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LA BATUTA ES MUJERPor Fernando López Vargas-Machuca. Historiador.
Sevilla, Teatro de la Maestranza. 21 de abril de 2006. XVI temporada de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. García: El califa de Bagdad, obertura. Beethoven: Concierto para piano y orquesta en Re mayor. Wagner: Tannhäuser, Preludio. Bartók: El mandarín maravilloso, Suite para orquesta. Eldar Nebolsin, piano. Anne Manson, directora. Qué quieren que les diga: en este mundo que sigue siendo, digan lo que digan, ferozmente machista incluso en países presuntamente avanzados como el nuestro, resulta todo un placer ver a una señora subirse al podio de una orquesta. Más aún cuando la norteamericana Anne Manson ha tenido el privilegio de ser la primera mujer a la que la tradicionalmente misógina Filarmónica de Viena permitió, allá por 1994 para unas funciones de Boris Godunov, ponerse al frente de ella. Habida cuenta de que la programación elaborada por Pedro Halffter para el Teatro de la Maestranza y la Sinfónica de Sevilla gira en torno a la mujer, ha sido más que oportuno contar con su presencia para la temporada de abono de la ROSS. ¿Resultados? Muy dignos, aunque sólo eso. Manson parece ser una directora con buena técnica y oficio, de manifiesta solvencia en repertorios muy diferentes entre sí, aunque también de escasa creatividad y un punto rutinaria. Lo más flojo de la velada fue el preludio de Tannhäuser, expuesto con irreprochable equilibrio de planos sonoros y ajeno a cualquier efectismo, pero falto de riqueza tímbrica, de una mayor variedad en las dinámicas y de un tratamiento más contrastado entre las diferentes secciones de la pieza. Mejor el Concierto para piano y orquesta en Re mayor de Beethoven, que no es otra cosa que la trascripción pianística de su célebre Concierto para violín. Manson ofreció una lectura algo plana e impersonal pero apropiadamente centrada en lo estilístico y muy musical, estando bien secundada por el pianista Eldar Nebolsin, tampoco muy creativo pero más que solvente tanto en lo técnico como en lo expresivo. El mayor acierto de Manson vino en la suite de El Mandarín maravilloso. Se puede preferir un acercamiento más expresionista y aristado, a la manera de las magistrales lecturas fonográficas que todos tenemos en mente (recuerdo ahora mismo una filmación de Abbado con la Joven Orquesta Gustav Mahler que tengo por la más genial interpretación de una obra de Bartók que jamás he escuchado), pero en cualquier caso la directora obtuvo la suficiente claridad del complejo entramado orquestal y logró administrar las tensiones para conducirnos a un final impactante. Con el notable resultado tuvo mucho que ver la admirable calidad de la orquesta, a pesar de unos violines rasposillos en algún momento y unos trombones de sonido no precisamente brillante. Señalemos para terminar que este en conjunto muy digno y disfrutable concierto se había abierto con una interpretación igualmente sólida -aunque sin mucha sal y pimienta- de la obertura de El califa de Bagdad, redundando así en la reivindicación de la faceta de compositor de Manuel García (1775-1832), cuyo Don Chisciotte recientemente escenificado en el Maestranza comentamos en este mismo número. Al contrario que la ópera de tema cervantino, esta otra resulta -al menos en la pieza instrumental que la abre- bastante más mozartiana que rossiniana, pues no en vano es tres lustros anterior, pero en todo caso tenemos que hacer la misma valoración cualitativa: es una música bonita y agradecida pero de escasísima inspiración, y su presencia sólo se justifica por el hecho de que su autor nació en el mismo barrio en que hoy se alza el teatro sevillano. La verdad es que con Quijote y Califa hay ya suficiente para hacernos una idea de cómo componía este señor. Dediquémonos ahora a cosas más serias, por favor.
Web del Maestranza: http://www.teatromaestranza.com
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