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Número 30º - Julio 2.002


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LISZT Y SCHUMANN EN LA VOZ DE BONNEY

Por Ignacio Deleyto Alcalá. Lee su Curriculum.

 



El último recital de la soprano norteamericana Barbara Bonney con Antonio Pappano al piano presenta un interesante programa cuya obra estrella, el Dichterliebe de Schumann, viene precedida de varias canciones en francés y alemán de Franz Liszt (DECCA 470 289-2).

Desde la legendaria grabación para la CBS de Lotte Lehmann y Bruno Walter no han sido muchas las cantantes que han incorporado a su repertorio esta obra favorita de Schumann. Quizás esta escasez de versiones se pueda explicar no sólo por el contenido de los poemas (la obra describe el amor de un hombre por una mujer) sino también por el altísimo nivel de la versión de la alemana, versión histórica donde las haya que incomprensiblemente sigue descatalogada.

En las notas interiores Barbara Bonney deja patente su interés por la obra así como su curiosidad por introducirse bajo su condición de mujer en los poemas de Heine y hacer así algo nuevo y refrescante. Hasta aquí, todo bien. El problema empieza cuando Bonney trata de de justificar su decisión de interpretar la obra con dudosos argumentos como el siguiente: "Entrar en estos poemas da a una mujer la oportunidad de explorar su lado masculino". No acabamos de entender qué tiene que ver esto con la música. No parece necesario que una soprano de su categoría necesite acudir a justificaciones pseudo-psicoanalíticas para cantar una obra favorita del repertorio liederístico; obra que además ha sido interpretada por otras cantantes femeninas como Brigitte Fassbaender y llevada al disco hasta por contratenores como Paul Eswood. 

Entrando ya en el aspecto interpretativo, llama la atención cómo Barbara Bonney sigue manteniendo esa voz cristalina, seductora, de gran pureza y uniformidad con la que sorprendiera en sus primeros recitales a finales de los ochenta. Ahora, su voz ha ganado en anchura y revela mayor carácter y personalidad sin renunciar a la feminidad que siempre le ha caracterizado. Su visión del Dichterliebe es cualquier cosa menos monocolor pues cada breve canción cobra vida propia. Bonney siempre atenta al texto demuestra una gran interiorización en los versos de Heine y hace uso de todos sus recursos interpretativos para transmitir los diferentes estados de ánimo que fluyen por la música de Schumann.

Por su parte, Antonio Pappano sigue la estela de otros grandes directores como Walter, Furtwängler, Bernstein, Solti o Sawallisch que también han acompañado lied al piano. Sin embargo, su aportación se mantiene sólo en el nivel de lo correcto. En general, encontramos a Pappano algo tímido, en un excesivo segundo plano y sin dar al piano el protagonismo que Schumann le confiere. Quizás otro pianista habría dado a la lectura de Bonney otra dimensión.

Evidentemente esta versión no desbancará a ninguna otra de las de referencia pero sí servirá para escuchar la obra bajo otra perspectiva lo cual es siempre de agradecer.

La primera parte del recital (que ocupa la mayor parte del disco) está dedicada a canciones de Liszt y no debemos restarle valor por la popularidad de la obra de Schumann ya que Bonney hace un Liszt fascinante, lleno de colores y matices y alejado de la monotonía de otras versiones. Con un total de doce canciones en francés y alemán, la soprano nos propone un delicioso viaje por algunas de las canciones más conocidas de Liszt reivindicando con ello su puesto entre los grandes compositores del género. A destacar Oh! quand je dors que se da en su primera versión -en traducción al alemán O komm in Traum- y en su segunda versión, en francés. Es revelador poder apreciar una misma canción interpretada en dos idiomas diferentes y comprender como el idioma es también lenguaje musical y hasta un factor interpretativo más al que Bonney sabe sacar partido. 

En definitiva, disco de gran interés para los amantes del lied cuyo único lunar es el poco gusto de la foto de portada. Excelentes notas a cargo de Richard Wigmore y textos en los idiomas de siempre. Recomendable.