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De fiesta con Berganza Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum.
Concierto de Santa Cecilia. Suite de “El caballero de la Rosa” de Richard Strauss, Seis canciones de Eduard Toldrá, Canciones antiguas españoles de Federico García Lorca, y Rapsodie espagnole de Maurice Ravel. Teresa Berganza, mezzosoprano. Orquesta Sinfónica de Madrid. Director: Jesús López Cobos. Teatro Real de Madrid, 18 de noviembre de 2004. Lo mejor de la afición y de la profesión se dio cita en el concierto extraordinario de Santa Cecilia convocado por la Orquesta Sinfónica de Madrid en el Teatro Real. Hubo tres atracciones de interés: la celebración del centenario de la orquesta, la participación de Teresa Berganza y la presidencia de los Príncipes de Asturias. El hecho de que una orquesta cumpla 100 años es algo que todos los melómanos celebran y que en este país nuestro, tan poco filarmónico (por lo menos hasta la llegada de las Autonomías), tiene aromas de milagro. La Orquesta Sinfónica de Madrid vive las incertidumbres que hoy aquejan a todas las orquesta en España y en el resto de mundo, pero ha encontrado su estabilidad y razón de ser como orquesta titular del Teatro Real de Madrid con el gran maestro Jesús López Cobos a su frente. La feliz ocasión permitió observar las mejores virtudes de esta importante agrupación, con un programa brillante, difícil y de circunstancias que puso en juego sus amplios efectivos. La orquesta centenaria arrancó cálidas y merecidos aplausos. La aparición de Teresa Berganza también fue recibida con una cerrada ovación y nuestra genial diva lució a sus setenta fecundos las cualidades de un arte que la han hecho famosa durante cincuenta años de carrera: la belleza de su voz, su dicción perfecta y la galanura de su interpretación. Escogió un programa de canciones españolas sencillas y repletas de hermosura: las Seis canciones de Eduard Toldrá con algunos arreglos de Orfila y Ros Marbá, y las más conocidas Seis canciones antiguas españolas de Federico García Lorca, presentadas en una sorprendente y divertida orquestación de Erik Frietag. Como propinas, Berganza añadió al programa una Cantiga de amigo de Antón García Abril, y La tarántula de La Tempranica, de Jerónimo Jiménez. El concierto fue una fiesta para todos los asistentes, a pesar de las inusuales e incómodas medidas de seguridad causadas por la presencia de los príncipes.
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