|
MUTTER Y COMPAÑÍA
Por
Rubén Flórez
Bande
Anne-Sophie Mutter prosigue con su mini-ciclo Mozart (ya sólo faltan por
salir las sonatas para violín y piano, con Lambert Orkis) y ahora les toca
el turno a los tres últimos Tríos para piano, violín y violoncello del
compositor salzburgués. Le acompañan su marido, André Previn, y una de las
nuevas promesas alemanas del cello, que se va haciendo un hueco, poco a
poco, en el ámbito internacional: Daniel Müller-Schott.
El Trío más conseguido del presente registro, por afinidad, es el nº 5.
Los Tríos en manos de estos músicos suenan bien compactos, sin
fisuras por ningún sitio, y quizás esa unión en ocasiones impida ver un
destello personal, alguna novedad. En este Trío, los tres se
entregan. En el Allegro inicial, muy "moderato", y "cantabile", la palma
se la lleva André Previn (a la larga se acaba convirtiendo en el
protagonista de estas obras, es el suyo el papel más importante, y parecen
que quedan en un segundo plano la "protagonista" y el joven cellista). Sin
ser un pianista de relumbrón, aunque es gran conocedor de la música de
cámara, y también de los conciertos para teclado de Mozart, nos da aquí
toda una lección de estilo. La Mutter, que en cierta medida "afecta" a
Schott, se empeña en intentar sonar bien, en sacar un sonido bello, como
el cellista, en vez de adecuarse al estilo, bien podría ser eso Beethoven,
o Schubert; aun así, estas licencias quedan muy bien para darle esa
"cantabilitá".
El "Andante grazioso" está lleno de guiños, y es en definitiva en los
movimientos lentos donde más a gusto se encuentran los intérpretes,
volviendo otra vez Previn a llevar la voz cantante, y volviendo la
"protagonista" a cederle la iniciativa a su marido. Aun así, una
homogeneidad envidiable, se nota que ya llevan una buena temporada
trabajando juntos.
El "Allegro" final, es todo vitalidad, pero sin perder ese toque de
"elegancia", de "clase" vienesa; quizá la Mutter, como es habitual, se
pase de "cursi" en alguna de sus partes, pero aun así no desmerece la
interpretación, que en conjunto es digna, dados los tiempos que corren,
pero que por ejemplo no desbanca a Kentner-Menuhin-Cassadó, publicado en
su día en la serie "Mozart 91" EMI.
El Trío nº 4 K.502 consta de la misma unidad "a prueba de bomba",
pero le falta la "cantabilitá" anterior: todo en su sitio, perfecta
lectura, pero poco más. El movimiento más conseguido es el "Larghetto",
muy delicado y cuidado, donde las cuerdas, aquí sí, se empeñan a fondo,
muy líricas. Los movimientos extremos muy alegres, pero el único que
intenta "tocar Mozart" es Previn, quién lo diría. Las cuerdas se encargan
de sacar brillo, y sonido "bonito" despreocupándose un poco, no sé si para
bien o para mal, de cómo transmitirlo; por eso, quizá quede bien ese
"hedonismo" para los movimientos lentos, donde es más fácil recrearse en
la melodía, que en los rápidos, o bailables, que parece el resultado final
algo ligero.
Y más de lo mismo vuelve a pasar en el Trío nº 6 K. 548. La
unidad quizá suene algo rotunda, sin caer en la sequedad, pero las cuerdas
vuelven a estar limitadas a su "belleza", a ver cuál de las dos suena
mejor. Lo mejor otra vez el movimiento lento, el "Andante".
Versión interesante, quizás demasiado "bonita", donde la supuesta
protagonista y musa de este mini-ciclo no es la verdadera protagonista,
sino que el lucimiento y verdadero peso, tanto interpretativo, como
estilístico, se lo lleva su consorte André Previn. La Mutter hace gala de
su buen gusto, con los consabidos manierismos, marca de la casa. Correcta
y solvente la labor del joven Schott, lástima que aquí su lucimiento se
vea limitado.
Muy buena la toma de sonido, en vivo (mayo de 2005), en el "Festspielhaus"
de Baden-Baden.
REFERENCIAS:
MOZART: Tríos para piano, violín y violoncello K. 502, 542, 548.
André Previn, piano
Anne-Sophie Mutter, violin
Daniel Müller-Schott, violoncello
DG 477 5796
|