Revista mensual de publicación en Internet
Número 69º - Octubre 2.005


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Discreto homenaje del Liceu a Victoria de los Ángeles

 Por Ovidi Cobacho Closa, Historiador del arte (Catalunya).  

  • Proyección Audiovisual; recital con Ofèlia Sala y la Orquestra de Cambra del Gran Teatre del Liceu. Dirección musical: Guerassim Voronkov

El pasado 9 de octubre tuvo lugar en el Gran Teatre del Liceu el anunciado acto de homenaje a la soprano catalana Victoria de los Ángeles, desaparecida el pasado mes de enero. Pero lo que habría cabido esperar como una masiva y multitudinaria velada (a vistas de su inmensa talla artística y humana y de lo sentida que fue su muerte) acabó congregando a poco más que la mitad del aforo del teatro de las Ramblas. La explicación quizá debamos buscarla en las no siempre buenas relaciones que había tenido la soprano con los empresarios del teatro barcelonés y también en lo tardío de la presentación del programa del acto. En todo caso, para lo que el teatro representa, este acto no fue un derroche de medios.

Sin duda, esto no quiere decir que los responsables de ocupar el escenario no cumplieran correctamente con su cometido. Bien al contrario, el Audiovisual  acerca de la soprano, realizado por su biógrafo Jaume Radigales, que se presentó durante la primera parte del homenaje nos sirvió para recuperar algunas imágenes inéditas de Victoria y poder gozar de la exquisitez de su canto en distintos papeles y heroínas de la lírica. Con un guión perfectamente ensamblado, logró arrancar más de un “brava!” en escenas como el aria de Mimì y una sentida y emotiva ovación final que se prolongó durante más de diez minutos.

La segunda parte, una Ofelia Sala francamente deliciosa nos brindó una amplia selección de canciones de Toldrà y algunas de las arias de repertorio de la eximia soprano, destacando especialmente por la florida interpretación de “Una voce poco fa” (a la antigua usanza) y la emotividad expresiva en los Mignon-Lieder de Schubert que cerraron el concierto. Voronkov y la orquesta de cámara secundaron en todo momento a la joven soprano con toda dignidad. A pesar de ello, en los pasillos, se rumoreaba reiteradamente la frase: “La Victòria mereixia molt més...” ( “Victoria merecía mucho más...”.