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CANCIONERO DE PALACIO
Por
Ignacio Deleyto Alcalá.
Lee su
Curriculum.
Alojado en la
Biblioteca del Palacio Real de Madrid, el Cancionero de Palacio
(1474-1516) reúne más de cuatrocientas composiciones de diversos autores
amén de un buen número de otros innominados. Juan de la Encina
(1468-c.1529) –poeta, dramaturgo y músico salmantino- destaca por encima
de los demás con unas sesenta obras. El Cancionero de Palacio
constituye una antología de la canción polifónica que se pudo escuchar
durante el reinado de los Reyes Católicos*. De hecho, la corte de Isabel y
Fernando se convirtió en centro de la actividad musical y atrajo a muchos
instrumentistas y compositores en su mayoría españoles. No hay que pensar
por ello que estas canciones se escuchaban exclusivamente en la corte.
Diversidad de escenarios e instrumentación, según disponibilidad y
contexto, estaban probablemente a la orden del día.
Recopilado durante
al menos un periodo de cuarenta años, evidencia cambios en estilo y forma
y acoge gran cantidad de temas (histórico-político, caballeresco, amoroso,
religioso, etc) así como diversas formas musicales desde elaboradas piezas
hasta sencillas composiciones de marcado carácter popular. (Sólo hay una
pieza instrumental atribuida a Francisco de La Torre). Aunque la mayoría
de las canciones están en castellano también encontramos algunas en
francés o portugués y lo que es más gracioso, otras que mezclan idiomas
como el estrambote “Fata la parte” sobre la infidelidad de una esposa
combina un texto en italiano con algunas palabras en castellano. Sin
abandonar la época, aunque algo anterior, encontramos el Cancionero de
la Colombina (1451-1506) llamado así por Fernando Colón, hijo
ilegítimo del descubridor español.
No faltan las grabaciones dedicadas al Cancionero de Palacio o a
selecciones de la época. Desde las pioneras -y hoy envejecidas- versiones
de Musica Reservata (Philips, 1968) seguidas por las amplias antologías de
Jordi Savall y Hespèrion XX (EMI, 1976-83) hasta otras más cercanas en el
tiempo a cargo de Philpot/Wilson (Hyperion, 1991), Philip Pickett
(L’Oiseau, 1992), varias del propio Savall (Astrée, 1992), La Romanesca
(Glossa, 1995) o el Ensemble Gilles Binchois (Virgin, 2000), la variedad
de enfoques y la disparidad de criterios interpretativos no han hecho sino
enriquecer nuestra visión de algunas de las obras más importantes de la
época.
La nueva grabación parece tener como base e inspiración el espectáculo
“Cancionero de Palacio” estrenado en el Festival de Peralada el pasado
verano bajo la dirección escénica de Alex Rigola (Teatre Lliure) y la
musical de Carles Magraner**. Motivados también por la conmemoración este
año de la muerte de la Reina Isabel (“mujer temida y amada”) acaecida en
noviembre de 1504, la Capella de Ministrers nos presenta ahora en disco su
selección particular del Cancionero de Palacio con un inequívoco
protagonismo de Juan de la Encina que acapara once de las diecinueve
piezas que lo conforman.
La primera cosa que llama la atención en esta grabación es la deliberada
visualidad que Magraner imprime a algunas de estas canciones y esa
aparente necesidad de rodear a la melodía de una escenificación musical
que la vista y adorne. Muchas de las canciones son sencillas y directas y
así, pensamos, debe ser su tratamiento. Texto y melodía se bastan para
transmitir un estado de ánimo o contar una historia. Magraner, sin
embargo, favorece largas introducciones y un acompañamiento instrumental
en exceso recargado. “Si d’amor penas sentís”, canción de una sencillez
manifiesta, se resiente de este churrigueresco proceso. La canción habla
de resignación y tristeza y éstas como mejor se transmiten, en nuestra
opinión, es mediante la simple compañía de una vihuela sin necesidad de
cambiar de instrumentación en cada estrofa. A pesar de que Pilar Esteban
sea mejor cantante que, por ejemplo, Montserrat Figueras (EMI, 1976), el
sentido y fluido acompañamiento de Hopkinson Smith sienta a esta canción
mucho mejor que la complejidad instrumental propuesta aquí.
Lo mismo se podría
decir de la encantadora “Al alva venid, buen amigo”, otra de esas joyas
musicales del Cancionero, que sufre nuevamente de una excesiva
dramatización (pajarillos y percusión incluidos). A lo largo del disco se
echa en falta una mayor naturalidad o espontaneidad en el enfoque
especialmente aparente en la primera parte del programa. Todo sea dicho:
también hay lugar para interpretaciones equilibradas y con lo
estrictamente necesario como en “Ay, que non se remediarme” de Juan de
León.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, Magraner es especialista en
crear atmósferas a través del uso de voces e instrumentos en particular.
