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Número 60º - Enero 2.005


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EL TANNHÄUSER DE CLUYTENS

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Tannhäuser es la ópera de Wagner de la que es más difícil poder recomendar una versión "redonda", donde todo funcione bien y no tenga ningún fallo grave. De las versiones comerciales más conocidas suele recomendarse como referencia la dirigida por Solti, por el virtuosismo y energía de la parte orquestal y porque el reparto no tiene ningún "bache" importante, aunque en su mayoría tampoco entusiasmen ni sean de los intérpretes que elegiríamos como de referencia en sus papeles (a excepción de la soberbia Venus de Christa Ludwig). La grabación dirigida por Franz Konwitschny tiene unos intérpretes inmejorables de Elisabeth, Wolfram, el Landgrave y Walther von der Vogelweide (Grümmer, Fischer-Dieskau, Frick y Wunderlich), pero sin embargo falla por el Tannhäuser, un Hans Hopf difícilmente soportable para un público amplio, y también (aunque tiene mucha menos importancia) por la Venus de la Schech. Un Tannhäuser magníficamente interpretado aunque ya no en su mejor forma vocal (Wolfgang Windgassen) sí lo encontramos en la toma "en vivo" de Sawallisch en Bayreuth en 1962, editada por Philips, aunque el resto del reparto tampoco esté a su altura.

Por lo dicho hasta ahora, el reparto ideal sería el que tuviera como trío protagonista a Windgassen como Tannhäuser, a Grümmer como Elisabeth y a Fischer-Dieskau como Wolfram. Tal cosa no existe (la Grümmer no tiene más Elisabeth conocida que la de Konwitschny), pero en el mundo de los registros "en vivo" pueden encontrarse repartos que se le aproximen, desde luego más redondos que cualquier reparto de Tannhäuser en grabación comercial.

Así, podemos encontrar juntos a dos de los tres protagonistas "soñados" (Windgassen y Fischer-Dieskau) al menos en dos tomas en vivo del Festival de Bayreuth: la de 1961, con la Elisabeth de Victoria de los Angeles y dirigidos por Sawallisch; y la que ahora se comenta, de 1955, con Gré Brouwestijn como Elisabeth y con dirección de André Cluytens. Merece mencionarse también la del año anterior, 1954, con prácticamente el mismo reparto, donde sólo cambian protagonista (en este caso Ramón Vinay) y director (Joseph Keilberth), aparte de algún papel secundario.

Durante muchos años se había considerado entre gran número de wagnerianos como el Tannhäuser de referencia no el de Solti en estudio, sino el mencionado de Keilberth de 1954, hasta que en 2002 salió a la luz en el sello "Golden Melodram" el que dirigió Cluytens al año siguiente, y puso las cosas más difíciles. Ahora nos llega otra vez este último con los honores de una edición oficial del sello alemán Orfeo; ya es la segunda producción del Festival de Bayreuth de la posguerra que han publicado, tras el aclamado Tristán de Karajan, editado en 2003. En lo que sigue compararemos ambos (1954 y 1955) junto con el registro oficial de Sawallisch en 1962, y la toma "en vivo" de 1961 también dirigida por Sawallisch, ya que en principio parecen las cuatro interpretaciones de mayor altura de esta obra en el Bayreuth de la posguerra.


Comparando los Tannhäuser bayreuthianos de 1954 y 1955, en sólo un año no puede haber más diferencia en el concepto marcado desde la batuta. Si en 1954 Keilberth fue vibrante, enérgico, con logros indudables como la tensión conseguida en el torneo de canto pero en otros momentos quizás demasiado acelerado (coro de peregrinos del acto 3), por contra Cluytens nos ofrece una dirección suavizada, parsimoniosa, sin agresividad, que nos sugiere lo que hubiera podido hacer en esta obra un Giulini (quien llegó a estar contratado para dirigirla en 1964, pero canceló en el último momento). Aunque parezca un detalle nimio, el propio comienzo de la Obertura ya es ilustrativo: con qué delicadeza, con qué "tacto" suenan los primeros acordes, sobre los que muchas veces se pasa por alto incluso en las grandes versiones.

