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LAS GRANDES ÓPERAS DEL SIGLO
Por Angel
Riego Cue. Lee su curriculum.
La serie "Great
Recordings of the Century" (G.R.O.C.) es bien conocida de los
aficionados por reeditar lo mejor del catálogo de la EMI, lo que es casi
tanto como decir lo mejor que se haya grabado en el campo de la música clásica.
Gracias a estas reediciones, se ha conseguido por fin que pasaran a precio
medio muchas grabaciones célebres de la EMI que seguían a precio alto, a
pesar de tratarse de registros que tenían ya sus años. Y esto es
especialmente más de agradecer en óperas completas que ocupan varios
discos.
Con este ya son tres los lanzamientos de G.R.O.C. dedicados a óperas pues
en 1999, coincidiendo con el décimo aniversario de la muerte de Karajan,
se reeditaron 10 títulos operísticos grabados por el famoso director
austríaco, y en 2000 otras 10 óperas que en su mayoría seguían a
precio alto (como Fidelio, La Flauta Mágica o El
Holandés Errante por Klemperer, que unos años antes EMI había
subido de precio, recorriendo entonces el camino inverso de pasar de serie
media a serie cara). Quedaban ya pocas grabaciones de óperas en ADD a
precio caro, y en este lanzamiento parecen haber caído los últimos
"dinosaurios" de la EMI, esas grabaciones tan emblemáticas que
se seguían vendiendo a precio alto pese a su antigüedad.
En primerísimo lugar hay que citar una de las grabaciones de ópera más
legendarias de todos los tiempos, el Tristán e Isolda de Wagner
dirigido por Wilhelm Furtwängler en 1952; puede decirse que entre las
grabaciones de ópera alemana ocupa una cima similar a la que en la ópera
italiana corresponde a la Tosca de Puccini por Callas, Di Stefano,
Gobbi y Victor de Sabata, registrada ese mismo 1952. La razón de esta
primacía hay que buscarla, por supuesto, en la dirección de Furtwängler,
el más grande director que haya existido. No sólo sienta cátedra en la
explicación de en qué consiste eso que Wagner llamó "melodía
infinita", con una orquesta omnipresente, que aporta mil y un matices
a la acción dramática, comentándola, sugiriendo relaciones; erigiéndose,
en fin, en la verdadera protagonista. Además está algo en lo que nadie
ha podido tampoco hacerle sombra, y es en saber expresar el contenido místico
de la obra, esa relación íntima entre el amor y la muerte que nos
presenta el auto-aniquilamiento como único camino posible hacia la
felicidad, una idea que Wagner leyó en las obras del filósofo
Schopenhauer, y que este podría haber tomado del budismo y su concepto de
"Nirvana".
El reparto de este Tristán es de buen nivel, aunque sólo la
Isolda de Kirsten Flagstad (ya en el ocaso de su carrera) se muestra digna
del concepto del director. El sonido, que ya era muy bueno en el
reprocesado que conocemos, de 1997 (para la edición del centenario de la
EMI), ha sido reprocesado de nuevo en el 2000: como EMI no nos ha
proporcionado un ejemplar de esta nueva edición no podemos comentar si ha
habido mejoría en el sonido, aunque es de suponer que sí.
A continuación comentaremos otras dos grabaciones de ópera que sí nos
han llegado, asimismo de fama legendaria y que por fin han pasado a serie
media. Las dos suelen estar consideradas como la primera opción para
hacerse con los títulos respectivos pero, curiosamente, compartiendo este
lugar con dos grabaciones de la misma serie media, "Legends",
que es el equivalente de GROC en Decca. El hecho de haber pasado ahora a
serie media es obvio que va a aumentar su poder competitivo.
Cuando en 1956 EMI lanzó El Caballero de la rosa de Richard
Strauss dirigido por Karajan y con Elisabeth Schwarzkopf en el papel
protagonista de Mariscala, vendió 9.000 copias en dos meses, lo que para
una ópera completa es todo un récord. Desde entonces el mito ha
continuado, como que esta es "la" versión de la obra y la
Schwarzkopf es "la" intérprete de la Mariscala. No faltan
tampoco desmitificadores que afirman que la versión está sobrevalorada.
