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Número 22º - Noviembre 2.001


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COMPOSITORES DE HOY

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Una de las características que todos los tratadistas están de acuerdo en reconocer al estudiar la composición musical de las últimas décadas es la progresiva vuelta hacia el público de los compositores, abandonando poco a poco el aislamiento que suponía considerarse miembros de una "vanguardia" incomprendida. Esto no significa que se desechen los descubrimientos musicales que han aportado las vanguardias, pero sí que se busca presentarlos de forma que tengan un poder comunicativo sobre el oyente. En otras palabras, los compositores de hoy buscan de nuevo gustar al público.

De ello es una buena muestra la cantidad de discos que editan los grandes sellos de compositores no solamente vivos, sino incluso que puedan llamarse relativamente "jóvenes" (40-50 años). Una situación así era difícil de imaginar hace sólo dos décadas, en la etapa final del LP, donde la creación "culta" contemporánea apenas salía del "ghetto" de los sellos menores especializados, al menos en su distribución es España.

De los tres discos comentados en este artículo, el más interesante nos ha parecido el de la compositora finlandesa Kaija Saariaho (n. 1952). En su formación musical fue decisivo su traslado en 1982 a París (donde continúa viviendo) para estudiar composición electroacústica en el IRCAM, donde sus obras estuvieron muy influidas por la corriente "espectralista" de un Tristan Murail; pero en la última década se ha dejado influir por compositores que admitían un retorno de algunos elementos líricos tradicionales que favorecieran una mejor comunicación con el público. El nombre que primero nos viene a la mente sería el de Alfred Schnittke, y no es casualidad que en el disco encontremos a uno de los grandes defensores del compositor ruso fallecido en 1998: el violinista Gidon Kremer.

Kremer interpreta la composición para violín y orquesta Teatro del Grial, que es una "revisitación" del tema del Rey Arturo en clave "galáctica" pues a eso es a lo que suena en su mayor parte (debido en parte al empleo de música electrónica), aunque también hay algún momento en donde la sonoridad del violín trae algún deje a lo "zíngaro", que tanta inspiración ha dado a su instrumento a lo largo de la historia. Castillo del Alma, parece continuar la tradición de ciclos de canciones con acompañamiento de conjunto instrumental a la que pertenecería el Pierrot de Schoenberg o el Marteau de Boulez, aunque la obra de Saariaho, consistente en 5 textos sobre el amor, es desde luego, mucho más asequible para el oyente que la de sus modelos: como ocurría en Teatro del Grial, la expresividad "cinematográfica" de la partitura la hace entrar casi "por los ojos", aparte del lujo que supone contar con una soprano como Dawn Upshaw. Más difícil pero también más fascinante es la obra que completa el disco, Amers (que se podría traducir por "marcas en el mar"), perteneciente a su etapa compositiva anterior (años 80), caracterizada por un empleo aún mayor de la electroacústica que en las dos obras mencionadas antes, y por una búsqueda constante de efectos tímbricos; la pieza quiere representar el dibujo que va trazando una barca en el mar, siendo la "barca" un violonchelo y el mar el resto de instrumentos, acústicos y electrónicos; la obra está dedicada al cellista finlandés Anssi Karttunen, colaborador de Saariaho desde hace tiempo, como también viene de hace tiempo la relación entre Saariaho y su famoso compatriota, el director Esa-Pekka Salonen, pues ya es el tercer disco con su música que graba él (le precedieron uno en el sello Ondine y otro en BIS). Las tomas se realizaron en lugares y con orquestas diferentes a lo largo de 5 años: con la Sinfónica de la BBC en 1996 en el Teatro; con la Sinfónica de la Radio finlandesa en el 2000 para el Castillo; y con la orquesta de cámara "Avanti!" (de Helsinki) en 1998 para Amers.


