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Nun Komm, der Heiden Heiland
Por Modest
Moreno i Morera. Lee su curriculum.
A la Madre Maria
Glòria Nogué i Ribert, O. Cist.
Organista y Priora de la Abadía Cisterciense de Santa Maria de Vallbona
(Vallbona de les Monges)
La
M. Maria Glòria Nogué, con el autor de este artículo,
en el Claustro de Santa Maria
de Vallbona
(Fotografía:
Maria Moreno).
Es
en los corales para órgano donde quizá encontramos la expresión más
entrañable, cuanto a lo espiritual se refiere, de Johann Sebastian Bach.
Me atrevo a decir que no existe ningún arreglo de sus corales que no
abarque lo que expresa y contiene el texto, y que obviamente el órgano no
puede “decir literalmente”. Posiblemente sea este —que no todos—
uno de los fundamentos por el que Bach recurre a la simbología, ora a
partir de la figuración musical, ora de la numerología.
Nos
centraremos en los arreglos corales sobre el himno de Adviento Nun
Komm, der Heiden Heiland, BWV 599, 659, 660 y 661. El primero, en la
menor, corresponde al “Orgelbüchlein” (Pequeño libro de órgano).
Los tres restantes, en la tonalidad de sol menor, pertenecen a la colección
“Los 18 corales de Leipzig”.
Coral Nun Komm, der Heiden Heiland
Traducción
del texto del Coral:
Ven
Redentor de los gentiles,
reconocido como el hijo de la Virgen,
lleno de asombro está el mundo entero,
de que Dios haya ordenado este nacimiento.
El
BWV 599 se trata de un coral del género “coral comentado”, cuyo tema,
levemente adornado, se halla seguido, es decir no fragmentado, en la voz
del soprano.
El
sentido descendente de sus líneas representa la venida de Jesús a la
tierra, diseño que va acompañado de pequeños motivos ascendentes que
figuran la perenne impetración del pueblo creyente que espera la llegada
del Salvador. Un ejemplo de ello se hace notorio en la parte que concierne
al pedal del compás inicial: un sugerente intervalo de 5ª Justa
ascendente, imagen que se dilata en un intervalo de 8ª ascendente en el
compás 3. Resulta ser especialmente cautivante el intervalo de 7ª Mayor
entre los compases 4 y 5. El número 4 simboliza la tierra, el mundo, los
elementos y para los cristianos, asimismo, los cuatro evangelistas y las
cuatro fases de la vida de Cristo: Encarnación, Pasión —la Cruz—,
Resurrección y Ascensión. El número 5 representa a Satanás, el Mal, así
como el Hombre (cabeza y cuatro extremidades) y, en el sentido cristiano,
las llagas del Crucificado. Es en los compases 3 (segunda mitad) 4, y 5
(primera mitad del compás) donde el texto reza: “Der Jungfrauen Kind
erkannt” (reconocido como el Hijo de la Virgen). Cristo nace de la
Virgen, se hace hombre. El número 7 (el número del intervalo) nos da
esta razón: el 7 representa la fusión de Dios (3) con el Hombre (4). Si
sumamos 3 + 4 = 7. Por este salto de 7ª Mayor —un salto directamente
fuerte, que no se espera— se puede deducir la idea del Espíritu Santo,
puesto que el 7 también lo representa. “En María, el Espíritu Santo manifiesta
al Hijo del Padre hecho Hijo de la Virgen. Ella es la zarza ardiente de la
teofanía definitiva: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo en la
humildad de su carne dándolo a conocer a los pobres (cf Lc 2, 15-19) y a
las primicias de las naciones (cf Mt 2, 11)” (Catecismo de la Iglesia
Católica, p. 173).
Todo
acaece en un abrir y cerrar de ojos, entre dos compases, tres a lo máxime:
Cristo se encarna, se hace hombre (compases 4 y 5) y es reconocido como
hijo de la Virgen.
Por
ende:
Dios-Hombre:
el número 7 de la 7ª Mayor.
Baja
a la tierra: el número 4.
Se
hace hombre: el número 5.
Un
hombre que aunque libre de pecado —con todo será tentado por Satanás
durante sus 40 días en el desierto (Mt 4, 1-7), y el 5 representa el
Diablo— no fue liberado de la muerte. Cristo fue clavado en una cruz: la
Cruz es representada por el número 4, y las llagas del Crucificado son 5.
La
evocación de la “Jungfrau” (la Virgen) se condensa en un suave
balanceo, por un discreto y casi imperceptible cambio de ritmo (compases 3
y 4) que puede explicar el dulce vaivén de la cuna.
Cuando
el texto proclama las palabras “Welt” de “alle Welt” (el mundo
entero) el número de voces aumenta: de cuatro pasa a cinco, motivo que el
mismo compositor recupera, casi idénticamente, del compás inicial.