Intentaremos ser objetivos y decir cómo resulta este Caballero
escuchado hoy.
La dirección de Karajan es en general viva, muy vigorosa, pero también
consigue crear un clima "mágico" en momentos como la
"presentación de la rosa" o el "trío" final. Sin
embargo, no podría decirse que sea la mejor dirección de esta ópera, un
título que seguramente pertenece a la familia Kleiber (al padre en la
grabación Decca de 1954, y al hijo solamente en fomato video y DVD, o
bien en ediciones "piratas"). En 1984 Karajan volvería a grabar
la ópera para la DG, ya con sonido digital, y su dirección entonces
cambiaría bastante, más lenta y "metódica", repasando
meticulosamente todos los detalles de la partitura, aunque sin esa
"magia" en algunos momentos de la de 1956.
La "Mariscala" que hace Elisabeth Schwarzkopf, actuada y
matizada al máximo, sigue siendo el principal punto de atracción de esta
versión: algunos podrán encontrar su tono algo "redicho" o
hasta cursi, pero la intención que le pone a cada palabra del texto (que
nos recuerda su faceta de cantante de "Lieder" como los de Wolf)
y la emoción que desprende en momentos como el inicio del trío ("Me
había prometido amar a quien él amara", algo que suena en una atmósfera
parecida a los 4 últimos Lieder de Strauss) hace que le perdonemos todo
lo que haga falta.
Le acompañan en el reparto Christa Ludwig como un impetuoso Octavian,
ejmeplarmente cantado, y Teresa Stich-Randall como una Sophie de voz pura
y cristalina; ambas tenían 28 años en el momento de la grabación, y
junto con la Mariscala de la Schwarzkopf forman un verdadero "Trío
de Reinas". El único que desentona un tanto en el reparto es Otto
Edelmann, cantante que siempre nos pareció algo tosco, pero que era de
suponer que en el papel del zafio Barón Ochs estuviera en su papel. Pues
bien, no sólo musicalmente sino también como actuación, ha habido
mejores Ochs: Manfred Jungwirth o Kurt Moll, por ejemplo. Como curiosidad,
Faninal es un asimismo joven Eberhard Wächter, como Annina encontramos a
la célebre Ljuba Welistch (este papel lo han cantado muchas veces
cantantes retiradas o "semi-retiradas") y como cantante italiano
es un lujo contar con Nicolai Gedda. El sonido, suficiente, pero sin ser
ninguna maravilla, fue grabado ya en estéreo. La partitura presenta
algunos cortes tradicionales, lo que no tiene mayor importancia. En
conjunto, la primera opción para esta obra junto a la de Erich Kleiber en
Decca Legends (grabada en 1954, aún en mono); a esta última corresponde
la primacía en la dirección y a la de EMI en el reparto.
La
otra grabación que comentaremos es la Aida que se grabó en
Londres en julio de 1974 bajo la dirección de un entonces joven (33 años)
y casi desconocido maestro llamado Riccardo Muti, y que desde entonces
suele aparecer en los puestos de cabeza en las listas de versiones más
recomendables de Aida. Desde luego que hay otras que asimismo
aparecen, pero siempre son más antiguas. La idea de grabar esta Aida
surgiría de Plácido Domingo, quien deseaba registrar esta ópera
haciando pareja con Montserrat Caballé, y de su iniciativa ha quedado la
versión más redonda (en conjunto) de las 4 que tiene grabadas, y más
que eso, la gran "Aida" moderna.
