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CHANG INTERPRETA A SHOSTAKOVICH Y
PROKOFIEV
Por
Rubén Flórez
Bande
Ha pasado ya tiempo
desde que aquella niña de nueve años llamada Sarah Chang grabara su primer
disco para EMI. Poco a poco, y discretamente, pese al "bombo y platillo"
que le dieron en su día mentores y colegas (había que vender el producto,
se entiende) ha conseguido hacerse un pequeño hueco en el mundo del violín
actual. Parece que lo tiene todo, en un principio, para sustituir a
Anne-Sophie Mutter, al menos los que la lanzaron, en eso pensaron... como
también lo pudieron pensar de Janine Jansen, Leila Josefowicz, Nicola
Benedetti...
Chang aborda ahora dos de los conciertos más interesantes de la producción
rusa del pasado siglo, los números 1 de Shostakovich, y Prokofiev, junto
con una orquesta de lujo, la Filarmónica de Berlín, y su titular Simon
Rattle.
Shostakovich es el mejor parado en este registro, por lo menos el más
acertado en cuanto a sonido (tanto por parte de la orquesta como por parte
de la violinista) y en cuanto a concepción (compenetración perfecta entre
ambos de nuevo). El violín de la Chang es todo un despliegue de recursos
técnicos, ya desde sus "infantiles" inicios: afinación perfecta, técnica
perfecta, parece que ese discurso nunca se va a romper (claro que esto es
la norma, casi necesaria, de la nueva generación de violinistas... ese
sonido "estándar"). Lo único criticable, o lo menos "bonito", es el sonido
algo "tímido" y "corto", que recuerda a uno de sus compañeros de casa de
discos, Frank Peter Zimmernann.
También Rattle da aquí una buena lectura, parece que en Shostakovich aún
tiene algo que decir, esperemos que sigan por aquí sus aproximaciones y no
se dedique a "trillar" lo mil veces "trillado". Tanto el primer
movimiento, "Nocturno", como el tercero, "Passacaglia", son los mejor
tratados por estos intérpretes: las sutilezas tímbricas, el
"oscurantismo", y la matización (con una imponente orquesta) consiguen que
la escucha sea, no sé si didáctica, pero sí programática. También hay
lugar para los fuegos artificiales, y aquí viene lo menos bonito, que la
orquesta parece comerse a la violinista en cuanto a volumen. La "Cadenza"
que enlaza la "Pasacaglia" con la "Burlesque" nos demuestra el grado de
concentración, y de dominio técnico de esta violinista.
Resultados, en definitiva, muy positivos, tanto por la solista, director y
orquesta, con el "pero" del pequeño sonido del violín. Aun así, muy
recomendable, dentro de las interpretaciones actuales de un concierto que
parece que se está poniendo de moda.
Menos bien parado queda el concierto de Prokofiev, no ya tanto por la
violinista, que sigue manteniéndose en la tónica anterior (quizás ese
también pueda ser otro "pero", el tocarlo todo igual), el problema viene
por parte de la dirección, en vez de estar escuchando un concierto para
violín, parece que estemos escuchando un "poema sinfónico" o una "banda
sonora": hay unidad, dentro de esta concepción, pero ¿dónde queda la
"nostalgia"? ¿por qué tanto "optimismo" y "color"? ¿por la edad qué tenía
el compositor cuando firmó esta partitura?... No creo, no es la primera
vez que a Rattle le gusta jugar con este "sonido a lo Broadway" y no creo
que sea el más acertado. Eso sí, la orquesta vuelve a estar excelente, y
Chang más de lo mismo, aunque (algo contagiada por la batuta) no se
muestra con un sonido ya tan redondo, sino más "fantasioso" más
"impresionista" sobre todo en el "Andantino" inicial, y en el final del
"Moderato". Lectura, para mí, no muy acertada, en cuanto a planteamiento
directorial, y solamente correcta en cuanto al papel de la solista,
preferibles mucho antes: Oistrakh/Sanderling (Harmonia Mundi), o
Perlman/Rozhdestvensky.
Disco recomendable, sin duda por el Shostakovich, pero con un Prokofiev, a
mi modo de ver, poco acertado.
REFERENCIAS:
SHOSTAKOVICH: Concierto para violín Nº1
PROKOFIEV: Concierto para violín Nº1
Sarah Chang, violín.
Orquesta Filarmónica de Berlín.
Simon Rattle, director.
3 46053 2 EMI.
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