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LA DIGITACIÓN PIANÍSTICA (II). Por Rocío
Cuenca Antón. En
este sentido, cada uno empleará una digitación en función del
desarrollo que tenga de las aberturas interdigitales, los movimientos
adquiridos con el paso de los años... Normalmente se tiende a utilizar
los dedos que nos resultan más cómodos o fáciles de dominar (pulgar, índice,
medio). Para tener un dominio mas o menos igualado de los dedos, muchos
compositores nos han dejado innumerables ejercicios, estudios diseñados
con tal propósito... Por ejemplo: los ejercicios de Brams, los
innumerables estudios de Czerny, los ejercicios de Hanon... A
la hora de digitar, nos encontramos con tres factores importantes a tener
en cuenta. En
primer lugar tenemos la previsión, que consiste en preparar la digitación
en función de los diseños posteriores. Por ejemplo, si tenemos que hacer
aberturas, la digitación anterior a ésta, va a estar condicionada para
que produzca a la mano la abertura necesaria, procurando al mismo tiempo
que sea lo más cómoda posible. Para llevar a cabo tal procedimiento,
contamos con dos recursos esenciales: el deslizamiento que suele
producirse frecuentemente por el pulgar, (aunque no deja de ser bastante
común el producido por el meñique), y la sustitución consistente en
pasar de un dedo a otro en la misma tecla, sin que ésta vuelva a sonar,
éste procedimiento nos ayudará bastante en la obtención del legato. Los
organistas suelen utilizar bastante este recurso al no poseer pedal de
resonancia. Las sustituciones más cómodas son aquellas en las que
interviene el pulgar (1-2, 1-3, 1-4, 1-5). Otro
de los mencionados factores es la simultaneidad. En numerosas ocasiones,
nos encontramos con diseños paralelos o simultáneos en ambas manos. En
tal caso, conviene emplear una digitación que sea también simétrica o
paralela de forma que resulte más fácil su memorización y realización.
Del mismo modo, si digitamos las dos manos a la vez, nos daremos cuenta de
si podemos hacer alguna combinación entre ambas, de forma que nos resulte
más fácil la realización de un determinado pasaje. Como
último factor nos encontramos la pedalización. En este sentido, los
recursos que nos proporciona el piano son bastante beneficiosos, ya que el
pedal de resonancia y el tonal, dan una gran libertad a la mano, pudiéndose
ésta preparar para adoptar nuevas posiciones. Aunque es un recurso que la
mayoría de los pianistas solemos emplear bastante, no interesa que
abusemos demasiado de ellos, porque será la mayoría de las veces mayor
el control dinámico obtenido por la mano que por el pedal. El pedal de
resonancia ha sido bastante utilizado por compositores tales como Chopin,
en los que abundan un bajo armónico, de igual modo sucede con Debussy. Con
respecto a la anotación de la digitación, es conveniente que la
realicemos, aunque no es necesario que sobrecarguemos la partitura de números,
tan solo convendrá que la anotemos en aquellos pasajes en los que se
pueda dar lugar a confusión. En
la relación a la simbología utilizada para su representación, la cual
es aconsejable que sea sencilla, clara... destacan por ejemplo: ^
Significa que conviene atacar la nota con varios dedos a la vez. <
Hemos de atacar dos notas con un mismo dedo a la vez. I
Se tiene que producir la
sustitución de un dedo por otro en una misma nota sin que vuelva
a sonar. Para
finalizar este apartado, diré que a la hora de numerar los dedos que van a intervenir en él, lo
haremos del grave al agudo en ambas manos. Una
vez vistas, de forma general las principales características de la
digitación, lo que nos atañe ahora es saber todo lo concerniente al
elemento que nos permite realizarla. Me estoy refiriendo, sin lugar a
dudas, a la mano, es decir, al elemento físico. Para
llevar a cabo una buena digitación y tener una buena técnica pianística,
es necesario conocer la anatomía de la mano. El
esqueleto de la mano está formado por ocho huesos que forman lo que se
denomina carpo, y por cinco columnas óseas divididas en varios segmentos.
Hasta el momento tenemos parte de lo que conformarían la muñeca y la
palma de la mano. La serie de huesos que van contiguos al carpo, se
denominan metacarpo; y los restantes segmentos que se suceden de forma
decreciente son: falange, falangina y falangeta. El pulgar sólo cuenta
con los dos primeros. La
muñeca tiene una libertad de movimientos en tres dimensiones: Por
un lado contamos con la flexión - extensión en el plano horizontal. En
este sentido la flexión se realiza cuando la palma de la mano se acerca a
la cara anterior del antebrazo. La libertad de movimiento es de 85º. En
el caso de la extensión es todo lo contrario. El dorso de la mano se
acerca a la parte posterior o exterior del antebrazo, su libertad de
movimiento es igualmente de 85º. En
otro lugar tenemos la aducción - abducción concerniente al plano
horizontal. En la abducción, la mano se aleja del eje del cuerpo,
teniendo de amplitud los 15ª como máximo. En el caso de la aducción, la
mano se acerca al eje del cuerpo, siendo su amplitud de 40-45ª Por
último, tenemos la pronosupinación, consistente en el movimiento de
rotación del antebrazo en torno a su eje longitudinal. Si partimos de la
posición intermedia de prono supinación (es decir, nos imaginamos la
mano de costado, mirando con el pulgar hacia arriba), el movimiento de
pronación consisitiría en la rotación que lleva a cabo la palma de la
mano, dirigiéndose hacia abajo con el pulgar hacia dentro; y supinación,
como la rotación de la mano, en la que con el pulgar hacia arriba, se
dirige hacia fuera. Las posiciones de pronación y supinación son las
resultantes de realizar los movimientos anteriormente citados. Hasta
aquí llega nuestro artículo de este mes. En el próximo terminaremos de
analizar las partes de la mano. Bibliografía: - NIETO, A.: La digitación pianistica. Mira editores. Colección: Mater Música. Distribuido por Editorial Boileau. Tel-Fax 93 2155334 E-mail: boileau@cambrabcn.es Página web: http://www.cambrabcn.es/boileau Nota del editor: De especial interés es este libro que se cita (Albert Nieto) por su gran valor pedagógico y su amplia cantidad de ejemplos. Lo recomendamos como imprescindible en la biblioteca del pianista. Éste artículo y los anteriores a éste, publicados por Rocío sobre digitación en esta revista, se pueden considerar una síntesis muy personal de éste magnífico libro.
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