Para la ocasión se reunió un quinteto protagonista como nunca se ha
vuelto a ver desde entonces (julio de 1974) en un estudio de grabación:
Caballé es una Aida no solamente hecha de bellísimos sonidos (lo que sería
de esperar), sino representando perfectamente el carácter delicado y
"doliente" de su personaje (al menos según su concepción;
existen creaciones de Aida de mucho más carácter, como la de María
Callas). Con todo, escuchando esta interpretación pensamos: ¿quién dijo
que Caballé era mala actriz? Claro que podrán preferirse otras "Aidas"
en el último medio siglo de grabaciones (según gustos, Callas, Tebaldi,
Milanov o L. Price) pero Caballé reclama un puesto junto a ellas y ahí
queda ese "O Patria mia" para la historia, con el Do sobreagudo
emitido en pianisimo, como pide Verdi (y nadie hace). Domingo ha sido el
gran "Radamés" de las 3 últimas décadas, y aunque luego
seguiría madurando el papel aquí ya estaba soberbio: el carácter
heroico y "arrojado" de Radamés ya está magníficamente
expuesto, y sólo se le podría pedir algo más de refinamiento en los
momentos líricos. De cualquier forma, no tiene competencia en grabaciones
modernas aparte de la de sí mismo en otros registros.
La Amneris de la Cossotto no tenía competencia en su generación, y muy
poca fuera de ella: una referencia, y toda una lección de canto,
seguramente la mejor del reparto. Ghiaurov saca todo el partido posible de
un personaje como Ramfis, a menudo descuidado, y Cappuccilli, sin llegar a
tanto nivel como los anteriores, es un Amonasro en la línea de la mejor
escuela italiana de barítonos verdianos. Sólo habría que lamentar que
el papel del Rey no lo cante un bajo de más entidad que Luigi Roni, lo
que desluce un poco su proclama guerrera ("Su del Nilo al sacro Lido").
La dirección de Muti es muy innovadora para la época, profundizando en
los aspectos sensuales de la partitura, a los que saca un gran partido, y
en cambio en los momentos "triunfales" se queda algo corto (como
en la famosa "Marcha" que aquí parece casi una Cabalgata de la
velocidad a que se toca). Y es que todo el que haya escuchado Aida
entera al menos una vez se habrá dado cuenta que los momentos intimistas
son muchos más que los espectaculares, aunque con estos últimos es con
lo que se asocia a Aida entre el gran público. En conjunto,
sumando las virtudes (muchísimas) con los posibles reparos (muy pocos),
seguramente esta Aida, al pasar a precio medio, quede como
primera opción de compra, o en todo caso compartiendo el puesto con la
primera grabación de Karajan en Decca. Es una lástima que EMI no haya
aprovechado para editarla en 2 CDs, pues cabría perfectamente.
Además de los títulos reseñados, señalemos que este lanzamiento de
G.R.O.C. incluye otros dos títulos operísticos (Sansón y Dalila
de Saint-Saëns por Gorr, Vickers, Blanc y dirigido por Georges Pretre; y La
vida breve de Falla, protagonizada por Victoria de los Ángeles y
dirigida por Frühbeck, en un doble CD con otras interpretaciones de Falla
de la soprano catalana: El amor brujo dirigido por Giulini y El
sombrero de tres picos con el mismo Frühbeck), aparte de otros cinco
títulos de música sinfónica o pianística, donde encontramos desde el
Mozart de Beecham hasta el Beethoven de Gieseking, pasando por los
Conciertos para cello de Dvorak y Saint-Säens por Rostropovich y Giulini.
REFERENCIAS:
R. STRAUSS: El Caballero de la Rosa. Schwarzkopf, Ludwig, Stich-Randall,
Edelmann, Wächter, Welistch, Gedda/ Philharmonia Chorus & Orchestra/
Herbert von Karajan
EMI "Great Recordings of the Century" 7243 5 67605 2 3 (3 CDs)
VERDI: Aida. Caballé, Domingo, Cossotto, Ghiaurov, Cappuccilli,
Roni/ Coro de la Royal Opera House, Covent Garden/ New Philharmonia
Orchestra/ Riccardo Muti
EMI "Great Recordings of the Century" 7243 5 67613 2 2 (3 CDs)
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