Revista mensual de publicación en Internet
Número 33º - Octubre de 2.002


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DIVORCIO IRREVERSIBLE

LA SINFÓNICA DE SEVILLA TRAICIONA A SU PÚBLICO

 

Por Fernando López Vargas-Machuca. Lee su curriculum.

Ha resultado traumático para muchos melómanos andaluces descubrir la verdad de nuestro idilio con la Sinfónica de Sevilla. Con ella -la primera de las grandes orquestas que se crearon en Andalucía a lo largo de la pasada década- nos abrimos al fascinante mundo de la música en directo. En sus conciertos de abono y en sus actuaciones en el foso hemos vivido muchos de los grandes momentos de nuestra experiencia musical. Siempre hemos estado junto a ella, amándola incluso en los momentos más difíciles. Y ahora nos llevamos la desagradable sorpresa de que no sólo le importamos un pimiento, sino que además es soberbia, pesetera e irresponsable.

Los profesores de la orquesta, ejerciendo de manera abusiva su legítimo derecho a la huelga, han atentado gravemente contra un bien cultural tan importante para Andalucía como es el Teatro de la Maestranza. Nos referimos a su boicoteo del Otello dirigido por el maestro Jesús López Cobos que se venía preparando desde hacía tres años. Tras esperar pacientemente un entendimiento entre las dos partes implicadas, y maniatado por un contrato que le impide recurrir a la contratación de otra orquesta -había dos dispuestas a acudir-, el teatro cambió las fechas de las funciones. La argucia no sirvió de nada: los músicos hicieron lo mismo con su convocatoria.

Al final los huelguistas no se salieron con la suya y el estreno, el viernes 26 de octubre, se pudo llevar a cabo: recurriendo a la solución del piano amplificado -formidable la labor del maestro repetidor Leonardo Catalanotto-, pudimos disfrutar del soberbio Yago de Carlos Álvarez y de la notable Desdemona de Hasmik Papian. Por medio quedaron lágrimas, sudores y una terrible tensión emocional de solistas, miembros del coro, organizadores y de cuantos trabajadores estaban implicados en esta producción. Y, por descontado, la irritación de un público que ya jamás volverá a ver con los mismos ojos a los profesores de la orquesta. Ha sido un divorcio innecesario e irreversible.

El lector ya habrá tenido información, a través de la prensa diaria, sobre las reivindicaciones laborales de la ROSS. Éstas se centran en una subida salarial pareja a la de los funcionarios de la Junta de Andalucía y en la disminución y concentración de las horas de ensayo impuestas por el riguroso -acertadamente riguroso- maestro Alain Lombard. Ni que decir tiene que en el fondo subyacen otras cuestiones, entre ellas el deseo -vox populi- de poseer horas libres para realizar otras actividades laborales, el rechazo "clasista" a convertirse en la orquesta de foso del Maestranza -olvidando, tan finos ellos, la naturaleza de la mismísima Filarmónica de Viena-, y el temor a que en un futuro más o menos lejano se realice una reestructuración de la plantilla.

En el desarrollo del conflicto entre patronal y sindicatos también han existido fuerzas ocultas, incluyendo cuestiones políticas y rivalidades personales. No podemos, en este sentido, achacar el fracaso de las negociaciones a una persona en concreto; son varias a las que habría que responsabilizar, entre ellas a la económicamente poco comprometida Presidenta del Consejo de Administración Elena Angulo, al distante Gerente de la Orquesta Francisco Senra -que anunció hace pocas semanas su próxima dimisión- y, muy especialmente, al obstinado líder sindical Jorge Temes, que ha animado a sus compañeros a culminar la huelga por tan sólo -según informa la prensa local- una hora laboral a la semana y seis décimas de subida salarial.

Lo que sí está claro es que el responsable último del atentado artístico cometido es el conjunto de profesores de la ROSS, salvando a los veintiocho que finalmente hicieron acto de presencia en Otello. Estas reivindicaciones no justifican una medida tan extrema como es una huelga. ¿Es realmente precaria la situación laboral de estos señores? De momento no parece. ¿Sus problemas económicos se diferencian del de la mayoría de los españoles, es decir, esa subida del IPC que cada día nos empobrece más? Tampoco. Hay una evidente desproporción entre el qué se pide y el cómo se pide.

Pero lo que nos parece más censurable por parte de estos señores es que hayan utilizado como plataforma de protesta una representación lírica que no organiza su propia patronal, sino un organismo ajeno como es el Teatro de la Maestranza, gran perjudicado de todos estos acontecimientos junto con los cientos de aficionados que habían comprado su entrada. Obviamente, si se hubieran decidido a hacer huelga en uno de sus conciertos de abono, nadie les hubiera prestado tanta atención. No deja de recordar este caso -salvando las importantes distancias económicas- al de los controladores aéreos de Iberia, esos que, siendo conscientes de ser imprescindibles, chantajean a la sociedad (hablamos de empresas estatales, es decir, pagadas por todos) para obtener concesiones.

Varias fuentes han sugerido que las fuerzas sindicales han escamoteado información de última hora sobre las ofertas de la patronal a sus compañeros. No podemos aquí afirmarlo ni desmentirlo. Sea como fuere, son los profesores de la ROSS quienes, consciente o inconscientemente, han hecho un daño irrecuperable a la cultura musical en Sevilla. Y también a ellos mismos, pues no sólo el público está planeando regalarles una sonora pitada en su próxima actuación, sino que -quien esto suscribe es testigo- hay quienes se encuentran apuntando en una misma dirección: la posibilidad de disolver la actual plantilla y empezar de cero. El presupuesto en ellos invertido se podría redistribuir en otras fórmulas.

Claro que no parece que sea necesario llegar a tanto; en tal caso también habría que sustituir a nuestra autoridades político-culturales por otras más comprometidas. Quizá por ahora baste con la solución que ha propuesto el alcalde: acelerar el proceso de fusión entre ROSS y Maestranza. Sí, posiblemente sea en este momento José Luis Castro la persona más indicada para que, en amistosa y fructífera coordinación con el director musical Alain Lombard -maestro con dilatada experiencia en los escenarios operísticos-, reconduzca los pasos de esta formación integrada por músicos en su mayor parte de excelente calidad, pero tan irresponsables que caminan hacia su autodestrucción. Si a algunos profesores no les hace gracia la idea de su integración en el otro gran centro musical sevillano, son muy libres de marcharse. Dadas las circunstancias, tal vez ni les echemos de menos.

Nota: Pincha aquí para acceder a la Crítica de la representación final de Otello.