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GURRELIEDERPor Fernando López Vargas-Machuca.
Valencia. Palau de la Música. 29 de mayo. Schönberg: Gurrelieder. Jon Fredric West (Waldemar), Jane Irwin (paloma del bosque), Anja Harteros (Tove), David Kuebler (Klaus, el bufón), Jürgen Freier (campesino), Roland Herrmann (narrador). Cor de la Generalitat Valenciana. Orquesta de Valencia. Walter Weller, director. Hay veladas que se disfrutan mucho más por la oportunidad de escuchar en directo obras infrecuentes en la sala de conciertos que por los resultados interpretativos propiamente dichos. Fue una verdadera gozada presenciar en vivo una ejecución de los Gurrelieder de Schönberg, obra maestra cuya extraordinaria belleza sigue permaneciendo desconocida para ese amplio segmento de público que huye como alma que lleva el diablo ante el nombre de su autor: de hecho, quedaron más huecos de lo deseable en el Palau de la Música de Valencia el pasado 29 de mayo. En todo caso, el entusiasmo del respetable fue bastante grande al finalizar la velada. De Walter Weller el autor de estas líneas sólo conoce su discreta integral de las sinfonías de Prokofiev. Sus virtudes tendrá el maestro, porque sus apariciones en España son numerosas. En todo caso, en estos Gurrelieder se mostró como un profesional solvente pero de irregular inspiración: optando por una línea impresionista en la primera mitad de la obra y más tardorromántica que expresionista en la segunda, el director vienés sostuvo bien la tensión a lo largo de la hora y tres cuartos de música, e hizo sonar a la inmensa formación orquestal (la de Valencia, reforzada por la Orquesta Sinfónica del Mediterráneo) de manera muy satisfactoria. Por desgracia, se dejó llevar por la dulzonería en la primera parte y por el efectismo y el trazo grueso en la segunda, en todo caso abordada con gran entusiasmo. Tampoco su sentido del color anda muy desarrollado. Y no logró un buen equilibrio con las voces solistas, aunque este punto resulta bien difícil hasta para la batuta más experimentada, dadas las ingentes fuerzas orquestales y corales congregadas. Anunciaba la megafonía que el tenor Jon Fredric West se encontraba indispuesto. Cierto: en la primera mitad de la velada no estuvo nada bien. Su voz se mostró envejecida y plagada de desigualdades, e incluso tuvo serios problemas para hacerse oír. Contra todo pronóstico, mejoró sensiblemente en la segunda (y eso que en ella tiene que luchar contra una plantilla descomunal) para ofrecer una encarnación de Waldemar en la línea de su conocido Tristán en DVD con Mehta y la Meier, es decir, muy correcto en el estilo y convincente en lo aspectos más rebeldes y desesperados del personaje. Pasó sin pena ni gloria Anja Harteros como Tove, no logrando proyectar su voz de manera satisfactoria, mientras que Jane Irwin se mostró sensible en su breve pero decisiva intervención como la paloma del bosque, uno de los momentos más estremecedores de la partitura. En la segunda mitad de la página, en la que su autor se muestra más decididamente expresionista y visionario, se contó con un narrador aceptable, Roland Herrmann, y con dos voces desiguales: correcto sin más el bajo Jürgen Freier y francamente bien David Kuebler (recordado en DVD como Almaviva con la Bartoli y como Alwa en la Lulu de la Schafer) encarnando con adecuado histrionismo al bufón Klaus. Muy buena la labor del coro. En todo caso, y a pesar de los referidos desequilibrios canoros y de las desigualdades de la batuta, se disfrutó muchísimo del concierto. Y toda una victoria para los programadores por haber incluido esta partitura cuyas maravillas esperemos no pasen desapercibidas para el público madrileño cuando Josep Pons abra con ella la próxima temporada de la ONE.
Web del Palau de la Música de Valencia: http://www.palaudevalencia.com/
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