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El
Fantasma de la Ópera: “Diseño
tus alas Una temporada más el Teatro madrileño Lope de Vega brilla con una producción original de Cameron Mackintosh, uno de los musicales más renombrados de la historia, que en esta ocasión viaja a Madrid; nos referimos a la obra “El Fantasma de la Ópera”. La idea original de realizar un musical basado en “El Fantasma de la Ópera”, surgió de Cameron Mackintosh y Andrew Lloyd Webber, dos amigos y colaboradores que comenzaron visionando la película muda original de Chaney y posteriormente la versión de Claude Raines, pero al no cubrir sus expectativas, se inspiraron en la novela Le Fantôme de L´Opéra de Leroux. Tras esta genial idea, la música comenzó a tomar matices. “La partitura de El Fantasma de la Ópera incluirá tanto música ya creada como original”, comentó Mackintosh en una breve nota de prensa en 1984, cuya premisa era utilizar piezas clásicas y crear sólo fragmentos. Un año más tarde, Webber decidió presentar lo que sería el borrador del primer acto a varios conocidos suyos, creando un pequeño teatro para cien personas en el jardín de su casa. Animado por la brillante recepción y acogida que suscitó esta puesta en escena, decidieron dedicarle tiempo y esfuerzo a este proyecto. Y es así como, la producción original comenzó sus ensayos el 18 de Agosto de 1986 en Londres, bajo la dirección de Hal Prince y la coreografía de Gillian Lynne, quienes consiguieron reunir un elenco de actores maravilloso. Tras varias semanas de frenética locura, El Fantasma de la Ópera se estrenó el 9 de Octubre de 1986 en el Her Majesty´s Theatre de Londres, convirtiéndose en uno de los musicales londinenses de más éxito, éxito que conseguiría igualmente en Broadway 18 meses más tarde. La historia nos hace viajar a la ciudad de la Luz, al Teatro de la Ópera de París, donde la conjugación de sus elementos, dan lugar a las canciones que son el alma de este musical. La música interpretada está dirigida por Andrew Lloyd Webber. Entre el Equipo Creativo debemos destacar: la dirección de Harold Prince, la coreografía original de Gillian Lynne, el diseño de audio de Martin Levan, la producción de Cameron Mackintosh, entre otros. El
argumento de la misma es mundialmente conocido: La Opera de París.
Arriba, el majestuoso e imponente santuario diseñado por Charles Garnier
en el siglo XIX; música que fluye suave sobre el escenario; elegancia y
lujo que penden del cortinaje; talento cotizado en millones de francos en
cada diva; especialmente en una de ellas, de cuna humilde pero de voz
prodigiosa; su encanto pronto habrá de desatar una serie de
acontecimientos terribles por los que la Casa de la Ópera se volvería
espectralmente famosa; ella, la dulce Christine. Abajo, en los sótanos,
un laberinto húmedo de oscuridad; el silencio enmarañado en los muros,
la soledad escurriéndose por los sótanos
hasta el lago subterráneo; allí entre las sombras vive un hombre
tachado de monstruo, ocultando su rostro por la sombra. Jamás tocado por
otra mujer que no fuera su madre, Erik está a punto de enamorarse. Erik,
mejor conocido en la superficie como El Fantasma de la Opera. Todo comienza en una subasta celebrada en el célebre Teatro de la Ópera de París, donde Raoul, Vizconde de Chagny, ofrece una suma por una extraña caja de música... Aparecen los restos de una lámpara de
araña y nos remontamos a la
juventud de Raoul, cuando dicha lámpara pendía esplendorosa en la cúpula
del Teatro de la Ópera. Se están realizando los ensayos de una nueva
obra... Lefévre, el empresario del grandioso Teatro,
ha decidido retirarse y da lugar a la presentación de los nuevos
empresarios que continuarán su labor, André y Firmin. El primero procede
a pedirle a la prima donna, Carlotta, que cante, pero un telón cae
repentinamente y casi la mata, abandonando por esta circunstancia la
obra... Corren los rumores que el accidente fue obra de El Fantasma. Erik es un hombre deforme que vive en los sótanos de la Opera de París; los ruidos que produce por las noches y algunas apariciones esporádicas le han ganado la fama de un fantasma. Cuando Christine Daeé llega con sueños de convertirse en cantante, él se enamora perdidamente. Oculto detrás de una máscara logra entablar una relación (descrita de distintas formas en cada versión). Erik le enseñará entonces las artes de la ópera y el canto, formándose así un vínculo extraño y sui generis. Vínculo que se ve en peligro de ser roto, cuando un antiguo pretendiente de Christine llega a la Opera, el Conde de Chagny, despertándose entonces los instintos más básicos de