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Número 8º - Septiembre 2000


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FANTASÍA PARA NIÑOS.

Por Cristina Isabel Gallego García.

“¿Para qué se escribe?... Se escribe para lanzar al aire nuevas preguntas, para interrumpir los asertos ajenos, para tratar de entender mejor lo que no está tan claro como dicen, para poner en tela de juicio incluso lo que uno mismo cree saber. Para distanciarse, mirar la realidad como un espectador y convencerse de que nada es lo que parece...”. 

En esta ocasión he querido recordar las palabras que pronunció Carmen Martín Gaite al recibir el premio Príncipe de Asturias en 1998. Aunque la Música es el tema fundamental de esta revista, nosotros transmitimos nuestra opinión a través del lenguaje escrito, y por eso me ha llegado el recuerdo de esta escritora española que hemos perdido recientemente.

“Un escritor, aunque haya vislumbrado la inconsistencia de su aportación personal e incluso la contribución al desorden que ésta puede suponer, escribe a pesar de todo. ¿Por qué? Porque cree que lo que él va a decir no lo ha dicho nadie todavía desde “ese” punto de vista...”.

 Y a este momento de su discurso es dónde quería llegar. Aprovechando que este mes se comenta Fantasía 2000 en la Sección de Cine y Música, también yo he decidido escribir sobre ella, pero cómo dijo Martín Gaite: “desde distinto punto de vista”.

 En el periódico de mi ciudad, en la sinopsis que siempre hacen de las películas, hablaban de este modo sobre Fantasía 2000: “ Una combinación mágica de música, comedia, ballet, drama y colores, tal y como había soñado el propio Walt Disney cuando creó la primera versión del clásico “Fantasía” en 1940”. Pero existe una característica muy importante que considero necesaria destacar: las posibilidades educativas del cine, y en concreto de esta película, para niños.

 Remontándonos a principios del siglo XX, concretamente en 1911, en España se dictó una disposición recomendando la utilización del cine con fines escolares y en 1918, el Director General de Enseñanza Primaria propone el nombramiento de una comisión “encargada de implantar lo más rápidamente el uso del cinematógrafo en la enseñanza primaria con fines educativos y de estudiar cuanto esté relacionado con el valor pedagógico del cine”.

 Hoy en día nadie niega al cine su lugar y sus funciones en el panorama del arte y de la cultura contemporánea. Pero la cuestión más importante que nos atrae de Fantasía 2000, es que constituye una buena oportunidad para poner al niño en contacto con la música.

 Podría hacer un análisis de las ocho piezas que se pueden escuchar (la famosa Sinfonía nº5, la Suite del Pájaro de Fuego...), hablar de sus compositores (Beethoven, Stravinsky...) pero esa no es tampoco mi intención. Deseo enfocar esta película desde el punto de vista educativo, resaltando los valores que le puede transmitir al niño que la vea.

 La Sinfonía nº5 de Beethoven es la primera pieza de esta nueva versión de Fantasía. Han utilizado la imagen abstracta para representar la música, pero los niños le dan “vida” a lo abstracto: “son los buenos (tonalidades claras de color) luchando contra los malos” (tonalidades oscuras).

 En la obra de Ottorino Respighi, Pinos de Roma, no nos encontramos con esta bonita ciudad, tampoco aparecen extensas avenidas arboladas que rodean ruinas romanas... No, el paisaje es muy diferente: nos encontramos en la Antártida y seguimos a un grupo de ballenas.

 El niño que vea la película se puede identificar con ese ballenato que, movido por su afán de aventura, encuentra una gruta de hielo y se introduce en ella... Ve las sombras de sus padres, que lo están esperando fuera... y consigue llegar hasta ellos. Ya a su lado, sigue el viaje que habían emprendido, nadando, saltando y ¡hasta pueden volar!. Esta imagen me hizo recordar un libro de Richard Bach: “Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar”...

 De este paisaje antártico nos trasladamos a otra punta del globo terráqueo: la cosmopolita ciudad de Nueva York. Rhapsody in blue, compuesta por George Gershwim, relata la vida diaria de diversos personajes: un obrero, un vagabundo...

