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MOZART PUESTO AL DÍA
Por
Angel Riego
Cue. Lee su
Curriculum.
La interpretación de sinfonías de Mozart con instrumentos de su época no
es ninguna novedad. Mucho ha llovido desde que a principios de los años 80
se presentara el ciclo completo grabado por Christopher Hogwood, más tarde
las grabaciones sueltas de Brüggen y Gardiner (coincidiendo con el
bicentenario de la muerte de Mozart en 1991) y el ciclo completo de
Pinnock. De esas grabaciones, las de Brüggen supusieron toda una
revelación en su día, presentando un Mozart que gustaba incluso a los no
muy amantes de los instrumentos originales.
Con ocasión de otra efemérides mozartiana celebrada el pasado año (los 250
de su nacimiento), apareció el presente disco con las dos últimas
sinfonías, más una propina, interpretadas por uno de los directores que
más suenan en los últimos años en la interpretación historicista, Marc
Minkowski, al frente de sus Musiciens del Louvre-Grenoble. Minkowski es
muy apreciado por sus grabaciones de Haendel, Rameau o Gluck, aunque no
había llevado al disco nada de Mozart hasta el momento; sí tiene filmados
al menos un Rapto en el Serrallo y una Flauta Mágica
(esta última con escena de La Fura dels Baus) que a veces emiten algunos
canales europeos de TV.
La visión que tiene Minkowski de estas dos últimas sinfonías de Mozart
parece simbolizada en la propina elegida: varios números de ballet de la
ópera Idomeneo. Es decir, estamos ante un Mozart sinfónico, pero
que suena danzable en los Minuetos (que son eso, precisamente, música de
danza, pero pocas veces suenan a eso tanto como aquí), y operístico (casi
rossiniano) en los movimientos finales; siempre de gran brillantez y
virtuosismo orquestal.
Por poner algunos ejemplos, el Minueto de la 40 suena a puro
Rameau, nos parece estar escuchando el Platée; o el final de la
41 nos recuerda al de la Sinfonía nº 38 "Praga" del
propio Mozart, del que siempre se ha dicho que es un trío operístico
encubierto. El propio arranque de la "Júpiter" es todo un logro,
con un brío que llega a entusiasmar al oyente, lo que tiene su mérito en
una sinfonía tantas veces fallida por sonar demasiado contundente, con
resultados a menudo lamentables (Böhm, Karajan, Szell y tantos otros),
hasta que Brüggen nos enseñó que esta música queda bien sonando a
"militar" sólo si se toca con los instrumentos para los que fue pensada.
Frente a estos logros, hay movimientos que convencen menos, como los dos
Andantes, que suenan de una placidez muy "light", pero sin el humanismo
que le ponían las interpretaciones más "románticas" y que siempre echamos
en falta en estas versiones historicistas; o el mismo comienzo de la
40, también en la línea de Brüggen (quien a su vez lo había heredado
de versiones románticas como la de Furtwängler), es decir: nada de
placidez, fuerte carga dramática... aunque llega a entusiasmar menos que
sus modelos; muy brillante, eso sí.
En resumen, estamos ante un disco que puede representar en la actualidad
lo que fue en su día el de Brüggen (hoy descatalogado y casi
inencontrable), es decir, versiones de la 40 y 41 de
Mozart con instrumentos históricos pero que pueden ser "exportables"
incluso para un público no amante de este tipo de interpretación. Aunque
muchos seguimos prefiriendo el Mozart tradicional, el que dirigían
Furtwängler, Bruno Walter o Erich Kleiber, esta corriente de los
instrumentos de época es algo que no se puede ignorar.
REFERENCIAS:
MOZART: Sinfonías 40 y 41. Ballet de Idomeneo
Les Musiciens del Louvre-Grenoble
Dir.: Marc Minkowski
Archiv 00289 477 5798
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