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¡UN VERDI DOBLE, POR FAVOR! Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.
Roberto Alagna, francés de nacimiento aunque de origen siciliano, hizo su debut internacional con La Traviata en la Scala bajo la dirección de Muti. Según el mismo cuenta se considera un autodidacta que aprendió a cantar escuchando discos de Caruso. Alagna posee una voz lírica pura con cierto cuerpo, ideal por tanto, para el Verdi más lírico: Duque de Mantua (Rigoletto), Alfredo (La Traviata), Rodolfo (Luisa Miller). No parece que pueda resistir en directo papeles como Manrico (Il Trovatore) u Otello aunque el primero ya lo ha incorporado a su repertorio. Comparándolo con los tenores de su generación es quizás el de mayor calidad, solo Ramón Vargas y ahora Marcelo Álvarez son verdaderas voces líricas, bellas, con facilidad en el agudo, lo que les convierte en los tres tenores líricos del momento. En cuanto a José Cura, digamos que es un tenor spinto, de voz más oscura y ancha que se deja ver por los escenarios más que Alagna, quien se limita bastante en este respecto. Algunos críticos ya se han preguntado si la voz de Alagna durará mucho. De poco valen esas llamadas de atención. En los setenta también se dijo de Plácido Domingo que su voz se acabaría tras cantar Otello y ahí están sus logros en décadas posteriores. La evolución de las voces es algo misterioso. Además, para bien o para mal, ya se considera a Alagna el tercer tenor en reserva para cuando casque alguno de los otros tres astros lo cual parece estar ya muy próximo, según se cuenta. El primer disco "Verdi Arias" (CDC 56567) recoge un amplio abanico de arias, algunas más conocidas que otras, elegido con muy buen gusto aunque llame la atención la inclusión en primer término de "La mia letizia infondere" de I Lombardi y más adelante, "Je veux encor entendre" de Jerusalem, casi la misma aria aunque en francés, versión esta que Alagna canta con una musicalidad de la que pocos de su generación pueden alardear. A la vista de los resultados y como era de esperar, su voz se adapta perfectamente a los papeles líricos y, al menos en disco, también resuelve con desahogo aquellos más dramáticos como las escenas de Otello que resultan muy interesantes bajo la intensa e inspirada batuta de Abbado. Por ejemplo, con qué expresividad hace el "Or morendo" con un pp sobre el Sol agudo tal y como Verdi prescribe. Ciertamente es un placer escuchar una voz tan bella como la de Alagna matizando así. Parece que el tenor ha querido demostrar que puede con todo, al menos, en un estudio de grabación. A lo largo de todo el disco Alagna se muestra
escrupulosamente fiel a la partitura olvidando la
tradición impuesta en muchas arias. Sirva como ejemplo,
el final del "Celeste Aida" en la que Verdi
indica hacer un diminuendo en la palabra "sol"
que pocas veces se hace en disco (por ej. Corelli/Mehta)
y menos aún en directo por la dificultad de apianar en
una nota aguda y las ganas que siempre tienen los tenores
de lucirse con los agudos cosa que el público además
agradece. Alagna comienza en mezzo-forte y apiana
maravillosamente secundado por un Abbado que
"respira" con el cantante. Otro momento
destacado es la brillante aria "O, tu che l'alma
adora" de Ernani en la que tampoco hace el agudo
final habitual. El recital termina con una "Di
quella Pira" exultante aunque se nos muestre un poco
justo de fuerzas lo que compensa con entrega y
teatralidad, aspecto éste del que normalmente abusa en
directo. El segundo disco
"Verdi per due" (CDC 56656) es el complemento
ideal al primero con el atractivo añadido de contar con
Angela Gheorghiu, mujer de Alagna, y artista que ha
devuelto cierta esperanza (de ventas, claro) a la
industria discográfica sumida en una profunda crisis de
la que no sabe salir. Ambas portadas y las melosas fotos
del libreto de este disco muestran la desesperación de
esta industria por vender. Auténtica diva cuando sale a escena con gestos heredados de la Callas (como cuando saluda al público), da la impresión de mucho "pose" hasta que empieza a cantar y nos muestra su bello fraseo, natural, fluido y sin el menor atisbo de esfuerzo. Puede que el color de su voz no sea del agrado de todos, resulta un poco mate, al menos en disco, pero sin duda estamos ante una de las mejores cantantes del momento en su cuerda. El programa del disco contiene dúos de títulos tan variados como I Masnadieri, Simon Boccanegra, I Vespri, Rigoletto, Don Carlo, Aida y Otello sin olvidar el inevitable "Libiamo" de Traviata. Por lo que se convierte en una excelente recopilación de los más famosos dúos verdianos. Desde el principio el protagonismo recae más en ella que en el. Su cálida voz seduce como pocas además de demostrar un gran dominio del canto verdiano. Tampoco le falta potencia y carácter cuando la partitura lo demanda aunque a veces su canto resulte poco contrastado. Su Gilda (Rigoletto), su Amelia (Simon Boccanegra), su Elena (I Vespri) y también su Desdémona (Otello) son buenos ejemplos de su sensacional actuación en este disco. Alagna por su parte sale airoso de nuevo y tiene momentos brillantes como el fascinante "O terra addio" de Aida en donde ambos hacen una interpretación llena de embrujo con una dirección exquisita. Abbado acompaña con mimo a ambos solistas y nos regala
con todo su poso verdiano frente a una orquesta
sensacional que conoce a la perfección. Otra
recomendación, por tanto, para este disco que como el
anterior es un monográfico Verdi de enorme interés bajo
la batuta de uno de los últimos grandes maestros de la
dirección. Si hay presupuesto, pues, no dejen pasar la
ocasión. |