disfrutar de Kyrie, composición del productor y compositor Paolo Rustichelli que
es más interesante de lo que prometen título y autor. El tenor muestra
su lado más heroico y un registro agudo aún desafiante en esta obra que
incluye piano eléctrico, sintetizadores y un solo de guitarra a lo Carlos
Santana. No
podían faltar el Panis Angelicus
de Franck, ni el Ave Maria de
Gounod bien servidos por tenor y director. La primera sorpresa llega con
una obra de Schubert cantada en italiano y titulada Mille
cherubini in coro, título espantoso para lo que resulta ser el
conocido Wiegenlied D 483,
generalmente interpretado por soprano, y del cual la historia del disco
nos ha dejado grandes versiones como las de Schumann, Seefried o Ameling.
Poco se parece esto a la bellísima canción de cuna de Schubert, no sólo
por el cambio de idioma -del alemán al italiano- sino por lo dulzona y
relamida que resulta en esta versión. Tras
un interesante “Sanctus” procedente de la Missa
Solemnis de Gounod con un coro excelente llega otra sorpresa: el Bist
du bei mir, sencilla y breve canción recogida en el Pequeño
Libro de Ana Magdalena Bach y atribuida a Bach (arreglada aquí por
Robert Sadin). Segunda ocasión para escuchar la monótona voz de Sissel.
Domingo, por su parte, se muestra seguro, tierno y claro en la dicción. Handel
ocupa nuestra atención con su famoso “Ombra mai fu”, conocido
popularmente por el “Largo de Xerxes”, que Domingo ha cantado ya en
varias ocasiones. El acompañamiento orquestal provocará la estampida de
los puristas pero Domingo muestra un bello fraseo y hace una lectura
templada aunque fuera de estilo. El “Domine Deus” de la Petite
Messe Solennelle de Rossini aporta el toque de exaltación y júbilo
al disco (junto a la menos interesante Climb
Ev’ry Mountain de Richard Rodgers). Aunque fue compuesto
originalmente para tenor y piano, aquí lo escuchamos con orquesta.
Domingo, algo justo por arriba, canta con valentía y estilo.
Extraordinaria es la versión de la canción Repentir
de Gounod, probablemente lo mejor del disco, en la que Domingo muestra su
potente y matizado instrumento en una lectura cálida bien apoyada por la
aquí inspirada batuta de Viotti. Es
conocido el interés de nuestro tenor por Wagner, compositor que ha
cantado en directo y del que ha grabado óperas y recitales. No ha perdido
la oportunidad de introducir algo de Wagner aunque no encaje ni con el título
(y espíritu) del disco, ni con su cuerda. Para este recital ha elegido el
primero de los Wesendonck Lieder.
Es curioso lo poco aclimatado que suena Domingo aquí y el escaso
entusiasmo que pone en ese momento mágico cuando la voz resplandeciente
ha de ascender al agudo. Ni el tempo -algo apresurado- es el adecuado, ni
Domingo se encuentra cómodo. El disco se cierra con la Preghiera
de Tosti en la que Domingo suena mucho más centrado, ligeramente escorado
hacia el verismo, lo cual no le sienta nada mal a la canción. En
definitiva, un disco en general agradable, para escuchar en familia, con
los elementos necesarios para gustar a los más fieles seguidores de
nuestro tenor y despertar interés en un público amplio pero irregular y
poco convincente para el aficionado más exigente. P. Mascagni:
Ave Maria P. Rustichelli: Kyrie C. Franck: Panis Angelicus J. S. Bach/Ch. Gounod: Ave Maria F. Schubert: Mille cherubini in coro Ch. Gounod: Sanctus;Repentir G. H. Stölzel (attr. Bach): Bist du bei mir G. F. Handel: Ombra mai fu (Xerxes) F. M. Alvarez: Plegaria G. Rossini: Domine Deus (Petite Messe Solennelle) R. Rodgers: Climb ev'ry Mountain P. Domingo Jr.: Ave Maria R. Wagner: Der Engel (Wesendonck-Lied Nº1) F. Mendelssohn: If with all your Hearts (Elijah) F. P. Tosti: Preghiera Sacred Songs: obras de Mascagni, Franck, Schubert, Gounod, Rossini,
Wagner, etc. Plácido
Domingo & Sissel. Coro y Orquesta Sinfónica de Milán “Giuseppe
Verdi”. Marcello Viotti, director. DG
471 575-2. |