Con buen criterio tenemos reminiscencias de lo judío y árabe pero esta vez
tales atmósferas parecen demasiado cargantes como también ocurre con
algunos de los tempi adoptados, por ejemplo, en el comienzo de “Ay triste,
que vengo”. En general, uno se queda con la sensación de que tanta
sofisticación y aparato se aleja bastante del Cancionero de Palacio
y su contexto y nos acercan demasiado al nuestro.
Dicho esto no podemos dejar de alabar el esfuerzo creativo de Magraner que
no se contenta con hacer lo que otros han hecho antes. Magraner demuestra
su conocimiento del Cancionero en la selección hecha así como en la
forma de agrupar las canciones. En esta línea es muy interesante la
trabazón realizada en las dos últimas composiciones. También sabe combinar
músicas frecuentemente grabadas con otras menos conocidas pero igual de
bellas y dotar a estas partituras de un carácter improvisatorio nada
desdeñable aunque quizás excesivo. El director valenciano tiene a su
disposición unos cantantes de primera fila como Pilar Esteban, de bella
voz, naturalidad y riqueza expresiva o el siempre gratificante Josep
Hernández, un cantante que no necesita de escenificaciones musicales para
transportar al oyente a otro mundo como hace en el famoso “Ay triste, que
vengo”.
Aunque individualmente algunas versiones sean excelentes (“Fata la parte”,
“Dindirín”, “Rodrigo Martínez”, etc) en conjunto no podemos recomendar
este disco a quienes busquen una primera selección del Cancionero.
Éstos deberán acudir primero a las varias versiones de Jordi Savall y su
Hespèrion XX. La lectura de la Capella de Ministrers tendrá su lugar, sin
embargo, en aquellas discotecas bien provistas ya de músicas del
Cancionero u otras de la época.
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* Tess Knighton firma uno de los mejores estudios musicales de la época:
Música y músicos en la corte de Fernando el Católico, 1474-1516
(Zaragoza, 2001). Vid.
aquí.
**A continuación una
sucinta explicación que puede situar al lector en el contexto de esta
versión: El proyecto pretende transportar al público al cambio de siglo XV
al XVI, desde una visión actualizada. Por ello, la acción se desarrolla
dentro de un hospital psiquiátrico. Todos los intérpretes forman parte del
hospital, unos como profesionales sanitarios y otros como residentes, cuya
dolencia radica en creer que viven en el 1500, incluso llegan a
identificarse con personalidades de la época como Cristóbal Colón.
“Personajes únicos, locos únicos cantando canciones únicas acompañadas por
el Dr. Magraner y su equipo médico habitual a base de una terapia tonal
capaz de motivar a cualquier trovador que se tercie. Bienvenidos al
Cancionero de Palacio” (Álex Rigola).
Contenido del disco:
1. Si amor pone las
escalas (Juan del Encina)
2. Al alva venid, buen amigo (anónimo)
3. Ay triste, que vengo (Juan del Encina)
4. Amor con fortuna (Juan del Encina)
5. Fata la parte (Juan del Encina)
6. Los sospiros no sosiegan (Juan del Encina)
7. Pedro, i bien te quiero (Juan del Encina)
8. Ay, que non se remediarme (Juan de León)
9. Daca, bailemos, carillo (Juan del Encina)
10. Qu´es de ti, desconsolado (Juan del Encina)
11. Si habrá en este baldrés (Juan del Encina)
12. Si d´amor pena sentís (anónimo)
13. La bella malmaridada (Gabriel Mena)
14. Callen todas las galanas (Pedro de Lagarto)
15. Señora de hermosura (Juan del Encina)
16. Dindirín (anónimo)
17. Rodrigo Martínez (anónimo)
18. Tir´allá, que non quiero (Alonso)
19. Oy comamos y bebamos (Juan del Encina)
REFERENCIAS:
CANCIONERO DE
PALACIO: Música en la corte de Isabel la Católica. Pilar Esteban,
mezzosoprano. Josep Hernández, contratenor. Josep Benet, tenor. Pedro
Castro, tenor. José Antonio López, barítono. Capella de Ministrers. Carles
Magraner, director. LICANUS CDM 0409.
Distribuidor en
España: DIVERDI
E-mail: diverdi@diverdi.com
Página web: www.diverdi.com
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