Revista mensual de publicación en Internet
Número 33º - Octubre de 2.002


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LA PEQUEÑA FLAUTA MÁGICA

 

Jerez, Teatro Villamarta. 20 de octubre. La pequeña Flauta Mágica, sobre la obra de W. A. Mozart. E. Martínez Castignani, H. Pardell, M. L. Martínez, R. Nabal, R. Benito, R. Torino, cantantes. M. Ruiz, piano; P. Mazo, flauta. J. Menor, dirección y adaptación musical. J. Guillén, escenografía, vestuario y artefactos. J. Font, dirección de escena. 

Por Fernando López Vargas-Machuca. Lee su curriculum.

La excelente producción que de la última ópera de Mozart Els Comediants realizaran para el Gran Teatro del Liceu, de la que ya se ha hablado en esta revista en varias ocasiones, tiene una hermana menor de gira por tierras españolas: La pequeña Flauta Mágica. Se trata de un espectáculo pensado para niños, de breve duración (algo más de una hora) y traducido por completo al castellano.

Las exigencias escénicas se reducen al mínimo: un pequeño decorado único, con algunos elementos en la misma línea que su hermana mayor, en el que se destaca una pantalla al fondo en la que se proyectan imágenes de video. Ni que decir tiene que lo más atractivo sigue siendo el conjunto de figurines diseñados por Joan Guillén, muy atractivos para los niños. El ritmo narrativo es ágil y sigue las pautas de la producción original. Musicalmente todo se reduce a un solvente equipo de seis cantantes-actores, más un par de figurantes, y tan sólo dos instrumentistas, flauta y piano, que se encargan al mismo tiempo de reproducir algunos efectos sonoros para dar mayor brillantez a la acción.

El argumento, harto simplificado -desaparecen personajes como las tres damas y el Orador- pero muy respetuoso con el original mozartiano, encuentra narrador de excepción en la figura de Papageno, sin duda la más atractiva para el público a quien el espectáculo se halla destinado. Por fortuna, este personaje cuenta con el mejor de los cantantes-actores del conjunto, Enric Martínez Castignani, lo que beneficia sobremanera el resultado final. El resto, bastante discretito -menos que eso en el caso de Monostatos-, pero aceptable en un espectáculo de estas características.

Sólo un reparo, eso sí, importante: a ninguno se le entendían bien los textos cantados, lo que hace bastante difícil a los pequeños seguir la acción. Por lo demás, un espectáculo muy atractivo visualmente, bien trabado en lo escénico y correcto en lo musical, que sin duda cumple su loable propósito: acercar a los más pequeños al mundo de la ópera. Muy recomendable.