Revista mensual de publicación en Internet
Número 85º - Octubre 2.007


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Arte y gracia

Por Víctor Pliego de Andrés. Lee su curriculum. 

Víctor Ullate Ballet. Comunidad de Madrid. Coppélia. Coreografía: Eduardo Lao. Música: Leo Delibes. Vestuario: Pedro Moreno. Escenografía: Carles Pujol. Teatro Gran Vía de Madrid, agosto de 2007. 

Son casi veinte años de trabajo: en 1988, Víctor Ullate fundó su compañía en concierto con el Ministerio de Cultura, con bailarines formados en su propia escuela, creada cinco años antes. A partir de 1996 se constituyó como Ballet de la Comunidad de Madrid y desde entonces no ha dejado de llevar a escena espectáculos de gran envergadura con un resultado bastante bueno. El último trabajo que he visto ha sido Coppélia, en el Teatro Gran Vía de Madrid aunque el estreno tuvo lugar el año pasado en el Teatro Albéniz. La versión coreografiada por Eduardo Lao, antes alumno de Ullate y ahora director artístico de su ballet, traslada la acción a un laboratorio cibernético, donde el nuevo doctor Coppelius investiga la fabricación de un androide femenino. Con esta disculpa, el espectáculo adopta un tono cómico y festivo, cercano al cómic de ciencia ficción, al cine, a los dibujos animados o al circo, pero siempre de buen gusto. El humor es redentor y acerca el virtuosismo del ballet a un público que se divierte de lo lindo viendo el espectáculo. El resultado es una fiesta para el ballet. Se mantiene una línea narrativa perfectamente comprensible, lo cual es de agradecer y permite que todos se diviertan. Hay elementos de pantomima y de teatro de la danza, unidos a la técnica clásica más seria y rigurosa. Junto al virtuosismo aparecen gestos graciosos, paródicos y expresivos muy bien incorporados a la acción. El uso que Lao hace del vocabulario coreográfico es original y acertado, y culmina una línea de fusión de clásico y moderno que siempre ha sido característica esencial del maestro Ullate. Los bailarines ofrecen, dentro de estas coordenadas, unas interpretaciones magníficas. El decorado virtual que se utiliza es funcional y algo pretencioso: compromete la iluminación y eclipsa un poco las figuras y ciertos movimientos. La grabación musical reproducida en las funciones es horrible e indigna de la producción, habiendo como hay tantas buenas o excelentes grabaciones. A pesar de todo, es un espectáculo magnífico, una gozada para todos los públicos y no solo para especialistas. El éxito fue grande en estas nuevas funciones.                                         

Fotografía: Jesús Vallinas