|
VOCES
DE HOY EN SONY CLASSICAL (II)
Por Ignacio
Deleyto Alcalá. Lee su curriculum.
Viena, fin de siglo.
La capital del amarillo
imperial, de la K. u. K.*, de las Artes, de la diversidad
más elocuente, de las contradicciones, de los
influyentes judíos y también del antisemitismo más
ideológico...
Durante los primeros años del siglo XX, Viena se había
convertido, y no por casualidad, en uno de lo principales
centros culturales del mundo: la música, la pintura, la
arquitectura y la literatura habían transformado a la
caleidoscópica ciudad imperial de Francisco José en una
obra de arte integral. Hagamos un rápido repaso a los
principales nombres: en pintura encontramos al
triunvirato de artistas encabezado por el fundador de los
"secesionistas"**, Gustav Klimt (cuya obra más
famosa "El Beso" ilustra con frecuencia
portadas de discos***), seguido por Egon Schiele,
particular expresionista autor de angustiosos retratos y,
finalmente, Oskar Kokoschka, otro original expresionista
en cuyo arte se funden varias tendencias y, en ese
sentido, un buen ejemplo de lo vienés. Entre los
arquitectos podemos destacar a Otto Wagner, Adolf Loos,
padrino del funcionalismo y Josef Hoffmann. También
hombres de letras como el recalcitrante y satírico Karl
Krauss, Arthur Schnitzler, uno de los mejores
diseccionadores de la compleja sociedad vienesa, Robert
Musil y Heimito von Doderer, sólo por citar algunos
nombres. Sin olvidar a Siegmund Freud, aunque sus
escritos fueran mayormente rechazados en la Viena de su
día. ¿Y en la música...? pues, de una envidiable
tradición cuyos mayores exponentes en el reciente pasado
habían sido Schubert y la familia Strauss y Lanner -pozo
inagotable de inspiración vienesa- seguidos por Brahms,
Bruckner, Wolf y Mahler hasta llegar a la Segunda Escuela
Vienesa con Schönberg, Berg y Webern. Un verdadero
crisol de tendencias, estilos y teorías. Una riqueza que
nunca más volvería a darse cita en un solo lugar.
Viena, en el cambio de
siglo, una ciudad vieja y moderna, políglota y
multicultural, exponente de las tradiciones más
arraigadas y del futuro más transgresor. En palabras de
Joachim Riedl: "Viena, el laboratorio de la
modernidad". Y, en medio de la ciudad, a lo largo de
la Ringstrasse, otra joya arquitectónica, el edificio de
la Ópera Imperial a cuyo mando, en 1900, estaba un
judío admirado y odiado, inflexible y dictatorial,
poderoso y genial, el nacido en Bohemia y "tres
veces apátrida", Gustav Mahler.
El disco, objeto de esta breve introducción que espero
sepáis perdonar, nos presenta obras cuyo estilo se
enmarca mayormente en esta vibrante época: Lieder de
Gustav Mahler, Alma Mahler y Erich Korngold.
Protagonizado por la mezzosoprano austriaca, Angelika
Kirchschlager, supuso su debut en solitario y ha sido
reeditado por Sony hace poco en nuestro país (SK 68344).
Angelika Kirchschalger nació en Salzburgo y fue alumna
del recientemente desaparecido, Walter Berry. Asociada a
la Ópera de Viena, es una de las mezzos de mayor
renombre en la actualidad. Nuestro primer contacto con la
Kirchschlager fue en una correcta Dorabella en
producción de la Ópera de Viena de 1995 bajo la
dirección de Riccardo Muti con el que ha hecho bastante
Mozart.
Estamos ante una mezzo
ligera (con frecuencia su timbre nos revela a una soprano
encubierta). Mejor en los agudos que en los graves y con
un centro portentoso, su canto sin afectación y directo
no siempre consigue emocionar pero resulta gratificante
para el oído.
Lo más destacable de este registro son los Lieder
und Gesänge de Gustav Mahler, obra de la
que hay pocas grabaciones. Consta de tres cuadernos que
reúnen cinco, cuatro y cinco piezas. El primer cuaderno
es bastante anterior (1882-83) a los otros dos (1888 y
1890 respectivamente). Mahler fue ante todo un compositor
de canciones y en ellas nos revela lo mejor de sí mismo.
Sin alcanzar la fuerza de los Lieder eines
fahrenden Gesellen, también de juventud,
este ciclo que nunca ha alcanzado la fama de otros
posteriores tiene, sin embargo, personalidad propia. La
mezzo austriaca lo interpreta con dedicación y atención
al detalle, dominio vocal y precisión. Su
identificación con el texto es evidente. El pianista,
Helmut Deutsch, hace un acompañamiento más que
correcto.