Entre
los compases 7 y 8 el pedal da un intervalo de 5ª disminuida (notas
FA-SI). No es la 5ª Justa inicial que sugiere la súplica de los
creyentes, no es ascendente; se trata de un salto descendente y
disminuido, que contiene tritono (diabolus
in musica). Este SI se queda desguarnecido, sin el acompañamiento de
ninguna otra voz, y simboliza que Jesús nació en la humildad de un
establo y de una familia pobre (cf. Lc 2, 6-7). El Hijo de Dios ha bajado
a la tierra y Dios “abandona” a su Hijo; Dios Padre le deja
“solo”, como lo hará en la Pasión: (...) "Desde el mediodía
hasta las tres de la tarde todo el país se cubrió de tinieblas. A eso de
las tres, Jesús gritó con fuerza: Elí, Elí, lamá sabactani, que
quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt
27:46-47). Y esa “soledad” se relata
en el pedal, y Bach la pone en lo más hondo del instrumento, en lo más
tocante —por decirlo de alguna manera— con el suelo, con la
tierra. El soprano emprende de nuevo su cometido, el himno, el pedal canta
una 3ª Mayor, e inesperadamente reincide en un intervalo de 7ª Mayor.
El
8 (número del compás) simboliza la perfección, y la eternidad; el tránsito
de la vida terrena a la eterna, y en el caso de Jesús el Salvador el paso
de la vida celestial a la terrenal.
Ahí
tienen cabida las frases breves y concisas que propone el Catecismo de la
Iglesia Católica en la página 123: “Hacerse niño” con relación a
Dios es la condición para entrar en el Reino (cf. 18, 3-4); para eso es
necesario abajarse (cf Mt 23,12), hacerse pequeño; más todavía: es
necesario “nacer de lo alto” (Jn 3,7), “Nacer de Dios” (Jn 1, 13)
para “hacerse hijos de Dios” (Jn 1,12). El Misterio de Navidad se
realiza en nosotros cuando Cristo “toma forma” en nosotros (Ga 4, 19).
Navidad es el Misterio de este “admirable intercambio”. Jesús se hace
hombre, pero Jesús és Dios. Jesús desciende a la tierra, y por sus méritos,
después de su gloriosa Resurrección ascenderá de nuevo al Cielo.
Nun Komm, der Heiden Heiland BWV 599
Como
si de parafrasear las palabras del profeta Isaías se tratara, “El
pueblo que caminaba en la noche divisó una luz grande; habitaban el
oscuro país de la muerte, pero fueron iluminados” (Is. 9,1), así da
comienzo el primero de los tres Nun
Komm, der Heiden Heiland, de la serie Leipzig, sin duda el más
“descriptivo” de los tres, y con simbología relacionada con el BWV
599. Apenas imperceptible, —en un punto del pedal, Tónica de sol
menor— este coral que se asemeja al tipo “coral figurado” e inicia
como “coral parafraseado”; prosigue en la forma “coral
comentando”, aunque de muy distinta hechura, si se compara con BWV 599
que acabamos de ver. La labor del pedal, en sentido ascendente y
descendente, simboliza la súplica del pueblo fervoroso y la venida de Jesús
a la tierra. El “cantus” —confiado al soprano, como en el BWV 599—
aflora hermosamente recamado a lo largo de la obra, en la voz característica
de los Nasardos o una Sesquialtera, acompañado de los fondos de 8’ (con
o sin 4’) para las voces de tenor y contralto y Contras de 16’ o
Subbajo 16’ (con o sin 8’) para la parte del bajo en el Pedal. El
coral está concebido para dos manuales y pedal.
Sobre
el bajo que propone el pedal, las voces de tenor y contralto —por este
orden— presentan una entrada en stretto,
cuyo motivo es la primera frase del himno. El “cantus”, en el soprano
como ya se ha indicado, entra en la segunda pulsación del cuarto compás.
En este coral la súplica es doliente. En
los compases 12 y 13 aparecen las notas correspondientes al Kyrie,
Gott Vater in Ewigkeit BWV 669, a la negra y dos corcheas del inicio
de Christe, aller Welt Trost BWV
670 y a las notas iniciales del magnífico Kyrie,
Gott heiliger Geist BWV 671, a cinco voces, de los corales grandes
de la serie “Dritter Teil der Klavierübung”.
Inicio del coral Nun Komm, der Heiden Heiland BWV 659
En
el verso que corresponde a “Der Jungfrauen Kind erkannt”, el
“cantus” se muestra henchido de gracia. El fragmento no carece de
perplejidad y de indeterminación. Así debía ser la disposición de María
—la “Llena de Gracia”— hecha un mar de dudas, pero confiada en las
palabras del Ángel. En el compás 15 el pedal plantea un circunloquio que
recuerda el balanceo de la cuna.
