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Número 34º - Noviembre 2.002


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EL DRAGÓN ROJO - Danny Elfman

Por Joaquín R. Fernández.  

 

Curiosamente, una de las características más llamativas de la tercera entrega de la trilogía de "El Silencio de los Corderos" es el nuevo relevo que se ha producido en el autor de su banda sonora. Brett Ratner, director de la cinta, ha escogido a uno de los compositores con los que habitualmente trabaja, Danny Elfman, para que se haga cargo de la partitura, aunque se ha permitido lanzar un guiño a uno de sus autores fetiche, Lalo Schifrin, que aparece en los minutos iniciales de la película dirigiendo una orquesta. Tras Howard Shore y Hans Zimmer, Elfman se puede considerar un adecuado sucesor, sobre todo teniendo en cuenta que es un experto a la hora de recrear atmósferas turbias y agobiantes. Por supuesto, todo ello lo consigue en "El Dragón Rojo".

Ya desde los primeros compases del compacto («The Revelation») percibimos la angustia y la desesperación que marcará el devenir de toda la partitura, siendo los títulos de crédito del filme («Main Titles») una buena muestra de los habituales desgarros musicales a los que tan aficionado es el compositor. La historia, que bascula entre el drama, la intriga y el romance (la relación de Dolarhyde con Reba McClane y, en menor medida, la de Graham con su mujer), permite a Elfman explayarse con tales premisas y prolongar con acierto las imágenes que le brinda el director.

Cortes como «The Old Mansion» o «The Note» son buena muestra de la vivacidad orquestal a la que Elfman nos tiene acostumbrados, al igual que «Enter the Dragon», aunque en este caso con la particularidad de que incluye algunos breves y lastimosos elementos corales, todo ello rodeado de acordes misteriosos e incluso insanos. La violencia de la partitura se desata en los minutos finales de la historia, en esa cascada de sorpresas y acontecimientos que culminan en un clímax vibrante e intenso, algo que Elfman aprovecha para regalarnos una muestra de su mejor repertorio («The Fire», «The Back»).

Si tuviéramos que ponerle algún pero a la banda sonora de "El Dragón Rojo" quizás habría que mencionar su escasa originalidad, aunque. más reseñable me parece el hecho de que Elfman abuse en ocasiones de la grandilocuencia gratuita, de una fastuosa orquesta que recalca más de lo necesario lo que sucede en pantalla. En todo caso, y a modo de resumen, me parece un disco muy correcto que, obviamente, y salvo algunas excepciones, sólo se podrá disfrutar de su audición si se tiene presente la temática a la que sirve. Además, incluye una pista multimedia que contiene diversa información acerca de la película; una iniciativa que, por suerte, últimamente las discográficas están implementando con asiduidad en sus ediciones.