Un sueño inocente

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

El sueño de una noche de verano. Ópera en tres actos, op. 64. Música: Benjamín Britten. Libreto: Benjamín Britten y Peter Pears, basado en la obra teatral del mismo título de William Shakespeare. Reparto: Carlos Mena, Heidi Grant Murphy, Rafa Delgado, Darren Jeffery, Hilary Summers, John McVeigh, Grant Doyle, Chritine Rice, Kate Royal, Conal Coad y otros. Orquesta del Teatro Real. Coro Pueri Cantores de Vicenza. Director musical: Ion Marin. Director de escena, escenógrafo y figurinista: Pier Luigi Pizzi. Iluminador: Sergio Rossi. Coreógrafo: Gheorghe Iancu. Director del coro de niños: Roberto Fioretto. Nueva producción del Teatro Real. Teatro Real de Madrid, 11 a 26 de enero de 2006.

 El Teatro Real ha montado una bonita función de El sueño de una noche de verano de Britten. El tono conseguido es moderado, ni muy serio ni muy cómico, ni muy moderno y muy clásico. Seguramente los diseñadores han querido huir, intencionadamente, de los tópicos que rodean al texto teatral. La fantasía está sugerida, más que realizada. El maestro Pizzi, tan querido por el público madrileño, firma la puesta en escena, los decorados y los figurines. Una gran roca, llena de vida e ingenio, emerge del foso para ocupar el escenario. No deja de dar unas vueltas que terminan por ser fatigosas. El juego de sombras de la danza final resulta, en su sencillez, mucho más espectacular y teatral que todos los ingenios precedentes. Contribuye a dejar un buen sabor de boca y ha convertir la función en un éxito. El vestuario es mucho más austero de lo que el tema sugiere y se somete a una reducida gama de verdes y blancos. La iluminación es tétrica y desfavorece al espectáculo, a los decorados y figurines. La partitura de Benjamín Britten parte del silencio para ir adquiriendo un creciente interés a medida que avanza la obra. Todo el primer acto es de gran sobriedad, por no decir soso, pero culmina con una bella intervención de Titania, personaje interpretado con arte por Heidi Grant Murphy. La instrumentación es puntillista, fragmentaria y delicada. Subraya las intervenciones vocales, sobre las que recae el protagonismo. El aparentemente humilde papel de la orquesta no es nada sencillo en esta pieza. Los profesores de la Sinfónica de Madrid estuvieron atentos a las correctas indicaciones del maestro Ion Marin, que consiguió un resultado solvente, sin entrar en los detalles más sutiles. En el transcurso de los actos, la música se intensifica otorgando mayor presencia y seguridad a la orquesta. Lirismo y burlas se alternan acelerando el ritmo dramático. El espectáculo y todos los intérpretes se crecen a medida que avanza la función. El reparto vocal es estupendo, sin llegar a ser brillante. Hay equilibrio entre las todas voces del elenco. El contratenor Carlos Mena, que encabeza el cartel, hace un buen papel revalidando el merecido prestigio que ha conquistado con otras músicas y géneros, aunque la ópera no sea el repertorio más idóneo para sus particulares características vocales. La interpretación de Carlos Mena está en perfecta sintonía con el tono ingenuo dado al montaje y es una pieza de gran ayuda en el recorrido hacia el éxito final de esta producción.

 (Foto de Javier del Real)