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Salomé aterriza en Peralada Por Ovidi Cobacho Closa, Historiador del arte (Catalunya).
· Autor: Música de Richard Strauss, basada en la tragedia de Oscar Wilde · Obra: Salomé · Intérpretes: Pawel Wunder (Herodes); Anna Lubanska (Herodias); Eliana Lappalainen (Salomé); Zbigniew Macias (Jokanaan); Adam Zdunikowski (Narraboth); Magdalena Idzik (el paje); Piotr Nowacki (primer nazareno) y otros. Solistas y Orquesta del Teatr Wielki-Ópera Nacional de Polonia. · Dirección musical: Jacek Kaspszyk · Dirección escénica e iluminación: Martin Otava · Escenografía: Jan Zavarsky · Vestuario: Dana Svobodova · Lugar y fecha: Festival Castell de Peralada. Auditori Jardins del Castell, 15-VIII-2005. Después de una insípida y “extraviada” Traviata, el Festival de Peralada volvió a acoger una nueva producción operística, la Salomé de Richard Strauss. Salvaje y descarnada ópera basada en la tragedia homónima de Wilde, fue la obra que logró consolidar al ya prestigioso sinfonista Strauss dentro del género lírico. A punto de cumplir un siglo de su estrena en Desdren, esta obra sigue impresionando al público por el carácter trágico y desgarrador que tan bien supo imprimirle Wilde en su poema original, llevado luego a los límites del expresionismo sinfónico y vocal por la riquísima e ilustrada paleta orquestal de Strauss. La presente producción, de la Ópera Nacional de Polonia, buscó la lectura viva y directa del texto y la música, sin perderse en estériles adaptaciones modernizantes (las obras maestras llevan el germen de la actualización en sí mismas) y el resultado se saldó en una dignísima función, con momentos de vibrante tensión dramática como la escena final del delirio de Salomé. Contribuyó a ello una dirección escénica ágil y rica en detalles, con una ambientación atemporal y un vestuario ecléctico que contrastaba el futurismo de la indumentaria de los soldados con cierta estética medievalizante del tetrarca. En el plano vocal, brilló con luz propia la Salomé de Eliana Lappalainen, de canto lírico y expresivo, con toda la intensidad y entrega necesarias para asumir este abrupto papel de heroína trágica. Atreviéndose también con una “danza de los siete velos”, con más tintes de striptease que exotismo oriental. Pawel Wunder estuvo excelente como Herodes, con una voz potente y bien timbrada, y una interpretación escénica de primerísima calidad. Muy notables también la inválida Herodias de Anna Lubanska y el Jokanaan de Z. Macias, aunque este último mostrara ciertos problemas de concentración en la tercera escena. Correcto A. Zdunikowski como Narraboth y muy destacable el primer Nazareno de Piotr Nowacki. El resto del reparto cumplió satisfactoriamente con sus respectivos personajes.
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