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Número 58º - Noviembre 2.004


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UN ANILLO PARA CREAR AFICIÓN 

Sevilla, Teatro de la Maestranza. XVIII Encuentro Internacional de Música de Cine. 6 de noviembre de 2004. Shore: Sinfonía El Señor de los Anillos. Seis Movimientos para orquesta y coro. Sissel, voz. Coro de Ópera Cajasur. Coro de voces "El Mesías". Escolanía de Los Palacios. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Howard Shore, director. 

Por Fernando López Vargas-Machuca.

El título de este artículo no hace referencia, lógicamente, a la magna Tetralogía wagneriana. Zamparse catorce horas de drama musical no parece, por muy excelsas que éstas sean, la mejor manera de fomentar la afición entre quienes rara vez se acercan a una sala de conciertos. Pero sí que lo es, con sus evidentes limitaciones, la sinfonía construida por el famoso director de orquesta John Mauceri y por el compositor canadiense Howard Shore a partir de de la oscarizada partitura que este último compusiera para la trilogía fílmica de Peter Jackson. El Teatro de la Maestranza fue abarrotado por multitud de fans de semejante fenómeno mediático; jóvenes que rara vez han asistido a un concierto, y que quedarían impresionados al escuchar a toda una orquesta sinfónica con tres coros interpretando una música tan vistosa como de fácil asimilación. Con que una pequeña parte de ellos comience a interesarse por el repertorio clásico, está más que justificada no ya la presentación de esta obra en Sevilla, sino también la propia celebración de estos Encuentros Internacionales de Música de Cine que han llegado así a su decimoctava edición: como decía nuestro director Daniel Mateos en su artículo del número de septiembre, si queremos que nuestras orquestas sobrevivan es necesario buscar nuevas fórmulas y nuevos públicos. He aquí una posible manera de hacerlo.

Oficialmente la partitura ofrecida es una Sinfonía en seis movimientos. Sin embargo, se trata más bien de una yuxtaposición de diferentes fragmentos del "score" original, respetando incluso el orden cronológico de los mismos. Es decir, que antes que atender a la unidad orgánica de la obra en su conjunto, lo que se ha buscado es recrear musicalmente el hilo argumental de la historia, correspondiendo así a cada una de las películas dos movimientos de veinte minutos cada uno. Dos horas de música en total, extraídas de un total de doce escritas para las imágenes. El que durante todo el concierto se fueran proyectando sobre el escenario los bellísimos diseños de Dave Frankel, Alan Lee y John Howe preparados para las tres cintas, permitiéndonos así conocer a qué secuencia correspondía la música que escuchábamos en cada momento, no hacía sino reafirmar las intenciones más "fílmicas" que puramente musicales del compositor.

La mayor virtud de la partitura de Howard Shore es seguramente su renuncia a la brillantez épica y a la efusión melódica -aunque haya melodías hermosas- para decantarse por una atmósfera gótica y siniestra, cargada de malos presagios, cuyas tonalidades terrosas en armonía y orquestación -aparentemente simple, pero con indudable personalidad- le otorgan un gran atractivo. Pero claro, también hay un punto débil que termina perjudicando seriamente el resultado: su decantación por una blandenguería y melifluidad de corte "New Age" para determinadas secuencias líricas y por el puro estruendo derivado de la acumulación de efectivos corales y percutivos en las escenas de batalla. Dicho de otra manera: esta música cae muy a menudo en la más efectista vulgaridad. Por ello la sinfonía termina haciéndose un poco farragosa y reiterativa. No hubiera estado mal recortarla un poco. Al menos la beneficiaría bastante en lo estético (seguramente no en lo comercial) prescindir de las dos canciones pop en ella incluidas con calzador.

La interpretación fue buena sin más. La Sinfónica de Sevilla se mostró muy disciplinada bajo la batuta solvente y atenta de Shore, aunque no sonara con la transparencia ni el equilibrio de planos sonoros que mostrara la semana anterior en Pelléas et Mélisande. La parte negativa estuvo en los dos coros congregados para la ocasión, mal empastados y con solistas de manifiesta mediocridad; mejor la escolanía, aunque el soprano solista tampoco estuvo, el pobre chaval, muy lucido que digamos. La cantante noruega Sissel acertó tanto en sus intervenciones de corte clásico (aunque no es la Renée Fleming del disco oficial) como en las de corte pop (aquí sí que no echamos de menos a Annie Lenox). Al final, entusiasmo desbordadísimo entre el respetable.

"Un Anillo para gobernarlos a todos", dice la trilogía literaria de Tolkien sobre la joya que es objeto de disputa a lo largo de sus páginas. Pues aquí hemos tenido un Anillo que, amén de prolongar la vida económicamente problemática y por ello meritoriamente longeva de los Encuentros, ha servido para acercar a muchos jóvenes al fascinante mundo sinfónico. Lo confieso: yo fui uno de ellos hace ya dieciséis años cuando marché a estudiar a Sevilla. Ahora las cosas han cambiado, pero debo muchísimo a los conciertos de música cinematográfica. He ahí quizá, al margen de los valores puramente musicales que se pongan de relieve, su más singular importancia. Un anillo para crear afición. En los tiempos que corren, eso es muchísimo.

 

Web del Maestranza: www.teatromaestranza.com

Web de Howard Shore: http://www.howardshore.com/

Web de Sissel: http://www.sissel.net/