El propio Salonen aparece dirigiendo composiciones suyas en el segundo disco reseñado, cuyo título, L.A. Variatons, toma de una obra estrenda en 1997, encargo de la Filarmónica de Los Angeles, orquesta de la que es titular. Aunque Salonen fue compositor antes que director, es inevitable verle hoy como un "director que compone" y más cuando una música como L.A. Variations nos recuerda tanto, salvando las distancias, al sinfonismo de un Leonard Bernstein (en algún momento parecen escucharse incluso citados los primeros acordes de West Side Story). En la misma línea neo-bernsteiniana, siempre con un lenguaje adaptado a los tiempos que corren, podemos colocar las Cinco imágenes sobre Safo para soprano, y Manía para violonchelo, ambas con el acompañamiento de conjunto instrumental. En ellas repiten los mismos solistas que vimos en el disco de Saariaho, Dawn Upshaw y Anssi Karttunen, y la London Sinfonietta. Algo más avanzados son Giro (versión de 1997 de una obra original de 1981) que suena a Ives más que a Bernstein, o Gambito (1998) dedicado al compositor Magnus Lindberg, donde podemos encontrar incluso algún uso del "cluster" que recuerda a Ligeti, eso sí, en versión muy "light"; estas dos obras, al igual que L.A. Variations, están interpretadas por la Filarmónica de Los Angeles. Las grabaciones son todas del año 2000. En general, el Salonen compositor se nos muestra como autor de una obra muy directa, de un poder comunicativo envidiable, que no deja al oyente indiferente, y que revela un elevado dominio de la técnica de composición: realmente, el hecho de si su estilo es "avanzado" o no, llega a importar poco.


Y, por último, nos encontramos con Aaron Jay Kernis (n. 1960) que con sólo 40 años ya es uno de los nombres que despuntan en el sinfonismo "académico" norteamericano actual, y de quien Virgin ha editado un CD con tres obras para violonchelo y orquesta interpretadas por el célebre cellista Truls Mork (dos de ellas son encargos del propio solista). Si en los compositores de hoy es habitual el eclecticismo, es decir, tomar influencias de aquí y de allá, el caso de Kernis es ya llegar a la "sopa de letras", pues en sus obras se puede encontrar, literalmente, de todo: en Colored Field hay desde retornos a una expresividad romántica hasta momentos que parecen sacados de Shostakovich o citas casi literales de Bernstein; en Musica Celestis su comienzo es un calco del comienzo del preludio de Lohengrin de Wagner, más tarde suena a Brahms, luego a Copland, luego recuerda al Adagio de Barber, etc, etc. No faltan ni siquiera los "ostinatos" que por momentos aproximan la obra a una del género "pop". Y algo parecido se puede decir de Air, que comienza a lo Elgar, luego recuerda a Copland, etc. Hay que reconocer que tan variopintos elementos están mezclados de manera que el todo suene coherente, y en ese sentido la técnica de composición de Kernis se muestra sólida (de lo que da prueba los numerosos encargos que recibe de orquestas y solistas de prestigio), pero el resultado final es más difícil que provoque el entusiasmo que en los dos compositores anteriores.




REFERENCIAS:

KAIJA SAARIAHO: Graal Theatre (Gidon Kremer, violín, Orq. sinfónica de la BBS); Chateau de l'ame (Dawn Upshaw, soprano; Coro de Cámara y Orquesta Sinfónica de la Radio Finlandesa); Amers (Anssi Karttunen, cello; Orquesta de Cámara Avanti!)/ director, Esa Pekka-Salonen
Sony SK 60817

ESA-PEKKA SALONEN: L.A. Variations, 5 imágenes sobre Safo (Dawn Upshaw, soprano), Manía (Anssi Karttunen, cello); Gambito, Giro/ London Sinfonietta y Orquesta Filarmónica de Los Angeles/ director, Esa-Pekka Salonen
Sony SK 89158

AARON JAY KERNIS: Colored Field, Musica Celestis, Air/ Truls Mork/ Orquesta de Minnesota/ director, Eiji Oue
Virgin 7243 5 45464 2 6