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Número 19º - Agosto 2.001


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LA VOZ DEL PIANO ESPAÑOL: ALICIA DE LARROCHA.

Por Asier Vallejo. Estudiante de piano.


     No se pueden ustedes ni imaginar lo difícil que resulta empezar hablar sobre Alicia de Larrocha, por la razón de que todo lo que se diga de ella será poco, no más que un conjunto de palabras incapaces de explicar lo que es la magia de la música en toda su esencia. Y es que esta señora ha sido la única que ha sabido trasladar al público el embrujo pianístico de la obra de los compositores españoles del pasado siglo.

Ella es catalana, como Isaac Albéniz, como Enrique Granados, como Federico Mompou, o como Xavier Montsalvatge. Nacida en Barcelona el 23 de mayo de 1.923, debutó ya con cinco años en la Exposición Universal de Barcelona en el 29, es decir, fue una niña prodigio; es normal, si tenemos en cuenta que es descendiente de discípulas de Granados, y así vivió desde muy pequeña inmersa en un importante ambiente musical. Fue precisamente el continuador de la escuela pianística de Granados, Franck Marshall, el maestro del que Alicia recibió lecciones musicales ya de muy joven. Los mayores impulsos fueron, por una parte, su debut con orquesta, con Joan Lamote de Grignon, y, sobre todo, la presentación en Madrid, interpretando un concierto de Mozart, siendo acompañada por la Orquesta Sinfónica dirigida por el Maestro Fernández-Arbós. La joven pianista tenía tan sólo doce años. Poco después, en el 39, actuó en diversos conciertos en el Gran Teatro del Liceo.

Desde entonces, su carrera, impulsada en parte gracias al apoyo de Artur Rubinstein, se desarrollaría a lo largo del continente europeo, para más tarde cruzar el Atlántico rumbo a Estados Unidos, cuando Alfred Wallenstein la requirió para hacer una gira con la Orquesta Filarmónica de Los Angeles. Desde aquel año de 1.956, Alicia de Larrocha ha venido desarrollando una labor concertística que alcanza los cinco continentes, bien en solitario, o bien en compañía de las más importantes orquestas y los más reconocidos directores. Además, sus colaboraciones con violinistas, violoncelistas, conjuntos de cámara o cantantes han sido también muy apreciadas. Ha recibido una gran cantidad de premios, tanto por su actividad concertística como por la discográfica.

El repertorio de Alicia de Larrocha está centrado en la música de los autores españoles del pasado siglo. La ha hecho suya, a pesar de las aportaciones de pianistas españoles como Esteban Sánchez, Gonzalo Soriano, Joaquín Achúcarro o Rafael Orozco, o los siempre agradecidos acercamientos de Artur Rubinstein, Claudio Arrau o, últimamente, Daniel Barenboim. Lo cierto es que parece lógico, después de que ya de niña amaba la música española, y ya estaba ansiosa de tocarla, por más que se le pidiese paciencia por parte de sus maestros.

No resulta exagerado afirmar que el que más tan sólo ha sido capaz de hacer sombra a la catalana en la interpretación de una de las cumbres del piano universal: la suite "Iberia", que le debe tanto a Alicia de Larrocha como a su propio autor, Isaac Albéniz. La ha llevado por todo el mundo, ha creado un ejemplo a seguir en la interpretación de la obra y, además, la ha llevado al disco en varias ocasiones, cada vez con mayor acierto. En cualquiera de sus grabaciones se puede apreciar su capacidad de combinar sentido del ritmo con una impresionante aptitud para crear imágenes o impresiones cargadas de tensión y emoción. Su lectura de la obra de Albéniz es quizás el mayor tesoro que nos haya podido descubrir, pero no el único: toda la obra pianística del de Gerona ha encontrado en Alicia de Larrocha su mayor intérprete.

Al igual que en el caso de Albéniz, Enrique Granados y Manuel de Falla se sentirían agradecidos a Alicia de Larrocha, y allí donde estén es seguro que han sido dos de sus más grandes admiradores. Parte de la obra pianística de estos dos compositores deben su actual reconocimiento a la labor de la pianista catalana, que ha llevado al disco la integridad de sus composiciones para piano (algunas como "Goyescas" de Granados o "Noches en los Jardines de España" de Falla en varias ocasiones), y una vez más sus interpretaciones la colocan a la cabeza de la interpretación de la música de ambos creadores.

Nuestra pianista más universal, además, se ha acercado a otros músicos españoles (¡siempre con acierto!), como Joaquín Turina o Federico Mompou, y también a otros más lejanos como a W. A. Mozart, L. Van Beethoven o R. Schumann.

Y no piensen que esto lo un fanático de Alicia de Larrocha, que la idolatra y que no sabe más que alabarla; su arte es apreciado en todo el mundo, en especial en España y en Estados Unidos, donde las salas y auditorios se abarrotan para apreciar un arte extraído de una diminutas manos que han dado mucho que hablar; su música la ha llevado a ser considerada una de las grandes del siglo XX. Es, en resumidas cuentas, la voz del piano español. Escúchenla, y conocerán el porqué.