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CAMINO A LA PERDICIÓN - Thomas Newman Por Joaquín R.
Fernández. Thomas Newman es uno de los autores que mayor prestigio ha adquirido a lo largo de los últimos años dentro del pujante mundo de las bandas sonoras. Contando ya con cuatro nominaciones al Oscar en su haber, "Camino a la Perdición" puede suponerle el definitivo reconocimiento de la industria, ya que son muchos los que opinan que con el último filme de Sam Mendes obtendrá su primera estatuilla dorada. No faltan razones para el optimismo; es más, se puede decir sin temor a equivocarnos que nos encontramos ante uno de los trabajos más equilibrados de cuantos haya compuesto nunca el más talentoso miembro de la actual y prolífica familia Newman. Por un lado, el uso de la orquesta es ciertamente exquisito, pero por otro el compositor de "American Beauty" sabe conjuntarla habilidosamente con su estilo minimalista, ese mismo que tanto ha triunfado a raíz del éxito de la anterior obra de Mendes. Para comprobarlo tan sólo hay que escuchar el primer corte del compacto ("Rock Island, 1931"), un brillante prólogo que ya nos da una idea de la calidad general del trabajo de Newman. Aunque los pasajes experimentales se adueñan de algunas de las pistas del disco ("Just the Feller", por ejemplo), los sonidos más clásicos y reconocibles se introducen con esplendor en la partitura, ennobleciéndola y dotándola de una energía inusitada (tal y como sucede en el precioso tema "Road to Chicago"). Por otra parte, la introducción de fragmentos que dibujan el lado más oscuro de la historia ("Bit Borrowers", "Murder -In Four Parts-") son buena muestra de la versatilidad del autor. Menos acertada me parece la descripción musical del personaje interpretado por Jude Law ("Meet Maguire"), pues quizás resulte demasiado redundante y exagerada. La visión poética del realizador se plasma también en la música de Newman, pues presenta deliciosas piezas intimistas que dotan de significado a las imágenes a las que acompañan ("The Farm", "Virgin Mary" o "Road to Perdition" son buenas muestras de ello). La partitura adquiere también un necesario protagonismo en otros pasajes del filme, como aquellos en los que Sullivan ha de huir de un tiroteo o se ve involucrado en una cruel y liberadora matanza final. Quisiera reseñar, por su abrumadora sintonía con la escena para la que se ha compuesto (el robo de los bancos), el tema "Dirty Money", una nueva demostración de cómo aunar con perfección la imagen y el sonido. Ahora que está tan de moda componer sin supeditar la música a lo que el espectador está viendo (es decir, crear composiciones que podrían valer para cualquier película), Newman da una lección a algunos de sus colegas contemporáneos de cuál ha de ser la verdadera labor de un auténtico artista de las bandas sonoras cinematográficas. Finalmente, apuntar que el compacto incluye algunos temas no originales: "Someday Sweetheart", "Queer Notions", "There'll Be Some Changes Made" y "Perdition"; perteneciendo este último a la interesante escena en la que los personajes interpretados por Tom Hanks y Paul Newman tocan el piano juntos. Sin duda una curiosidad que la mayor parte de los aficionados a esta gloriosa cinta sabrán apreciar.
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