 A nosotros nos lanza un mensaje: en nuestras manos está hacer de nuestra vida una rutina o una aventura fascinante. Viene a mi mente esa colección de libros que leí de pequeña: “Elige tu propia aventura”... Ya han pasado muchos años desde entonces, pero esa elección, toma de decisiones propia, que tengo que hacer todos los días, sigue estando presente. Parece una afirmación obvia, pero, ¿te has replanteado alguna vez la cantidad de decisiones que tomamos al día, constituyendo así nuestro presente e influyendo en el futuro?...

 Otro personaje que aparece, un hombre rico,  es fiel reflejo del lema: “El dinero no da la felicidad”. Pero es en la historia de una niña pequeña donde centraré mi atención. Sus padres la han dejado con una institutriz, que la lleva a clases de danza, canto, natación, pintura, gimnasia, tenis, piano... pero a ella se le ve feliz cuando está patinando con sus padres. De este modo han querido destacar la importancia de la familia. Aunque en nuestra vida estemos muy atareados, siempre hay que “sacar tiempo” para jugar, hablar, reír con los niños (hijos, hermanos, sobrinos...) porque esos son los buenos momentos que siempre quedarán almacenados en la memoria de éstos.

 Y llega ahora el Concierto para piano nº2. Allegro, op. 102 de Shostakovich. Si digo que se trata del Soldadito de Plomo, creo que no será necesario recordarte este famoso cuento de Andersen para ponerte en situación, pero si existe una cuestión que quiero formular. A los niños pequeños, ¿se les debe contar los cuentos clásicos infantiles  originales o las adaptaciones que se hacen de ellos (como ocurre en esta ocasión)?. En torno a esta pregunta siempre ha girado una gran polémica. Quizás al ver la película puedas dar tu propia opinión.

 Continuando con ésta, la siguiente pieza es El Carnaval de los Animales de Camille Saint – Saëns.  Esta obra se puede decir que da respuesta a la pregunta: ¿Qué ocurriría si le das un yoyo a una bandada de flamencos?. El juego es la respuesta más acertada a esta pregunta. Pues bien, en un grupo de niños, también ocurriría lo mismo. Todos sabemos que el juego es de gran importancia para el desarrollo infantil; mediante éste el niño puede desarrollar todas sus capacidades: físicas, psíquicas y sociales de una forma espontánea y alegre. “El mejor recuerdo que un niño puede tener de su infancia es que jugó y fue feliz”. También existe en ese flamenco que juega al yoyo, una nueva forma de ver la vida: disfrutar de los pequeños momentos en compañía de los demás.

 El Aprendiz de Brujo de Paul Dukas, se repite en esta versión de Fantasía: Mickey con el famoso sombrero e intentando dominar la magia... Este fragmento, de forma implícita, valora la importancia del maestro. Uno no nace sabiendo, todos necesitamos la ayuda de los demás. Lo que otros nos han enseñado ha configurado nuestra personalidad. Vivimos en sociedad, y este contacto diario con los demás seres humanos, enriquece nuestra vida.

 Pompa y Circunstancia son las marchas nº 1, 2, 3 y 4 de Sir Edward Elgar.  El protagonista es Donald, que ayuda a Noé en su ardua tarea de embarcar a todos los animales en el arca. Este personaje les enseña a los niños los valores de entrega a los demás, cooperación... por encima de los intereses personales (como podría haber sido, en su caso,  buscar a Daisy).

  Con la Suite del Pájaro de Fuego de Stravinsky, finaliza esta segunda versión de Fantasía. Un volcán en erupción, con la forma de un pájaro de fuego va devastando todo lo que encuentra a su paso... Ese “pájaro de fuego”, en muchas ocasiones, es el propio hombre. Ya es hora de que valoremos la importancia del Medio Ambiente para la vida humana. Si nosotros no lo cuidamos, seremos quiénes desaparezcamos...

 Llegado a este momento del escrito, y como conclusión, veo conveniente resaltar que no sólo hay que llevar a los niños al cine, a ver y analizar películas musicales como Fantasía 2000, o asistir a conciertos didácticos (como comenté en cierta ocasión), sino que se debe continuar esta enseñanza musical en el ambiente familiar y en la vida diaria del niño. Aquí también ejerce una importante labor el profesorado, “partiendo de  nuestra vocación podemos influir en buena medida en que la música no sea sólo bien comprendida, aceptada, estudiada o disfrutada, sino que sea sobre todo amada”.