|
SHLOMO MINTZ,
GENIO DESAPROVECHADO
Por Fernando López
Vargas-Machuca.
Jerez, Teatro Villamarta. 11 de octubre de 2006. Paganini: 24 caprichos
para violín solo, Op. 1.
Shlomo Mintz,violín.
Parece
mentira que un genio de la altura de Shlomo
Mintz (Moscú, 1957) esté siendo tan
desaprovechado por el mundo del disco. Tras algunas extraordinarias
grabaciones para Deutsche
Grammophon durante los años ochenta (por ejemplo las de Bach,
Bruch, Paganini y
Prokofiev), el sello amarillo le dejó incomprensiblemente de lado
para volcarse en la que es hoy una de sus mayores estrellas, la
técnicamente soberbia pero cada día más narcisista y amanerada
Anne-Sophie
Mutter. Mientras tanto el violinista israelí
ha deambulado sin rumbo fijo por diversos sellos de desigual prestigio
dejando algunos pocos registros (¡alucinante
Shostakovich en Erato junto a la Postnikova!)
que nos hacen lamentar lo muchísimo que nos estamos perdiendo en los
estudios de grabación.
Su presentación en el Villamarta ha
supuesto también, en cierto modo, el desaprovechamiento de su talento. Y
eso que su ejecución -así, de una tacada- de los veinticuatro Caprichos
de Paganini fue total y absolutamente portentosa desde el punto de vista
técnico: es incomprensible que haya ser humano sobre la tierra que sea
capaz de tocar de esta manera en directo este monumento al más peliagudo e
imposible virtuosismo. Todos, absolutamente todos los recursos técnicos
del violín están al alcance de su mano, y además los utiliza sin mostrar
en ningún momento -salvando dos o tres pasajes aislados- el menor esfuerzo
en su ejecución.
Por si fuera poco, haciendo gala de un
sonido tan poderoso y homogéneo como bello y flexible, y garantizando en
todo momento una claridad polifónica aquí nada fácil de conseguir,
Mintz logró extraer una buena dosis de
arrebato, de delicadeza, de ironía y hasta de dramatismo de las
musicalmente no muy aprovechables piezas de Paganini, en una lectura
tensa, musical, poco autocomplaciente y plagada de matices expresivos con
la que ha repetido e incluso por momentos casi superado el milagro que ya
ofreciera en su justamente mítico registro para
Deutsche Grammophon de hace dos
décadas.
Lo que ocurre, claro está, es que si en
vez de tocar única y exclusivamente obras de interés
virtuosístico nos hubiera ofrecido música con mayor “sustancia”, el
artista hubiera podido desplegar todo el potencial de su admirable
musicalidad para profundizar en las entrañas poéticas de las grandes
creaciones de la literatura violinística.
Total, una velada de altísimo nivel interpretativo para inaugurar la
temporada de conciertos del teatro jerezano, calurosamente aplaudida por
el respetable, pero en la que no podíamos dejar de imaginar hasta qué
altura poética se hubiera elevado Shlomo
Mintz con, por ejemplo, las Sonatas y
Partitas de Bach.
ENLACES RECOMENDADOS
Web del Villamarta:
http://www.villamarta.com/
|