Revista mensual de publicación en Internet
Número 32º - Septiembre 2.002


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SOUVENIR DE UN SIGLO DE ÓPERA (ÓPERA ÁLBUM 2002)

Por María Fernández Rodríguez

          

Encantador disco con 37 joyas extraídas del amplísimo catálogo discográfico de la EMI. Esta miscelánea operística reúne, además de las indispensables arias de sopranos y tenores, diversos dúos y coros. El abanico de tesituras es, a su vez, ampliado por la incursión de un contratenor y voces graves tanto masculinas como femeninas. Los compositores seleccionados son los imprescindibles, sus melodías las más conocidas y el elenco vocal va desde el mito por excelencia (la Callas) hasta las generaciones de nuevas divas (Angela Gheorghiu, Natalie Dessay, Anne Sofie von Otter) pasando por nombres emblemáticos como Caballé, Sutherland, Schwarzkopf, Te Kanawa, Norman... En voces masculinas no faltan el heroísmo y la pasión de los tres tenores, el histórico Jussi Björling y el agraciado Alagna. Pasado y presente de la lírica se funden. (Para entrever su futuro habrá que esperar a próximas y más audaces ediciones).

Comenzamos nuestro repaso al contenido del álbum por las óperas más antiguas aquí incluidas: Xerxes y Orfeo y Eurídice, en interpretaciones del contratenor David Daniels y la mezzo Anne Sofie von Otter, respectivamente. Se agradece este hermoso toque barroco en una selección marcadamente verista y comercial (alguien ha debido de hacer un esfuerzo).

El siguiente pilar importante en el disco es Mozart. El clasicismo vienés deja su impronta en seis fragmentos extraídos de Las bodas de Fígaro, La flauta mágica, Così fan tutte y Don Giovanni. Natalie Dessay, impecable, demuestra ataques limpísimos y contundentes en el aria "Der Hölle Rache". Elisabeth Schwarzkopf y Anna Moffo se tornan en delicadeza y finura con la "Canzonetta sull’ aria" (la primera canta además "Dove sono"). Algo de esa finura y saber decir se pierde en la versión que nos ofrece Plácido Domingo de la archiconocida "Un’ aura amorosa", aunque el tenor intenta al máximo frenar el ímpetu de su voz. Otro tanto de lo mismo sucede con la Sutherland en "Non mi dir", un grosor de voz mayor del necesario para Mozart.. Completa la selección mozartiana un correcto "Non più andrai" con el barítono Thomas Allen.

Del melodismo francés también se hace eco Ópera Álbum 2002. Aparte de la imprescindible Habanera de Carmen (por Victoria de los Ángeles) se eligen dúos: Barcarola de Los cuentos de Hoffmann (por la soprano Jessye Norman y la mezzo Ann Murray) dúo del templo de Los pescadores de perlas (por Nicolai Gedda y Ernest Blanc) y duetto de las flores de Lakmé en las voces de Natalie Dessay y Delphine Haidan (muy equilibradas, aunque no nos hagan olvidar la mágica versión de Mady Mesplé y Danielle Millet, también en EMI).

En cuanto al repertorio italiano están presentes todos los "hits" que las bandas sonoras (e incluso la publicidad televisiva) se han encargado de popularizar en las últimas décadas. Especial hincapié, como cabía esperar, en Verdi, Puccini y el Verismo: "E lucevan le stelle" por un Domingo pletórico, "Vesti la giubba" con sonora carcajada de Carreras, Alagna susurrándole a Gheorghiu "O soave fanciulla" y ambos brindando en La traviata, Cio-cio-Caballé esperando la nave de Pinkerton, y Callas y su "mamma morta", entre otros. No faltan ni el binomio: "Che gelida manina-Sì. Mi chiamano Mimì" (Alagna - Freni - Gedda), ni los socorridos "O mio babbino caro" (Gheorghiu) y "La donna è mobile" (Alagna), así como majestuosos coros (gitanos y esclavos de El trovador y Nabucco, respectivamente). Todo en versiones amables y de calidad.

Al margen de tanta ópera italiana y avanzando a la modernidad tenemos a Wagner y Gershwin. El alemán está presente de forma tímida. Solo un aria: la de entrada de Elisabeth en Tannhäuser ("Dich, teure Halle") a cargo de la gran Jessye Norman. Si se hubiese sustituido esta por la muerte de amor de Isolda, ampliaríamos los límites cronológicos y estilísticos del álbum. Sería el contrapunto de cromatismo y fascinación peligrosa frente al lirismo embelesante, sin llegar a las asperezas dodecafónicas. En cuanto a Gershwin, ¡cómo no!, un de sobra conocido "Summertime" en la cristalina interpretación de Kiri Te Kanawa, contrastando de forma agradable con las versiones jazzísticas que todos tenemos en mente.

En definitiva, este doble disco cumple a la perfección el cometido de aunar extractos, compositores, óperas e intérpretes emblemáticos del siglo XX en una compilación; una de las muchas posibles, pero eficaz. Grandes mitos de la lírica, melifluidez francesa, clasicismo y agilidad mozartianos, exponentes de gallardía verista (¡Dios mío! ¡Que no falten!) bandas sonoras del cine hollywoodiense (incentivo para cinéfilos de oído duro), y alguna que otra perla barroca de las más genuinas... Si bien todo ello es algo sobradamente conocido para el aficionado experto, quien busque un prontuario de indudable calidad puede encontrar en Ópera Álbum 2002 el souvenir perfecto de un siglo de ópera.


REFERENCIAS:

ÓPERA ÁLBUM 2002
EMI 7243 5 67939 2 7 (2 CD's)