En
el compás 19 se retoma el cántico que ahora simboliza el “asombro del
mundo entero” —parafraseando el texto—. Pero no olvidemos que en
Bach nada es gratuito: ése Jesús que viene a salvar a los gentiles, lo
hará y redimirá en la Cruz, es el “Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo”. El dibujo que
aparece en los compases 21 soprano; 23, tenor; 24, contralto; 25 y 26,
primero tenor y después contralto; y 27 y 28 en el contralto (el fraseo
es del mismo Bach, reconocible a través de toda su obra, diseño de poids
porté) se encuentra en el coral de Pasión O
Lamm Gottes, unschuldig BWV 618, del “Orgelbüchlein”. Hay en Bach
determinados “tics” que no pueden ser pasados por alto, aunque el
mismo autor los enmascare en más de una ocasión.
Podemos
confrontar un fragmento de los dos corales: el BWV 659 y el BWV 618:
Fragmento
del coral Nun Komm, der Heiden Heiland BWV 659
Fragmento del coral O Lamm Gottes, unschuldig BWV 618
De
vuelta al Nun Komm... BWV 659 lo
que se canta en el compás 21, segunda y cuarta pulsaciones del soprano,
en los poids porté más que
suspiros parecen sollozos. En el compás 22, en tanto que en la voz del
bajo se está orando, las voces correspondientes al tenor y contralto, por
un movimiento de terceras, dejan en el aire un tinte de algo que está
suspendido, pero que en ese caso no es algo; es alguien y ese Alguien
simboliza Cristo en la Cruz. Un ir y venir completamente distinto al del
el balanceo de la cuna del compás 15. Pero además de estar centrados en
el compás 22, las notas del “cantus” de dicho compás 22 suman 22
(contando las que están ligadas, aunque esta idea temática se prolongue
hasta el compás 24). El
rey profeta David pone en boca del Crucificado las hermosas palabras del
Salmo 22:
“Dios
mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
A pesar de mis gritos,
mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día te grito,
y no respondes;
de noche, y no me haces caso;
aunque tú habitas en el santuario,
esperanza de Israel.
En
ti confiaban nuestros padres;
confiaban, y los ponías a salvo;
a ti gritaban, y quedaban libres;
en ti confiaban, y no los defraudaste.
Pero
yo soy un gusano, no un hombre,
vergüenza de la gente,
desprecio del pueblo;
al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
"acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere".
Tú
eres quien me sacó del vientre,
me tenías confiado
en los pechos de mi madre;
desde el seno pasé a tus manos,
desde el vientre materno tú eres mi Dios.
No te quedes lejos,
que el peligro está cerca
y nadie me socorre”. (...)
Si
en el BWV 599 la figura de Jesús “abandonado” por el Padre puede
surgir de la nota SI del compás 8, en el 659 es evidente en buena parte
del coral tanto por los motivos de sufrimiento, por el poids
porté, como por estar dispuesto en el compás 22. Este compás nos
da, a la par, el número 4 (2 + 2 =4).
El
“cantus” retorna a la idea inicial en la segunda pulsación del compás
28. Una coda —más suplicante si cabe, sobre las notas (adornadas) del
primer verso— en un ámbito profuso que comienza en el sol 3 y llega
hasta al do 4 pone
fin a esta obra portadora de esperanza, anuncio de la llegada del
Redentor. Consta este coral de 34 compases (3 + 4 = 7. La fusión de Dios
(3) con el Hombre (4) da la cifra 7), guarismo que significa lo sagrado
por antonomasia. Existe en este coral la singular trabazón de exaltación
y dolor sin desentono alguno y sin parangones.
Sagrada Familia con San Juan Bautista
(Abadía de Santa María de Vallbona)
El
BWV 660 presenta un trío sobre Nun
Komm... “à due Bassi et Canto fermo”, en escritura canónica y
dos bajos (uno confiado a la mano izquierda y el otro al Pedal) escritos
en la misma tesitura. En el soprano descuella el “canto fermo”,
compuesto de un sinfín de ornamentos, que es cantado por un registro
característico del órgano.
Un
inicio acéfalo sobre las primeras cuatro notas del himno propone, cual súplica,
una cuarta disminuida ascendente de una robustez y sutilidad inefable,
dramatismo y atractivo a la par. Todo, en este preludio-coral, es
movimiento (muy propio de los movimientos ágiles de los tríos, por otra
parte) con un carácter más bien vistoso y de evidente dinamismo. Este
dinamismo constante, por corcheas y semicorcheas en sentido descendente,
dan la percepción del argumento que nos ocupa: La venida del Salvador.
