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DESORGANIZACIÓN EN LOS ELÍSEOSJerez, Teatro Villamarta. Haydn: Sinfonía nº 83, “La gallina”. Mozart: Concierto para flauta y orquesta en Re mayor, KV 312. Sinfonía nº 40. Matthias Von Brenndorf, flauta. Peter Hanson, concertino-director. Por Fernando López Vargas-Machuca. Alucinante. Se anunciaba para abrir el programa la Sinfonía Oxford, pero la que allí se escuchó fue La gallina. A continuación tenía que venir el Concierto para oboe y orquesta en Do mayor, KV 271 k mozartiano, pero lo que se nos ofreció fue su más conocida transcripción para flauta, KV 312. Y lógicamente no hizo presencia el prestigioso oboísta Marcel Ponseele, cuya intervención había de ser el plato fuerte de la velada, sino un anónimo flautista cuyo nombre no se nos reveló. Como concertino-director se anunciaba al joven Alessandro Moccia, pero quien desempeñó tal responsabilidad fue el veterano Peter Hanson. Fatal por parte de la orquesta no haber informado convenientemente al Villamarta de todos estos cambios. Y muy mal por parte del teatro no dar a conocer al público los mismos: casi nadie se enteró de las sustituciones, salvo de que en lugar del oboe sonaba una flauta. Una hojilla explicativa junto al programa de mano o un aviso por megafonía eran inexcusables. Esta segunda visita de la Orquesta de los Campos Elíseos al Teatro Villamarta se ha caracterizado por la irregularidad. La sinfonía haydniana fue interpretada con muchísima corrección tanto en el plano técnico como en el expresivo, con el punto de equilibrio justo entre rusticidad y elegancia, pero a ese espléndido músico que es Hanson, curtido en mil batallas liderando algunas de las mejores formaciones de instrumentos originales, le falta un punto más de chispa, de socarronería y de vuelo lírico para hacer justicia a la genial partitura. Lo mejor fue el vibrante último movimiento, repetido al final de la velada como propina. Las cosas funcionaron menos bien en el concierto de Mozart, con todo en su sitio pero sin la necesaria implicación emocional. Al menos fue notable en lo expresivo -ya que no especialmente ágil en su ejecución- la intervención del solista, quien por cierto hizo en esta página las veces de director. A la salida tuve que interrogar a los músicos de la orquesta para enterarme de su nombre: Matthias Von Brenndorf. Volvió Hanson a tomar las riendas en la Sinfonía 40 de Mozart, ofreciendo un Allegro molto admirable por su tensión emocional y concepto marcadamente dramático, aunque sin aspavientos y sin merma alguna del indispensable equilibrio sonoro. La sonoridad de los instrumentos originales y los criterios historicistas de la interpretación resultaron por lo demás bastante convincentes. El resto de la partitura no estuvo interpretado con tanto acierto debido tanto a una menor implicación expresiva como a una ejecución bastante tosca y chapucera: cuerda algo deshilachada, maderas discretas -mediocre el oboe- y metales poderosos pero con numerosas pifias. En cualquier caso hubo verdad y emoción en esta lectura, una buena reconciliación del Villamarta con Mozart tras una Flauta Mágica francamente insatisfactoria. ENLACES RECOMENDADOS Web oficial de la Orquesta de los Campos Elíseos: http://www.orchestredeschampselysees.com/ Web del Villamarta: http://www.villamarta.com
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