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COMPOSITORES
DE HOY
Por Angel
Riego Cue. Lee su Curriculum.
Una de las
características que todos los tratadistas están de
acuerdo en reconocer al estudiar la composición musical
de las últimas décadas es la progresiva vuelta hacia el
público de los compositores, abandonando poco a poco el
aislamiento que suponía considerarse miembros de una
"vanguardia" incomprendida. Esto no significa
que se desechen los descubrimientos musicales que han
aportado las vanguardias, pero sí que se busca
presentarlos de forma que tengan un poder comunicativo
sobre el oyente. En otras palabras, los compositores de
hoy buscan de nuevo gustar al público.
De ello es una buena muestra la cantidad de discos que
editan los grandes sellos de compositores no solamente
vivos, sino incluso que puedan llamarse relativamente
"jóvenes" (40-50 años). Una situación así
era difícil de imaginar hace sólo dos décadas, en la
etapa final del LP, donde la creación "culta"
contemporánea apenas salía del "ghetto" de
los sellos menores especializados, al menos en su
distribución es España.
De los tres discos comentados en este artículo, el más
interesante nos ha parecido el de la compositora
finlandesa Kaija Saariaho (n. 1952). En su formación
musical fue decisivo su traslado en 1982 a París (donde
continúa viviendo) para estudiar composición
electroacústica en el IRCAM, donde sus obras estuvieron
muy influidas por la corriente "espectralista"
de un Tristan Murail; pero en la última década se ha
dejado influir por compositores que admitían un retorno
de algunos elementos líricos tradicionales que
favorecieran una mejor comunicación con el público. El
nombre que primero nos viene a la mente sería el de
Alfred Schnittke, y no es casualidad que en el disco
encontremos a uno de los grandes defensores del
compositor ruso fallecido en 1998: el violinista Gidon
Kremer.
Kremer interpreta la composición para violín y orquesta
Teatro del Grial, que es una
"revisitación" del tema del Rey Arturo en
clave "galáctica" pues a eso es a lo que suena
en su mayor parte (debido en parte al empleo de música
electrónica), aunque también hay algún momento en
donde la sonoridad del violín trae algún deje a lo
"zíngaro", que tanta inspiración ha dado a su
instrumento a lo largo de la historia. Castillo del
Alma, parece continuar la tradición de ciclos de
canciones con acompañamiento de conjunto instrumental a
la que pertenecería el Pierrot de Schoenberg o
el Marteau de Boulez, aunque la obra de
Saariaho, consistente en 5 textos sobre el amor, es desde
luego, mucho más asequible para el oyente que la de sus
modelos: como ocurría en Teatro del Grial, la
expresividad "cinematográfica" de la partitura
la hace entrar casi "por los ojos", aparte del
lujo que supone contar con una soprano como Dawn Upshaw.
Más difícil pero también más fascinante es la obra
que completa el disco, Amers (que se podría
traducir por "marcas en el mar"), perteneciente
a su etapa compositiva anterior (años 80), caracterizada
por un empleo aún mayor de la electroacústica que en
las dos obras mencionadas antes, y por una búsqueda
constante de efectos tímbricos; la pieza quiere
representar el dibujo que va trazando una barca en el
mar, siendo la "barca" un violonchelo y el mar
el resto de instrumentos, acústicos y electrónicos; la
obra está dedicada al cellista finlandés Anssi
Karttunen, colaborador de Saariaho desde hace tiempo,
como también viene de hace tiempo la relación entre
Saariaho y su famoso compatriota, el director Esa-Pekka
Salonen, pues ya es el tercer disco con su música que
graba él (le precedieron uno en el sello Ondine y otro
en BIS). Las tomas se realizaron en lugares y con
orquestas diferentes a lo largo de 5 años: con la
Sinfónica de la BBC en 1996 en el Teatro; con
la Sinfónica de la Radio finlandesa en el 2000 para el Castillo;
y con la orquesta de cámara "Avanti!" (de
Helsinki) en 1998 para Amers.
El
propio Salonen aparece dirigiendo composiciones suyas en
el segundo disco reseñado, cuyo título, L.A.