En
este coral encontramos el tema del bajo, que es contestado por el otro, y
el del “cantus firmus” adornado. Atiende al género de “coral
parafraseado y comentado”.
Inicio del coral Nun Komm, der Heiden Heiland BWV 660
Destaca
el sorprendente y expresivo LA bemol del compás 27. En dicho compás se
halla una “falsa relación” con el LA natural que precede al referido
LA bemol. El final llega inflexiblemente y da el acorde de Sol menor en
valor de corcheas; siguen pausas de corchea y de negra. En el Pedal se
deja oír un solitario y estremecedor SOL blanca.
El tercero y último
de los Nun Komm... de la colección
de los “Corales de Leipzig”, es un arreglo “in Organo pleno Canto
fermo in Pedale”. Este exuberante y soberbio coral atañe al género
“coral comentado”. Podemos decir que Bach presenta una exposición
como si de un tema para una fuga se tratara: soprano, contralto, tenor y,
como cuarta entrada, el bajo en el Pedal entona el “cantus”. Es tanta
la urdimbre de la obra que detenerse en detalles resulta harto difícil.
Con todo se puede encontrar el sentido maternal de la Virgen por las
terceras paralelas entre soprano y contralto de los compases 32 y 34, (el
primero suma 5. 3 + 2 = 5; 5 corresponde al Hombre. El segundo suma 7. 3 +
4 = 7, que corresponde a la tan citada fusión
de Dios 3 con el Hombre 4),
terceras que pueden sugerir el mecimiento de la cuna. Una serie de notas
en sentido descendente entre los compases 70 y 78, puede insinuar
el descenso del Salvador. El coral consta de 92 compases. 9 + 2 =
11. 1 +1 =2. En esta obra el 2 bien puede simbolizar la encarnación de la
segunda persona de la Santísima Trinidad: el Hijo. Una cadencia picarda
pone fin a este coral, pero a la vez es punto final de los tres corales.
En el primero, el BWV 659, podemos ver representado a Dios Padre en su
inmensa majestad; coral lento y parsimonioso. En el BWV 660 al Hijo, en
toda su humanidad y sufrimiento; con todo su dinamismo y capacidad de
convicción. El BWV 661, por su vehemencia, empaque, fuerza y nervio, bien
puede simbolizar el Espíritu Santo.
En
Bach, ¿es todo ello fruto de la casualidad? O, por el contrario, ¿es que
acaso no pone de manifiesto su fe sincera y un entendimiento insondable de
las Escrituras?
Sagrada Familia con San Joaquín y Santa Ana
(Abadía de Santa María de Vallbona)
Del
Evangelio de san Lucas (1, 26-38)
“En
aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José,
de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El
ángel, entrando en su presencia, dijo:
-“Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tu entre las mujeres.”
Ella
se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El
ángel le dijo:
-“No
temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu
vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será
grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono
de David, su padre, reinará sobre la descendencia de Jacob para siempre,
y su reino no tendrá fin.”
Y
María dijo al ángel:
-“¿Cómo
será eso, pues no conozco varón?”
El
ángel le contestó:
-“El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí
tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un
hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios
nada hay imposible.”
María
contestó:
-“Aquí
está la esclava del Señor; hágase en mí’ según tu palabra.”
Y
la dejó el ángel.”
BIBLIOGRAFÍA:
*CHAILLEY
JACQUES,
Les Chorals pour orgue de J. S. Bach. Alphonse Leduc,
París 1974
*BACH JOHANN SEBASTIAN, Sämtliche Orgelwerke Band 7 Edition Breitkopf.
"I. Orgelbüchlein- II 18 Große Choralbearbeitungen- Anhang:
Variationen”. Herausgegeben von Heinz Lohmann
BACH JOHANN SEBASTIAN, “ORGELBÜCHLEIN” und andere kleine
Choralvorspiel”. Herausgegeben von Hermann Keller. Bärenreiter. BA 145
BACH JOHANN SEBASTIAN,
“DRITTER TEIL DER KLAVIERÜBUNG” Herausgegeben von Manfred Tessmer. Bärenreiter
Serie IV Orgelwerke. Band 4
PERETTI
PIER DAMIANNO,
Bach e la numerologia: una premessa.
MARCEL LUC-ANDRÉ, Bach. Antoni Bosch,
editor, 1980.
CANTAGREL GILLES,
Bach en son temps. Collection Pluriel. Hachette 1982
GEIRINGER
KARL,
Johann Sebastian Bach, culminación de una era. Contrapunto.
Altalena, 1982
CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA. Asociación de editores del Catecismo. Madrid 1992
NOTA:
Las partituras pertenecen a las ediciones señaladas con *
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