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SONY CLASSICAL, Por "Don Profondo".
Los tres discos que
presentamos son muy representativos de la tendencia del mercado a
explotar con mayor intensidad el campo del “crossover”, esa tierra
de nadie donde lo clásico y lo no clásico se encuentran y
funden/confunden de manera harto provechosa para las casas discográficas,
que encuentran aquí un filón para hacer frente a la profunda crisis de
ventas. Sony Classical es quizá la que más decididamente se ha
decidido por tal opción, hasta el punto de que actualmente son más
numerosos sus lanzamientos en este campo que en el propiamente clásico.
La cara negativa de tal circunstancia es obvia, pero posee también un
lado positivo: este tipo de productos pueden crear nuevos aficionados,
lo que a la postre es beneficioso para todos. Por
ejemplo, serán muchos amantes del jazz o del pop los que compren Creation
atraídos por su intérprete, el excepcional saxofonista Branford
Marsalis, hermano del no menos soberbio trompetista Wynton y colaborador
habitual de figuras tan diversas como Sting o el cinematográfico Jerry
Goldsmith (memorable su labor en el filme La Casa Rusia). Para
que piquen, se incluyen los inevitables arreglos de El siguiente disco entra más propiamente en el
“crossover” que el anterior, muy clásico en el fondo. West
Side Story Suite Y llegamos al último y menos clásico de los tres discos que presentamos. Se trata del mayor éxito de Broadway de los últimos tiempos: The producers, con música y libreto de... Mel Brooks. Sí, el director de El jovencito Frankenstein ha remontado el bache de sus últimos años -pocas y muy malas películas, a decir verdad- reelaborando su primer largometraje, Los Productores (1968). No es la primera vez que sale un musical de un filme: recordemos el caso de Gigí, o, mucho más recientemente, Victor/Victoria. Sin embargo, no es tan usual que la obra de origen no fuera musical; el caso más famoso es quizá Chicago, basada en Roxie Hart, una antigua comedia con Ginger Rogers. Sea como fuere, lo que convierte esta obra en algo excepcional es haber acaparado nada menos que doce (sí, doce) premios Tony. Todo un logro, ya que hasta ahora el record lo ostentaba Hello, Dolly! con diez. Retomando tres canciones que compusiera
para la antigua película -que, insistimos, no era musical-, siguiendo
fielmente la trama de la misma y cayendo sólo puntualmente en su
habitual sal gorda, Brooks ha creado una obra amena, divertida y de gratísima
escucha, si bien no especialmente inspirada. Entonces, ¿dónde reside
la clave para tanto premio? Bueno, aquí no podemos juzgar la vertiente
escénica, pero por lo que se escucha sospechamos que lo que la ha hecho
triunfar haya sido su sincero y rendido homenaje al musical clásico de
Broadway. A los musicales clásicos, habría que añadir, pues aquí hay
un poco de todo. Matthew Broderick canta de manera aceptable y en
escena, probablemente, superará al Gene Wilder de la película. Nathan
Lane, por su parte, es un actor casi con tanto gancho como Zero Mostel,
que allí bordaba el papel. Fantásticos los secundarios. Excelentes
arreglos, sonido sensacional. Espectacular página
web. ¿Un disco para la historia? Ni idea, pero yo me lo he pasado
en grande escuchándolo y lo recomiendo vivamente. Lástima que el
libreto esté sólo en inglés. Satie: Gymnopédie nº 3 The
Producers,
Original Broadway Cast Recording.
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