Actividades musicales en Educación Infantil
Bien
es sabido por todos que “la música es un lenguaje que desde los tiempos
más remotos ha servido al hombre para expresarse y comunicarse. Este
lenguaje universal, lleno de expresividad, sugerencia, y evocación es
eminentemente activo, globalizador e integrador. En el niño la música
ejerce un impacto tal que se convierte en fuente de energía, movimiento,
alegría y juego” (Bernal Vázquez, J. y Calvo Niño, Mª L. 2000.
Didáctica de la Música. Aljibe. Málaga).
Y somos nosotros, los
que rodeamos al niño, tanto la familia como los especialistas de Educación
Infantil los que debemos saber despertar su interés, su estímulo, su
curiosidad y la atención auditiva de éstos hacia el fenómeno sonoro;
debemos proponernos como meta sensibilizar su oído y prepararlo para la
comprensión y ejecución musical.
La música siempre ha
acompañado al hombre, reconociéndose su gran potencial psicofisiológico
desde las edades más tempranas. Si a esto le añadimos que esta edad
constituye uno de los periodos más fértiles y críticos en el desarrollo
intelectual y personal, los que estamos en contacto con la formación del
pequeño, necesitamos una fundamentación profunda de las actividades
musicales que se deben llevar a cabo para conseguir este propósito.
Algunos de los principios metodológicos de la Educación Musical en
infantil son los siguientes:
v
El entono sonoro como fuente principal de información. Hay
que partir de situaciones familiares próximas a la realidad del alumno.
v
Aprovechar la oferta musical de la sociedad, destacando el
folklore propio.
v
Relaciones con el resto de materias artísticas: La expresión
plástica y dramática nos ofrecen una gran cantidad de recursos que ayudan
a desarrollar una visión más completa de las manifestaciones sonoras.
v
El juego, como base del desarrollo de las actividades: El
tratamiento de la educación musical en esta etapa debe ser totalmente
lúdico, se debe potenciar el goce y el divertimento en la realización de
las actividades musicales.
v
El carácter cíclico de los contenidos. Se debe partir de
vivencias y conocimientos propios y de contenidos tratados con
anterioridad.
v
Desarrollo del “saber percibir” para “saber hacer” y “saber
analizar”: Este principio es la base del tratamiento metodológico y de la
realización de actividades musicales.
Podemos hacer uso de un extenso conjunto de actividades que sirvan para:
q
La discriminación auditiva, localizando los sonidos en el
espacio, y reconociendo el silencio e identificando los objetos sonoros.
q
El fomento del desarrollo del sentido rítmico.
q
La desinhibición en el uso de la expresión corporal.
q
...
En
esta línea algunas de las actividades que utilizamos en este cometido
son:
·
Realizar el ritmo con percusión instrumental: fuerte o
piano, rápido o lento.
·
Comparar los distintos sonidos producidos por el agua:
vertida con un jarro, echada con la regadera, y el chorro del grifo. Sobre
el mismo material, ¿cuál suena más fuerte?.
·
Decir nombres de flores y frutas dando una palmada a cada
sílaba.
·
Repetir un esquema rítmico, primero con palmadas y luego
con gestos.
·
Dividir a los niños en tres grupos. Un grupo sopla como el
viento; otro produce el sonido de gotas de lluvia al caer (chasqueando la
lengua contra la parte interna de los dientes superiores). El tercer grupo
marcará el mismo ritmo golpeando con un lápiz sobre la mesa.
·
Trabajar con distintos instrumentos musicales para ver sus
características.
·
Juego por parejas sentados o de pie, uno frente a otro, en
espejo, marcando pulsaciones con palmas.
·
Marcha al ritmo de la música, cambiando de sentido en el
cambio de frase.
·
Participar con alegría en los juegos, al ritmo de la canción
o de la música.
·
Caminar por toda la clase como si estuviéramos paseando por
el campo.
·
Instrumentalizar poesías.
·
Marchar siguiendo distintos ritmos.
·
Cantar canciones donde una frase se diga en voz alta y otra
interiormente.
·
Palmear palabras atendiendo a su sílaba.
·
Palmear las sílabas del nombre de cada niño.
·
Improvisar ritmos con distintos instrumentos.
·
Buscar y descubrir con la mirada el lugar de donde proviene
el sonido.
·
Buscar con los ojos cerrados de donde procede el sonido.
