Revista mensual de publicación en Internet
Número 78º - Noviembre 2.006


Secciones: 

Portada
Archivo
Editorial
Quiénes somos
Entrevistas
Artículos
Crítica discos
Bandas sonoras
Conciertos
Web del mes
Suscribir
Buscar
 

 

SHLOMO MINTZ,
GENIO DESAPROVECHADO

Por Fernando López Vargas-Machuca. 

Jerez, Teatro Villamarta. 11 de octubre de 2006. Paganini: 24 caprichos para violín solo, Op. 1. Shlomo Mintz,violín.

Parece mentira que un genio de la altura de Shlomo Mintz (Moscú, 1957) esté siendo tan desaprovechado por el mundo del disco. Tras algunas extraordinarias grabaciones para Deutsche Grammophon durante los años ochenta (por ejemplo las de Bach, Bruch, Paganini y Prokofiev), el sello amarillo le dejó incomprensiblemente de lado para volcarse en la que es hoy una de sus mayores estrellas, la técnicamente soberbia pero cada día más narcisista y amanerada Anne-Sophie Mutter. Mientras tanto el violinista israelí ha deambulado sin rumbo fijo por diversos sellos de desigual prestigio dejando algunos pocos registros (¡alucinante Shostakovich en Erato junto a la Postnikova!) que nos hacen lamentar lo muchísimo que nos estamos perdiendo en los estudios de grabación.

Su presentación en el Villamarta ha supuesto también, en cierto modo, el desaprovechamiento de su talento. Y eso que su ejecución -así, de una tacada- de los veinticuatro Caprichos de Paganini fue total y absolutamente portentosa desde el punto de vista técnico: es incomprensible que haya ser humano sobre la tierra que sea capaz de tocar de esta manera en directo este monumento al más peliagudo e imposible virtuosismo. Todos, absolutamente todos los recursos técnicos del violín están al alcance de su mano, y además los utiliza sin mostrar en ningún momento -salvando dos o tres pasajes aislados- el menor esfuerzo en su ejecución.

Por si fuera poco, haciendo gala de un sonido tan poderoso y homogéneo como bello y flexible, y garantizando en todo momento una claridad polifónica aquí nada fácil de conseguir, Mintz logró extraer una buena dosis de arrebato, de delicadeza, de ironía y hasta de dramatismo de las musicalmente no muy aprovechables piezas de Paganini, en una lectura tensa, musical, poco autocomplaciente y plagada de matices expresivos con la que ha repetido e incluso por momentos casi superado el milagro que ya ofreciera en su justamente mítico registro para Deutsche Grammophon de hace dos décadas.

Lo que ocurre, claro está, es que si en vez de tocar única y exclusivamente obras de interés virtuosístico nos hubiera ofrecido música con mayor “sustancia”, el artista hubiera podido desplegar todo el potencial de su admirable musicalidad para profundizar en las entrañas poéticas de las grandes creaciones de la literatura violinística. Total, una velada de altísimo nivel interpretativo para inaugurar la temporada de conciertos del teatro jerezano, calurosamente aplaudida por el respetable, pero en la que no podíamos dejar de imaginar hasta qué altura poética se hubiera elevado Shlomo Mintz con, por ejemplo, las Sonatas y Partitas de Bach.

 

ENLACES RECOMENDADOS

Web del Villamarta: http://www.villamarta.com/