Otra de las obras de
interés aquí recogida es Songs of the clown
de Korngold basadas en una comedia de Shakespeare. Estas
breves canciones escritas en inglés son un buen
exponente de esta combinación de lo antiguo y lo
moderno, Kirchschlager demuestra que el idioma no es para
ella una barrera y hace una interpretación segura y
expresiva (deliciosa la canción "Hey, Robin").
Alma Mahler ensombrecida por su matrimonio con el
compositor y más conocida por sus múltiples relaciones
y devaneos con importantes personajes de la época como
Gustav Klimt que la siguió por media Europa, Alexander
von Zemlisky, Oskar Kokoschka, etc. fue, además de
"la mujer más bella de Viena", una mujer
culta, pianista de talento, compositora y amiga de
intelectuales y artistas. (Alban Berg, por ejemplo, le
dedicó su ópera Wozzeck).
Llegó a publicar una razonable cantidad de canciones de
la que tenemos una buena muestra en este disco. Son seis
piezas enraizadas en el post-romanticismo con cierto aire
decadente y un gusto por inesperadas disonancias. En
definitiva, un buen disco con repertorio poco trillado en
interpretación de una voz que es algo más que bonita.
El último disco en
solitario de Angelika Kirchschlager es una colección de
canciones de cuna clásicas y tradicionales titulado
"When the night falls" ("Al caer la
noche", SK 61768). La variedad es la nota dominante
de las veinte canciones elegidas para la ocasión. Desde
Haydn, Mozart, Weber, Schubert y Brahms (no podía faltar
su archiconocida "Wiegenlied") pasando por
Zemlisky, Falla, Montsalvatge hasta llegar a Copland,
Canteloube, Menotti, y Kertsman, entre otros. Sony se ha
puesto de gala para esta grabación pues la mezzo
austriaca se ve arropada por distinguidos músicos como
John Williams, guitarra; Helmut Deutsch (para el
repertorio alemán) y Roger Vignoles (para el resto),
pianos; Yuri Bashmet, viola. Además de contar con la
colaboración de un conjunto de cuerda para ciertas
canciones.
Sería delicado hacer una valoración de las
obras individualmente porque la diversidad es tal que
casi parece más coherente adoptar una postura más
global. Y, en ese sentido, el disco es recomendable pues
está interpretado con buen gusto, perfecta dicción,
gran dosis de expresividad y notable esfuerzo (ella canta
en más de cinco idiomas; entre ellos, provenzal y
galés, ¡ahí es nada!). Otra cosa sería analizar y
comparar los lieder más conocidos pertenecientes al
repertorio. Ahí la Kirchschlager no llega a convencer
del modo que hace una Brigitte Fassbaender, por ejemplo,
en el bellísimo Wiegenlied D 867 de Schubert. La riqueza
de matices, la capacidad expresiva y la intachable línea
de canto de la alemana no resiste la comparación con la
austriaca que, a todas luces, ofrece una lectura más
pobre y plana de la obra. Sin embargo, no pensamos que
sea así como debamos afrontar este disco que, como queda
dicho, es una excelente recopilación de
"nanas" en boca de una joven artista de
talento.
Pobre la documentación ofrecida por Sony. A un artículo
irrelevante, ñoño y aburrido, se une una completa falta
de información sobre las obras lo cual en un disco de
este precio, orientado a un comprador de música
clásica, es grave. Por ejemplo, en la pista nº 14
aparece: Brahms "Sandmännchen". Esta popular
canción alemana infantil cuenta la historia del duende
que lleva los sueños a los niños en forma de arena
espolvoreándoles los ojos con ella mientras duermen. Se
podría haber añadido para situarla en su contexto que
está recogida en la colección de 14
Volkskinderlieder de Johannes Brahms con el
nº 4. Y así ocurre con el resto, compositor, título y
nada más. Como contrapartida, digamos que la toma de
sonido es modélica y nos permite disfrutar ampliamente
de estas canciones que probablemente nunca hayan sonado
tan bien.
Notas:
* Iniciales de "Kaiserlich und Königlich"
(Imperial y Real), adjetivo concedido a establecimientos
proveedores de la Monarquía Imperial. Todavía hoy se
puede ver en Viena locales que ostentan semejante
distintivo como la prestigiosa confitería vienesa Demel
.
** Grupo de artistas vieneses que en 1897 reaccionaron
contra el arte academicista. Su objetivo era lograr una
nueva unidad de todas las artes favoreciendo un estilo
altamente decorativo. "Sezession" es el nombre
de un edificio vienés hecho por J. M. Olbrich, símbolo
del nuevo arte. El secesionismo está relacionado con el
Art Nouveau francés y hasta cierto punto con el
Modernismo español.
*** Por ejemplo, el Tristán/Barenboim (Teldec) o el
Romeo y Julieta de Prokofiev/ Salonen (Sony). Otros
cuadros de Klimt como "Las Muchachas" son
portada en la 3ª Sinfonía de Mahler/Mehta (Sony) o en
la Noche Transfigurada de Schönberg/Barenboim (Teldec)
|