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Número 79º - Diciembre 2.006


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MOZART APOLÍNEO,
SCHUBERT DRAMÁTICO

Sevilla, Teatro de la Maestranza. Temporada de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. 17 de noviembre de 2006. Martín y Soler: El árbol de Diana (obertura). Mozart: Concierto para piano nº 21. Liszt: De la cuna a la tumba. Schubert: Sinfonía nº 7, “Incompleta”. Javier Perianes, piano. Juan Luis Pérez, director.

Por Fernando López Vargas-Machuca.

 

Ya mostré mi desacuerdo con la manera en la que Javier Perianes abordó en el pasado Festival de Úbeda, bajo la dirección de un blando Josep Pons y frente a una apática y desganada Orquesta Nacional de España, el bellísimo Concierto para piano nº 21 de Mozart. Su interpretación junto a la mucho más sólida ROSS y un aseado Juan Luis Pérez ha seguido parecidos derroteros. Hizo gala el pianista de Nerva de una pulsación delicadísima, un sonido de sobrecogedora belleza, un fraseo tan ágil como elegante y una extraordinaria sensibilidad para el matiz, pero todo ello al servicio de una concepción exclusivamente apolínea e introvertida en la que estuvieron ausentes la tensión interna y los contrastes expresivos que la obra necesita si no se quiere dar de ella una visión meramente amable, superficial y decorativa. Al público le encantó; a mí, como me ocurriera con el concierto de Alfred Brendel, me gustó más bien poco.

Ofreció Javier Perianes de propina una versión desnuda, sobria y esencial de la Música Callada III, como ejemplo de su reciente disco consagrado a Frederic Mompou. Y ahí apareció, como en todo ese imprescindible y revelador registro editado por Harmonia Mundi, el Perianes genial, el que busca mucho antes la sustancia dramática que la mera belleza sonora. En todo caso el artista tiene muy claro lo que quiere lograr en cada momento, y está claro que lo consigue. Otra cosa es que el resultado le guste al crítico de turno.

El concierto se había abierto con la obertura de El árbol de Diana, buena muestra del buen hacer de ese interesante y sólido compositor que fue Vicente Martín y Soler del que, dicho sea de paso, se acaba de recuperar en Leganés Il tutore burlato en una muy sólida y estimable producción que dentro de unos meses se verá en el Teatro Real madrileño. La dirección de Juan Luis Pérez en la página del valenciano fue mesurada y estuvo muy atenta al equilibro de planos sonoros, pero careció de garra y vitalidad, como a continuación le ocurriría en el concierto de Mozart. Más centrado estuvo en el último de los poemas sinfónicos de Liszt, De la cuna a la tumba, dicho con sentido lirismo y sin caer en la retórica vacua.

Lo mejor del concierto estuvo -quién lo iba a decir- en la Sinfonía Incompleta de Schubert, página aparentemente sencilla pero tan difícil de interpretar que ni siquiera a Barenboim le suele salir del todo bien. El maestro jerezano optó por una lectura extrovertida, premiosa y rebelde, poco melancólica y nada lánguida, quizá en exceso contundente y no muy refinada, pero en todo caso llena de fuerza y sinceridad expresivas. Salvando algunas asperezas en los violines, la ROSS confirmó durante toda la velada que se encuentra en uno de los mejores momentos de su historia. Sensacionales las maderas en la obra schubertiana.

 

ENLACES RECOMENDADOS

Web de la ROSS (con notas al programa y ficha artística): http://www.rossevilla.com

Web del Maestranza: http://www.teatromaestranza.com