Revista mensual de publicación en Internet
Número 30º - Julio 2.002


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Música en todas partes

Por Antonio Pérez Vázquez. Lee su curriculum.

Hasta hace no demasiado tiempo el poder llevar tu música favorita en un aparato reproductor portátil era casi una aventura, un gasto de pilas millonario, una calidad que dejaba mucho que desear y una serie de inconvenientes adicionales que nos quitaban las ganas de oír música en los lugares al aire libre. Menos mal que las cosas han cambiado.

La música comienza a sonar de una forma extraña, casi no conoces al cantante y los acordes cada vez se parecen menos a la canción que tú creías estar escuchando. Cuando el asunto es más que preocupante miras la luz que indica el nivel energético de las pilas y descubres con desagrado que esta apagada del todo. Se acabó la música en este día de playa. Por supuesto pensabas que las pilas iban a dar mucho más de sí y por eso no has traído un par de repuesto. Comienza el proceso de resignación.

El párrafo anterior es la descripción de lo que pasaba antes con los walkmans que reproducían cintas y que en más de una ocasión nos dejaban tirados en el mejor momento de una pieza. Ahora sonreímos recordando esos tiempos (yo no tengo que esforzarme nada, aún uso uno de esos aparatejos) pero más de una vez hemos sentido la necesidad de tirar por la ventana uno de esos cacharros que nos han dejado en mitad de una canción. A veces me preguntaba por qué no les metían dentro un reactor nuclear para que no se quedaran sin energía nunca. Por desgracia nadie ha llevado a la práctica esta brillante idea, pero supongo que todo es cuestión de tiempo.

Afortunadamente con los años han ido apareciendo soluciones que poco a poco han conseguido subir el nivel de la calidad del sonido y la autonomía de funcionamiento. Aún así los primeros CD’s adolecían de una autonomía menor que las de los walkmans de cinta, a pesar de tener un motón de pilas en su interior (pero sin llegar al nivel del reactor nuclear). Pero al menos la calidad era muy buena y el tiempo que duraban las pilas o las baterías era un tiempo de disfrute en la calidad.

Últimamente han aparecido los reproductores de formato digital (principalmente los de mp3 o como quiera que sea eso) que aúnan lo mejor de los dos mundos añadiendo incluso una ventaja más que hasta ahora he pasado por alto voluntariamente: la cantidad de canciones. He hablado de la autonomía y de la calidad de la reproducción, pero no de la capacidad de almacenamiento. Antes tenías que conformarte con llevar una o dos obras contigo ya que no tenías donde meterlas (te quedaba la opción de llevar la guantera del coche llena de CD’s o casetes ¿verdad?), cosa que a la larga repercutía en la vida de la carátula.

Las excusas para no oír música cuando queramos se acaban cuando incluso podemos oír música a través del móvil. Es cierto que por ahora no es una de las opciones más baratas que existen en el mercado y que por ahora no se ha convertido en una opción mayoritaria. Pero sinceramente creo que con el tiempo se constituirá en la forma de reproducción portátil preferida por todos nosotros. El hecho de que baje el precio por unidad es sólo cuestión de tiempo, el reproductor de música en el móvil será una de las opciones "básicas" en el futuro. Espero no equivocarme.

Por supuesto la red (internet) ha sido una (por no decir la única) causante de que los aparatos portátiles de reproducción de música en formato digital hayan prosperado de una forma tan acelerada en los últimos años. No te tienes que molestar en buscar la canción que quieres, ya existen buscadores que te la encuentran y te la facilitan en muy poco tiempo (dependiendo de la conexión que tengas, claro esta) de forma que puedas disfrutar de toda la música que quieras.

Las cosas han mejorado una barbaridad, lo que hace pensar que dentro de unos pocos años podamos reírnos de los formatos de reproducción de ahora. Pero eso lo dirá el tiempo.