A veces la crítica se ha referido a la dirección de Cluytens diciendo que es "espiritual"; ciertamente, los coros de peregrinos suenan aquí con el debido recogimiento, pero con todo ciertos momentos pueden parecer algo estáticos, como la intervención de Elisabeth en el torneo de canto o los coros que anuncian al final el milagro del báculo del Papa. De cualquier modo, entre Cluytens o Keilberth es difícil decantarse por uno u otro, ambos están a gran nivel, cada uno en su estilo, y ambos nos parecen superiores a Sawallisch (notable en todo caso) en 1961-62.

Entre los intérpretes del papel de Tannhäuser en la segunda mitad del siglo XX, se considera casi unánimemente que el más grande fue Wolfgang Windgassen, más por su inteligencia interpretativa y por saber dar vida al personaje que por lo estrictamente vocal. Es bien conocida su grabación oficial de 1962 para Philips, dirigida por Sawallisch, y donde pese a estar ya mermado de voz da toda una lección interpretativa, acentuando el carácter "doliente" del trovador para adecuarlo a sus medios de entonces. En esta toma de 1955 su voz está, lógicamente, mucho más fresca, lo que le favorece en el himno a Venus del Acto 1, que suena aquí más apasionado, y también en sus intervenciones en el torneo de canto del Acto 2, más desafiantes; solamente es en el tercer acto, en el peregrino que vuelve derrotado de Roma, donde parece preferible el Windgassen más maduro: su Narración de Roma tiene en 1962 matices de rabia y desesperación que no se olvidan, baste como botón de muestra cuando imita la voz del Papa que le condena para toda la eternidad. En conjunto, si hemos de elegir entre ambas, aún nos quedamos con el Windgassen joven de 1955, reconociendo también que existe otra toma de 1961 donde el tenor estuvo mejor vocalmente que al año siguiente (pareciera que entre ambas ha pasado mucho más tiempo) y ya con prácticamente toda la madurez interpretativa de la grabación oficial del 62, con lo que quizás podría tomarse como su interpretación más equilibrada. En cuanto a Ramón Vinay, en 1954 compuso un Tannhäuser más heroico que el del tenor suabo, pero sin su capacidad de matización; con todo, es una alternativa muy interesante.

La Elisabeth de referencia de la posguerra es, como se ha dicho, Elisabeth Grümmer. Por desgracia, en su única grabación del papel no tiene como compañero a Windgassen sino al tosco Hans Hopf. Hay que buscar otra intérprete, la que más se le aproxime, y en los años 50 la Elisabeth "oficial" era la soprano holandesa Gré Brouwestijn, de quien se conservan al menos 4 grabaciones completas del personaje, entre ellas la de Bayreuth de 1954 y 1955. Si bien en cuanto a medios vocales y limpieza de emisión podría compararse con la Grümmer, el paralelismo falla cuando busquemos la sencillez y dulzura que daba a Elisabeth la soprano alemana; la Brouwestijn suena mucho más enérgica, con más carácter, incluso algo autoritaria. A falta de poder contar con Grümmer, preferimos en el papel a Victoria de los Angeles, de quien ha quedado un testimonio en el Festival de Bayreuth de 1961; aun no hallándose en su mejor momento, debido al parecer a una desgracia familiar (lo que se nota especialmente en su "aria de salida", "Dich teure Halle"), sigue pareciéndonos superior a la Brouwestijn, y no digamos ya a Anja Silja en la grabación oficial de Philips, a años luz por debajo de ambas.

