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COSÌ FAN TUTTE EN OVIEDO
Por
Angel Riego
Cue. Lee su
Curriculum.
Oviedo, Teatro Campoamor. 21 de noviembre de 2006. Mozart: Cosi fan tutte.
A. Roocroft, S. Tro Santafé, F. Vas, D. Menéndez, D. Mazzucato, A.
Antoniozzi. Coro de la Opera de Oviedo. Orquesta Sinfónica del Principado
de Asturias. Dir. musical: Eric Hull. Dir. escénico: David McVicar.
Volvió a subir al Campoamor, tras ocho años de ausencia, la obra que
cierra la inmortal trilogía de Mozart-Da Ponte, un título habitual en el
repertorio de cualquier teatro de ópera que se precie, pero cuya anterior
reposición en Oviedo coincidió con una época en la cual la programación de
las obras de Mozart encontraba una cierta contestación por parte de un
sector de público y crítica, época esta ya totalmente superada, como
explicamos al hablar de las Bodas de Fígaro del Campoamor del
pasado noviembre de 2004.
Para la ocasión se reunió un reparto que mezclaba cantantes nacionales con
extranjeros, y en el que lo primero que hay que destacar es la presencia
de la soprano Amanda Roocroft como Fiordiligi. La Roocroft, una de las
grandes intérpretes de este papel en la década de los 90, presenta hoy un
registro agudo con alguna tirantez, perceptible al final de su aria "Come
scoglio", aunque muy hábilmente supo disimularla con una sobreactuación
donde se hacía la "indignada". Realmente ese es el único reproche, muy
pequeño, que se puede hacer a una actuación absolutamente ejemplar, tanto
en el resto de lo vocal (como una aria "Per pietà" impecable) como en su
encarnación escénica del personaje, todo un modelo a estudiar. El resto de
los extranjeros del reparto lo comprendían Alfonso Antoniozzi como su
tocayo Alfonso, de voz muy bien, y escénicamente no lo vi mejor, y Daniela
Mazzucato como una Despina ya entrada en años (no se comprende que le diga
a Alfonso "un viejo como vos" si puede ser hasta más joven que ella), pero
su labor vocal y escénica fue ejemplar.
La parte española del reparto estuvo en general más floja, a excepción del
asturiano David Menéndez, habitual en las temporadas del Campoamor, que
dio un Guglielmo pletórico de voz y bien actuado, quizá se le hubiera
podido pedir algo más de refinamiento, pero tuvo el honor de que su aria
"Donne mie la fatti a tanti" fuera la única aplaudida aparte de las dos de
la Roocroft. Silvia Tro Santafé, pese a tener una buena voz, no llegó a
convencer como Dorabella, por darle un carácter demasiado autoritario y
faltarle dulzura, mientras que el lunar del reparto fue sin duda Francisco
Vas, habitual en papeles de secundario pero al que Ferrando le viene
grande, nunca se insistirá lo bastante en que en esta obra ningún
personaje es secundario. En el entreacto se comunicó que cantaba
indispuesto, lo que a nuestro entender sólo le disculpa en parte.
La dirección de Eric Hull, a una orquesta (la OSPA) con buen rendimiento,
fue de tempo extremadamente rápido, similar al habitual hoy en día en las
versiones historicistas, aunque se pierde gran parte del encanto, de la
"magia" del Mozart tradicional. Bien el coro en sus breves intervenciones.
En cuanto a la puesta en escena, tenía interés la traslación de la acción
al siglo XIX, a la época victoriana (precisamente cuando el argumento de
esta ópera suscitaba más rechazo, y por ello nunca se representaba), lo
que permitía presentar a Don Alfonso como un dandy maduro con frac y
chistera, a Despina como una "chacha" que marca las diferencias de clase
social con sus amas desde su primera aparición (donde aparece fumando un
pitillo), o a las dos hermanas con amplios vestidos de polisón. Una
propuesta escénica sugerente, que redondeó un Così que parece
haber introducido a esta obra por fin en el repertorio del coliseo
ovetense, pues cada una de las tres últimas décadas ha tenido su
producción.
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