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De la gota al chorro
Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. El compositor, la cantant, el cuiner y la pecadora (El compositor, la cantante, el cocinero y la pecadora) de Carles Santos. Música de Carles Santos y Gioacchino Rossinio. Intérpretes: Carles Santos (piano), Claudia Schneider (mezo-soprano), Antoni Comas (tenor), Alina Zaplatina (soprano), Toni Jodar (actor/bailarín), José Pedro García (actor/bailarín). Companya Carles Santos. Dirección artística: Carles Santos y Mariaelena Roqué. Festival de Otoño. Teatro de la Abadía de Madrid, del 14 al 17 de octubre. Carles Santos es una personalidad arrolladora en el panorama de nuestro teatro musical. Sus claves se repiten en sus espectáculos tanto como su nombre en el programa de mano en el desempeño de variadas funciones como pianista, intérprete, compositor, director artístico... Su universo entronca con las vanguardias históricas de las entreguerras del pasado siglo, pero sigue interesando y sorprendiendo al público. Más allá de la provocación como lugar común y conocido, las obras de Carles Santos están repletas de una desbordante fantasía audio-visual, donde la fusión entre lenguajes produce magníficos resultados. Hay en ellos una personalísima poesía repleta de vida escénica. En este espectáculo impera la plástica sobre la música, que está parcialmente grabada y que en directo no sonó demasiado bien. Pero eso es un detalle intrascendente en el orden de prioridades creativas de este genio, donde todo está al servicio de sus poderosas imágenes, de sus sueños y pesadillas. Una escena fantástica fue la aparición de un conjunto de calderos a los sones del canto fúnebre que Rossini dedicó a Meyerbeer. Otra, las variaciones tocadas en el piano mientras éste se orinaba, cual gran rumiante, sobre una cabeza hueca de Beethoven. Pero todo esto hay que verlo para captar la profundidad de su chabacanería y de su fuerza. El espectáculo era un supuesto homenaje a Rossini, entretejido con gotas, chorros y chorrillos que evocaban diversos humores y secreciones. Hubo una secuencia acuático-cinematográfica de Pere Portabella excelentemente integrada en un momento del espectáculo. Los tres cantantes se entregaron plenamente a las exigencias del guión trascendiendo con mucho lo que se suele esperar de unos cantantes líricos. Carles Santos apareció, llevado y traído en carra, aporreado su piano. Mariaela Roqué, que colabora habitualmente con Carles Santos, aportó sus personales elementos escenográficos, de vestuario y caracterización, perfectamente adecuados, como siempre, al lenguaje desbordante y paroxístico de Carles Santos. Todo ello resaltado por la cuidada iluminación de Luis Martí. El resultado fue un espectáculo excelente, un goteo y un chorro de arte y de placer.
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