·
Cantar una canción mientras el maestro o un niño está de pie
y cuando se siente nos callamos.
·
Imitar sonidos de animales, objetos.
·
Cada niño tiene un objeto o instrumento distinto. El maestro
de espaldas a los niños hace sonar uno de ellos y el niño que lo tiene
igual, toca el suyo.
·
Todos los niños tienen los mismos objetos que el educador:
pandereta, maracas... Cuando el educador toca uno, todos los niños hacen
sonar el mismo objeto o instrumento.
·
Formar dos grupos de niños: un niño escoge la forma de hacer
determinados ruidos con las manos, los pies, la boca. El otro grupo lo
imita.
·
Reconocer diferentes ruidos que pueden hacer los mismos
niños: arrugar una hoja de papel, silbar, repiquetear con los dedos en el
cristal de la ventana, rasgar una tela.
·
Reconocer sonidos producidos por objetos cotidianos. Ej: el
ruido de una puerta el que se produce al ser arrastrada una silla...
·
Reconocer sonidos producidos por agentes naturales: canto de
un pájaro, ladrido de un perro, sonido del viento, de la lluvia...
·
Distinguir voces e instrumentos.
·
Aplicar ritmo a una adivinanza.
·
Improvisar una pequeña orquesta: con instrumentos naturales,
de percusión u objetos cotidianos; con papeles de distinta textura...
·
Juegos de las estatuas con música...
Estas
actividades, para que adquieran una lógica coherente, las podemos fundir
en canciones. Una canción que podemos trabajar es la siguiente: “En la
punta de un manzano”.
Ø
Para enseñar está canción a los niños habrá que hacerlo muy
despacio, es decir, ir frase por frase. De manera que iremos haciendo el
acento y el pulso de cada frase y hasta que no se aprenda no pasaremos a
la frase siguiente. Lo haremos dando palmadas con las manos, palmadas con
los pies, con los pies y el suelo, con las manos y los muslos, etc., ya
sean con las dos a la vez o bien alternándolos. Como ya hemos adquirido el
ritmo de la canción, ya podemos cantarla.
Ø
Podemos ahora dividir la clase en dos grupos: unos cantarán
la canción y otros la dramatizarán. La dramatización cada uno la realizará
como quiera y posteriormente inventaremos una coreografía para todos.
Después los niños se intercambiarán los papeles.
Ø
La coreografía podría ser:
-
Cuando se diga “pajarito” hay que agitar los brazos como si estuviéramos
volando.
-
Cuando se diga “chirulirulí” haremos unas ondas con las manos.
-
Cuando se siga “canta” cerramos la mano y nos ponemos el puño delante de
la boca y cantamos como si nuestra mano fuera un micrófono.
Ø
Para aprender las notas de la canción, dibujarán caras
poniéndole el nombre de las notas musicales. Así los niños aprenden la
escala al relacionarla con nombres que empiezan por el de cada nota.
- Así,
do, se llamaría Dorotea; re, Remigia; mi, Micaela; fa, Faustina; sol,
Soledad; la, Laura y si, Silvia.
- De
este modo, hacen la primera asociación de cada nombre con su forma
correspondiente; que debe ser invariable.
- A
esas siete señoras hay que darles una vivienda en la Villa del Pentagrama,
que así denominamos al conjunto de cinco líneas y cuatro espacios. Resulta
que las primeras eran los pisos exteriores y las segundas los interiores.
Y al pentagrama se le dibuja su tejado.
- La
clave de sol es la casera, encargada de dar piso a cada una de las señoras
que le piden vivir en su casa. A la señora que se llamaba igual que ella,
le dio su mismo piso, ya que le hizo mucha gracia, era en la segunda línea
donde se colocaba el sol. Y así sucesivamente con todas, procediendo a
dibujarlas.
-
Conforme se acepten, se probará con las figuras musicales y los silencios,
dándoles también nombre.
Con
esta práctica rítmica, que se inicia con fórmulas rítmicas encadenadas con
carácter vivo, apropiadas y que se repiten insistentemente, conseguiremos
que los niños se impregnen de ellas y tomen conciencia de la pulsación.
Estimularemos la imaginación creadora y la expresión gestual a través del
movimiento sonoro pretendiendo sobre todo buscar una manera de expresión
natural abogando por la educación sensorial como vía para llegar al
intelecto.
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