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TUGAN SOKHIEV SE PRESENTA EN OVIEDO
Por
Angel Riego
Cue. Lee su
Curriculum.
Oviedo, Auditorio Príncipe Felipe. 29 de abril de 2007.
Mussorgsky-Ravel: Cuadros de una exposición. Tchaikovsky: Sinfonía nº 4.
Orquesta del Capitole de Toulouse. Director: Tugan Sokhiev.
Tugan Sokhiev es un director aún muy joven (nació en 1977 en Osetia del
Norte) que se reveló ante el público español cuando a finales del año
pasado dirigió en el Teatro Real El amor de las tres naranjas de
Prokofiev. Se presentaba en Oviedo al frente de la orquesta de la que es
principal director invitado (la del Capitole de Toulouse) y con el mismo
programa ruso que acaba de grabar para el sello Naïve.
La Orquesta de Toulouse es una buena agrupación de nivel medio-alto, en la
que no defrauda especialmente ninguna sección pero tampoco tiene ninguna
que maraville (por ejemplo, las maderas que tenía la Sinfónica de
Birmingham). Para una obra como los Cuadros (con la que comenzó
el concierto, cambiando el orden original que figuraba en el programa por
otro más lógico) se requiere más que esto para que pueda dar de sí todo lo
que contiene, hace falta una orquesta de las "primerísimas" y la de
Toulouse no lo es. De cualquier modo, poco importó esto cuando asistimos a
una interpretación tan trabajada como esta de Sokhiev, con tempo en
general muy vivo (a veces vertiginoso, como el "Baile de los polluelos"),
sin renunciar al efectismo bien entendido, que pone en pie al público
(alargadísmo calderón final de la "Puerta de Kiev", por ejemplo); en
general una versión muy amena con la que no dio tiempo a aburrirse.
La Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky es una obra en principio de
menores exigencias orquestales que los Cuadros aunque de mayor
complejidad de matices: no sólo está el aspecto espectacular, hace falta
también resaltar un cierto lirismo "aristocrático", y a la versión que
ofreció Sokhiev, en general impecable, le faltó un poco de eso (a pesar
del lentísimo segundo movimiento). No se entienda esto como un reparo, de
hecho Sokhiev es aún muy joven y seguramente irá madurando en el futuro, y
en lo ofrecido no hubo ni por asomo nada de "brocha gorda" y sí un artista
que convenció plenamente al público de Oviedo, levantando ovaciones que
motivaron como propina una fogosa Danza Eslava nº 1 de Dvorak.
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