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SONY CLASSICAL Y EL DVD
Por "Don Profondo". Ese
fabuloso sistema que es el DVD parece imponerse finalmente en lo que
al cine respecta, pero las compañías de música clásica aún
parecen contemplarlo con recelo. De hecho, sólo Arthaus –dedicado
al mundo videográfico, no al cedé- se ha lanzado a sacar en el nuevo
formato una cantidad abundante de óperas, ballets y conciertos. Los
sellos de toda la vida no se animan del todo. El número de DVDs que
han lanzado DG, Philips, Decca, EMI o Warner es muy reducido. Sony
Classical se sitúa en un terreno intermedio: ya tenemos una oferta
aceptable y parece que, aun con cuentagotas, seguirán apareciendo
grabaciones de interés. Presentamos aquí dos de las más recientes, bien representativas de los terrenos en los que el sello nipón se está moviendo: lo “puramente clásico”, destinado al público más conservador, y el “crossover”, que busca un mercado amplio y heterogéneo. Ejemplo de lo primero, Karajan y su Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky. Del salzburgués ya han aparecido un buen número de grabaciones en DVD, fruto de la colaboración que en los últimos años de su vida estableció con Telemondial para inmortalizar su imagen y su sonido, inconfundibles, en las mejores condiciones audiovisuales. Ahí están, sin ir más lejos, sus Sinfonías de Beethoven, tan espectaculares como faltas de contenido. O su imprescindible Concierto de Año Nuevo, el de 1987, verdaderamente sublime, quizá el mejor que se haya escuchado en los últimos veinte años junto con los de Carlos Kleiber. Pero hablamos de Thaikovky. La Cuarta necesita dos elementos para extraer todas las posibilidades que encierra, que son más de las que aparenta: una orquesta de primera y un director que aúne espectacularidad e introversión. La Filarmónica de Viena ya había grabado una memorable lectura bajo la batuta de Claudio Abbado para DG en 1975, y nueve años después sigue demostrando que su potencia, su belleza sonora, su maleabilidad y la musicalidad de sus solistas son ideales para esta página... y muchísimas otras, claro. El salzburgués, por su parte, despliega toda su prodigiosa técnica para deslumbrar al espectador. ¿Y sólo eso, como tantas veces? Pues no, aquí se entrega a fondo y, a despecho de ciertos detalles hedonistas en el fraseo, ofrece una interpretación sentida y coherente, ora angustiosa, ora humorística, ora triunfal, pero sin caer en el mero exhibicionismo. La filmación no está a la altura: su cursilería llega a resultar molesta. Aún así, se recomiendan sin reservas estos tres cuartos de hora de puro Karajan, pero Karajan del bueno. El otro DVD que presentamos es el primero de los tres volúmenes que componen la serie de seis películas sobre cada una de las Suites para violonchelo solo de J. S. Bach que se estrenaron en 1997 a partir de una idea de ese fabuloso músico que es Yo-Yo Ma. No se trata exactamente de video-clips. Menos aún de documentales. Tampoco son películas al uso. Sin embargo, de todo ello hay aquí. De fondo, la portentosa interpretación que el chelista realiza de las sublimes páginas bachianas, bastante respetuosas con el estilo -aun sin ser historicistas- y tan efusivas como profundas en lo interpretativo. Pero, ojo, la música se halla aquí repartida entre cada una de las cintas y entremezclada con sonidos diversos, lo que significa que para escuchar bien el audio hay que comprarse el doble cedé. Aquí es ante todo lo visual, y cómo ese elemento visual influye en la interpretación, lo que interesa. El mercado al que va destinado el producto rebasa con mucho, por tanto, el círculo de los admiradores de la obra del Cantor. Cada una de las películas
cuenta con la dirección de una figura relevante en el mundo de las
artes, trátese del cine, el teatro, la danza o incluso la jardinería.
No nos extendemos sobre el contenido de ellas, pues el lector
interesado puede acceder a una completa página
web con información detallada sobre las mismas. Sólo concretamos
sobre las dos que ocupan este primer volumen. The Music Garden
narra la odisea de Ma y la diseñadora de jardines Julie Moir Messervy
para realizar un jardín inspirado en la Suite nº 1. Su estética
y narrativa se aproximan a la de un documental, pero la labor del
director Kevin
McMahon logra enganchar al espectador, haciéndole vivir los éxitos y
sinsabores de la peculiar pareja que termina llevando su costoso
proyecto desde Boston hasta Toronto. The Sound of the Carceri interesa
aún más. La
Suite nº 2 inspira a François Girard, director de la notable
película El violín rojo, una sugestiva filmación en la que
se da “vida” a las fascinantes “Carceri” imaginadas y
dibujadas por el arquitecto del XVIII Giovanni Battista Piranesi, a
medio camino entre la neoclásica admiración por la antigüedad y la
más desatada fantasía prerromántica. Los efectos especiales son de
lujo, hasta tal punto que
supusieron a la cinta un premio EMMY en 1998. Para el melómano
interesa especialmente lo que se dice acerca de la influencia de la acústica
en la interpretación. De hecho, la tecnología permite a Ma, a través
de unos cascos, escuchar la reverberación con la que tendría que
contar si tocase realmente en el interior de esas arquitecturas
imposibles. DVDs muy recomendables, pero insistimos en que quien los
adquiera lo ha de hacer pensando más en el producto audiovisual que
en el meramente sonoro. Si lo que quiere es el audio, debe acudir al
doble cedé correspondiente. Un detalle negativo: los subtítulos
vienen sólo en francés y alemán. ¡A ver si se acuerdan por fin del
mercado español y latino! Tchaikovsky:
Cuarta Sinfonía.
Yo-Yo
Ma. Inspired
by Bach.
Vol. 1.
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