|
|
PLASSON Y LO FRANCÉSSevilla, Teatro de la Maestranza. Temporada de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. 30 de noviembre de 2006. Debussy: Preludio a la siesta de un fauno. Berlioz: La muerte de Cleopatra. Franck: Sinfonía en Re menor. Marie-Ange Todorovitch, mezzosoprano. Michel Plasson, director. Por Fernando López Vargas-Machuca.
Doble lujo para la sinfónica de Sevilla: tocar bajo la batuta del ya casi mítico Michel Plasson en un bellísimo programa de abono compuesto por tres obras maestras del repertorio francés, y contar con la presencia del maestro galo -tanto el jueves como el viernes- para las charlas previas que se ofrecen a los aficionados. El que fuera durante más de treinta años director del Teatro y la Orquesta Capitole de Toulouse se mostró no sólo asombrosamente sencillo y cordial, sino también entusiasmado a más no poder con el objeto de su charla: estamos seguros de que si no le hubieran avisado de que el concierto tenía que comenzar se hubiera llevado allí toda la noche. Nos habló Plasson del repertorio francés, del sonido de “lo francés” y de la personalidad que necesitan las orquestas la hora de abordarlo. Habló de ese desarrollado y sutil sentido del color, de ese delícadísimo equilibrio de componentes emocionales y de esa elegancia un tanto indolente que, tópicos con algo o mucho de verdad, seguimos buscando en toda interpretación de la música del país vecino. Y habló también de una ausencia de carácter dramático y de una “alegría e vivir” que -en su opinión- caracterizan buena parte de la misma, al menos la coincidente en el tiempo con la pintura del Impresionismo. Postura todo lo discutible que se quiera, pero que resulta de innegable coherencia y que él asumió por completo durante el concierto. Ofreció así un refinado y evanescente Preludio a la siesta de un fauno, de tímbrica sutil y gran atención al detalle, aunque también un punto frío y distanciado. Le siguió una sólida y teatral recreación de La muerte de Cleopatra que contó con la voz poderosa y bien timbrada, rutilante de los agudos, de la mezzo Marie-Ange Todorovitch, musical y sincera más no poder sin caer en el desgarro, pero en la que por parte de la batuta echamos de menos algo más de vuelo lírico y tensión emocional quienes vemos a Berlioz más cerca del mundo alemán que del propiamente francés. Y se cerró la velada con una notable lectura de la Sinfonía de Franck en la que la solidez y ortodoxia de los dos primeros movimientos, en absoluto superficiales y sí muy hermosos y equilibrados, se vio empañada por los caprichos poco convincentes de un Allegro non troppo brillante e intenso pero deslavazado. La orquesta se mostró globalmente espléndida, pero conviene matizar. La tuba estuvo poco afortunada y los trombones no lograron empastar debidamente; muy bien por el contrario trompas y trompetas. Notable la cuerda, con violines algo rasposos por momentos. Sensacionales como siempre las maderas, y matrícula de honor para la flauta de Juan Ronda Molina y el corno inglés de Sarah Bishop, de papel tan decisivo en este programa. Esperemos que el estupendo nivel que la ROSS viene mostrando a lo largo de los últimos meses se perpetúe en el futuro. De momento seguro que lo hará en el próximo título operístico: Romeo y Julieta de Gounod, precisamente bajo la dirección de Plasson.
ENLACES RECOMENDADOS Web de la ROSS (con notas al programa y ficha artística): http://www.rossevilla.com Web del Maestranza: http://www.teatromaestranza.com
|