El personaje de Wolfram von Eschenbach también ha tenido un intérprete de referencia en el último medio siglo: Dietrich Fischer-Dieskau. De él se conservan al menos cinco registros del papel completo: el temprano de 1949 con Rother, el de 1954 con Keilberth, este de 1955 con Cluytens, la grabación de estudio de 1960 con Konwitschny y la toma "en vivo" de Bayreuth de 1961 con Sawallisch. Si ya en 1954 se nos aparece Dieskau como un cantante refinado y sensible, como un Wolfram superior a cualquier competidor, en tan sólo un año ha mejorado el papel encontrándole nuevos matices, con lo que su prestación con Cluytens es preferible. Aun así, todavía seguiría profundizando en el personaje en los años sucesivos, y su máxima cota la alcanzó, en nuestra opinión, en 1961 y sobre todo en la grabación en estudio con Konwitschny. Cierto es que ya avanzados los 60 comenzó a aparecer en él un rebuscamiento y una retórica cada vez mayores, que empañan un poco la obra de un cantante cuya talla es, indudablemente, siempre inmensa; pero cuando se despidió de su Wolfram en Bayreuth estos reparos aún no se habían manifestado, lo que encontramos es un trovador realmente exquisito. Una lástima que en la grabación oficial de Philips en 1962 fuera sustituido por el mucho más rudo Eberhard Wächter.

Una vez examinado el trío protagonista, algunas palabras sobre el resto de los intérpretes: el Landgrave fue, en todos los registros de Bayreuth comentados, Josef Greindl. Curiosamente, para ser un personaje "maduro", su voz está más favorecida en los registros más tempranos, donde suena más noble y menos propia de "personajes malvados" como Hagen, su gran creación. Entre los cantores del torneo, todos ellos a muy buen nivel, hay que destacar a Josef Traxel como Walther y a Toni Blankenheim como Biterolf, muy por encima de la media habitual en sus papeles. Muy aceptable (sobre todo para tratarse de un niño) el Pastor de Volker Horn, y la única nota negativa la pone la apenas discreta Venus de Herta Wilfert, ahí sí que es infinitamente superior Grace Bumbry con Sawallisch en 1961-62.


Con todo lo expuesto, si hemos de hacer una elección, nuestra preferencia como el mejor reparto en un Tannhäuser moderno iría para el de 1961, muy superior a la grabación Philips del año siguiente, y reconociendo que también son repartos soberbios los del 54 y 55, ambos con dirección orquestal superior. Sin embargo, hay una razón importante que inclina la balanza hacia esta versión de Cluytens, y que es el hecho de ser una edición oficial, esta publicación de Orfeo podemos considerarla "definitiva", reprocesada con el mejor sonido posible (aunque en honor a la verdad hay que reconocer que el sonido de la primitiva edición Golden Melodram era ya muy bueno) y presentada con todo lujo, con un folleto que contiene abundantes fotografías de la producción y artículos de prensa de la época. Por el contrario, las de 1954 y 1961 son aún "provisionales" (en concreto el sonido de la de 1961 parece muy mejorable dada la fecha) y quizá acaben apareciendo también en ediciones oficiales, aunque en esto no puede asegurarse nada. Hoy por hoy, el Tannhäuser más recomendable, teniendo en cuenta todos estos aspectos, parece por tanto este de Cluytens.


REFERENCIAS:

WAGNER: Tannhäuser
Wolfgang Windgassen (Tannhäuser), Gré Brouwestijn (Elisabeth), Dietrich Fischer-Dieskau (Wolfram von Eschenbach), Josef Greindl (Hermann, Landgrave de Turingia), Herta Wilfert (Venus), Josef Traxel (Walther von der Vogelweide), Toni Blankenheim (Biterolf), Gerhard Stolze (Heinrich der Schreiber), Alfons Herwig (Reinmar von Zweter), Volker Horn (Un joven pastor).
Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth.
Director: André Cluytens
Grabación: Bayreuth, 9 de agosto de 1955
ORFEO D'OR C 643 043 D

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