Variatons, toma de una obra estrenda en 1997,
encargo de la Filarmónica de Los Angeles, orquesta de la
que es titular. Aunque Salonen fue compositor antes que
director, es inevitable verle hoy como un "director
que compone" y más cuando una música como L.A.
Variations nos recuerda tanto, salvando las
distancias, al sinfonismo de un Leonard Bernstein (en
algún momento parecen escucharse incluso citados los
primeros acordes de West Side Story). En la
misma línea neo-bernsteiniana, siempre con un lenguaje
adaptado a los tiempos que corren, podemos colocar las Cinco
imágenes sobre Safo para soprano, y Manía
para violonchelo, ambas con el acompañamiento de
conjunto instrumental. En ellas repiten los mismos
solistas que vimos en el disco de Saariaho, Dawn Upshaw y
Anssi Karttunen, y la London Sinfonietta. Algo más
avanzados son Giro (versión de 1997 de una obra
original de 1981) que suena a Ives más que a Bernstein,
o Gambito (1998) dedicado al compositor Magnus
Lindberg, donde podemos encontrar incluso algún uso del
"cluster" que recuerda a Ligeti, eso sí, en
versión muy "light"; estas dos obras, al igual
que L.A. Variations, están interpretadas por la
Filarmónica de Los Angeles. Las grabaciones son todas
del año 2000. En general, el Salonen compositor se nos
muestra como autor de una obra muy directa, de un poder
comunicativo envidiable, que no deja al oyente
indiferente, y que revela un elevado dominio de la
técnica de composición: realmente, el hecho de si su
estilo es "avanzado" o no, llega a importar
poco.
Y, por
último, nos encontramos con Aaron Jay Kernis (n. 1960)
que con sólo 40 años ya es uno de los nombres que
despuntan en el sinfonismo "académico"
norteamericano actual, y de quien Virgin ha editado un CD
con tres obras para violonchelo y orquesta interpretadas
por el célebre cellista Truls Mork (dos de ellas son
encargos del propio solista). Si en los compositores de
hoy es habitual el eclecticismo, es decir, tomar
influencias de aquí y de allá, el caso de Kernis es ya
llegar a la "sopa de letras", pues en sus obras
se puede encontrar, literalmente, de todo: en Colored
Field hay desde retornos a una expresividad
romántica hasta momentos que parecen sacados de
Shostakovich o citas casi literales de Bernstein; en Musica
Celestis su comienzo es un calco del comienzo del
preludio de Lohengrin de Wagner, más tarde
suena a Brahms, luego a Copland, luego recuerda al Adagio
de Barber, etc, etc. No faltan ni siquiera los
"ostinatos" que por momentos aproximan la obra
a una del género "pop". Y algo parecido se
puede decir de Air, que comienza a lo Elgar,
luego recuerda a Copland, etc. Hay que reconocer que tan
variopintos elementos están mezclados de manera que el
todo suene coherente, y en ese sentido la técnica de
composición de Kernis se muestra sólida (de lo que da
prueba los numerosos encargos que recibe de orquestas y
solistas de prestigio), pero el resultado final es más
difícil que provoque el entusiasmo que en los dos
compositores anteriores.
REFERENCIAS:
KAIJA SAARIAHO: Graal Theatre (Gidon Kremer,
violín, Orq. sinfónica de la BBS); Chateau de l'ame
(Dawn Upshaw, soprano; Coro de Cámara y Orquesta
Sinfónica de la Radio Finlandesa); Amers (Anssi
Karttunen, cello; Orquesta de Cámara Avanti!)/ director,
Esa Pekka-Salonen
Sony SK 60817
ESA-PEKKA SALONEN: L.A. Variations, 5
imágenes sobre Safo (Dawn Upshaw, soprano), Manía
(Anssi Karttunen, cello); Gambito, Giro/
London Sinfonietta y Orquesta Filarmónica de Los
Angeles/ director, Esa-Pekka Salonen
Sony SK 89158
AARON JAY KERNIS: Colored Field, Musica
Celestis, Air/ Truls Mork/ Orquesta de
Minnesota/ director, Eiji Oue
Virgin 7243 5 45464 2 6
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