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VILLANCICOS Y DANZAS CRIOLLASPor Fernando López Vargas-Machuca.
La dilatada discografía de Jordi Savall, primero en EMI/Virgin, más tarde en Auvidis/Astrée/Naïve y últimamente en su propio sello Alia Vox, se extiende desde la monodia medieval hasta Mozart y Beethoven, alcanzando unas extraordinarias cotas de calidad interpretativa en casi todo momento (hay excepciones: olvidables versiones del Réquiem y la Sinfonía Heroica de los dos compositores citados, por ejemplo). Pero no se había acercado aún a la música de la América colonial, cosa extraña dado el apego que el de Igualada siente hacia todo aquél repertorio más o menos lejano en el tiempo en el que se encuentran civilizaciones opuestas y/o en el que confluyen lo culto y lo popular. Repertorios que, amén de hablarnos de los beneficiosos efectos que la convivencia entre culturas diferentes ha tenido siempre en la esfera artística, permite desplegar con brillantez la singular creatividad de los portentosos instrumentistas que conforman Hespèrion XXI. En este disco, grabado con fabulosa toma sonora en las navidades de 2001, 2002 y 2003 en la habitual colegiata románica del castillo de Cardona, nos encontramos con una formación instrumental y vocal bastante más nutrida que en concierto (lógico: reunir a tanto músico de primera fila sale muy caro), lo que redunda en la espectacularidad del resultado. Así, las piezas puramente hispanas incluidas para la ocasión resultan particularmente vistosas y arrebatadoras, más incluso que en sus propias grabaciones anteriores, como pueden ser esos dos auténticos caballos de batalla de Savall & Cía. que son la Chacona a la vida bona -una de sus propinas preferidas en concierto- o Di Perra Mora. Las páginas coloniales, fundamentalmente villancicos y danzas, no permiten menor derroche de fantasía. Así, al igual que la letra manifiesta un sorprendente mestizaje entre el léxico castellano, el precolombino y el africano, la propia música se presta a ser recreada desplegando una tímbrica de singular riqueza y acentuando el exotismo de la componente rítmica, para lo cual se cuenta con la inigualable colaboración del genial Pedro Estevan, quien como siempre consigue la cuadratura del círculo en lo que a percusión se refiere: hacer toda una exhibición de virtuosismo e imaginación sin jamás centrar la atención sobre sí mismo. ¿Algún reparo? Como suele ocurrir en Savall, las voces de La Capella Reial de Catalunya -todo lo comunicativas y "mediterráneas" que se quiera- dejan un tanto que desear. En general, por la descuidada dicción de la mayoría de los cantantes. Y en particular, por la línea de canto de una Montserrat Figueras cada día más afectada y narcisista, contagiando incluso a su joven colega Adriana Fernández; no tanto a la más veterana Maite Arruabarrena, cuya voz -dicho sea de paso- se va metalizando con el tiempo. Más convincentes los varones, entre ellos el aplaudido contratenor Carlos Mena. Sea como fuere, la fantasía para ornamentar del corneto de Jean-Pierre Canihac, la sensibilidad al arpa de Arianna Savall, el irresistible vigor rítmico de Pedro Estevan y la comunicatividad a la viola da gamba del propio Savall, por sólo citar algunos nombres de este soberbio grupo de instrumentistas que hacen un auténtico alarde de espontaneidad, imaginación y verdadero trabajo de equipo, terminan ganando la partida en un disco tan bello como espectacular. Absolutamente recomendable.
REFERENCIAS Villancicos y danzas criollas:
De la Iberia
antigua al Nuevo Mundo (1550-1750)
Distribuidor en España: DIVERDI
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