Erik por defender lo que considera suyo y no se detendrá ante nada para conseguirlo. Los nuevos empresarios se enteran que siguen ocurriendo accidentes, mientras Madame Giry, la maitresse de ballet, les entrega una nota del Fantasma en la que exige un salario y palco reservado en la ópera. Mientras tanto la hija de Madame Giry recomienda a su amiga y bailarina Christine Daaé para tomar el lugar de Carlotta. La muchacha ha estado tomando clases de canto, pero no puede o no quiere decir con quién... Todos sabemos que se trata de Erik, “El Fantasma de la Ópera”. Finalmente los empresarios le conceden una oportunidad a Christine con una audición, que se convierte en función. Desde uno de los palcos Raoul, mecenas del Teatro de la Ópera, manifiesta su entusiasmo por la nueva estrella. La interpretación de Christine recibe la aprobación unánime y tras ser felicitada por Raoul en su camerino, aparece la figura del Fantasma detrás del espejo. Éste la conducirá a través de un laberinto en la oscuridad más allá del espejo, un laberinto secreto debajo del Teatro de la Ópera, con un lago y una guarida subterránea. Allí, el Fantasma le explica que es un compositor y ella ha sido su inspiración. Christine entra en trance y a la mañana siguiente se despierta con el sonido de la caja de música. La muchacha consigue ver la cara deforme del Fantasma y éste accede a devolverla al mundo exterior. En la obra se respira un aire de amor y melancolía; una profunda admiración por parte de Christine hacia Erik, el Fantasma, su mentor; y por otro lado, una atracción física emergida de un recuerdo de la infancia, hacia el Conde de Chagny. Se trata de una historia de misterio, como lo demanda su naturaleza, pero delicadamente envuelta por un romance que se ve, se vive, se siente. De esta forma este musical se convierte en una realización que explora maravillosamente los vericuetos emocionales del ser humano. El amor, los celos, el odio, la posesión, el sacrificio son analizados. Tras bambalinas, los bailarines son sorprendidos por una extraña sombra que se mueve entre ellos. Buquet, el tramoyista, les cuenta a todos que él ha visto al "Fantasma". Un hombre sin rostro que vive en las profundidades del edificio de la Opera. Entre tanto la madre de Carlota, la Prima Donna del teatro, denuncia que ha recibido una carta de amenaza contra su hija. Habiendo sido reemplazada por Christine en la siguiente representación, es todo un éxito. Su enamorado, Raoul, la felicita y le ruega matrimonio, pero Christine dice que la Ópera siempre será su primer amor. La presencia del Fantasma siguen manifestándose cuando el cuerpo de Buquet cae del telar del teatro con una cuerda atada al cuello. En medio del caos que se produce, Christine se refugia con Raoul en el techo del Teatro de la Ópera; deciden irse juntos esa noche.... Pero el Fantasma, que había salido de su escondite, ha escuchado todo y jura vengarse. Cuando Christine y el resto del elenco agradecen los aplausos del público, el Fantasma deja caer la gigantesca araña que presidía el Teatro sobre el público asistente... En la versión madrileña de "El Fantasma de la Ópera”, el elenco está formado entre otros por: Luis Amando y Juan Carlos Barona (El Fantasma), Felicidad Farag y Julia Möller (Christine), Armando Pita (Raoul), Susana Casas (Carlotta)... Las escenas y números musicales quedan distribuidos en un prólogo (Escenario de La Ópera de París, 1911) y dos actos (Obertura: París 1881 y “...Seis meses después”). ¿A qué se debe la magia de este musical? Tal vez a que en el texto original de Leroux, él mismo afirme que el Fantasma sí existió y precise con datos históricos verificables, el rapto de una cantante Christine Daaé y la desaparición misteriosa del Vizconde de Chagny. O quizás simplemente a que nos encanta escuchar una y otra vez, bajo distintas perspectivas, el relato fantástico de la bella y la bestia. Lo que no cabe duda es que nos encontramos ante un magnífico musical, al que se le han otorgado premios, entre los que destacan: Premio Oliver, Evening Standard, Tony (con el premio al mejor Musical), Drama desks, Outer Critic Circle... Esta obra se ha convertido con imaginación en teatro; en un espectáculo vivo que se ve en directo. De esta forma, el ritmo, el sonido, los diálogos, canciones y actuaciones recrean, en su conjunto, efectos cinematográficos. Este teatro de la Gran Vía se convierte en escenario para cantar, bailar y hacer realidad con parafernalia de teatro, la novela de Leroux . Los actores, con gran maestría y entusiasmo, cantaron, bailaron involucrándonos a todos los que estábamos allí presentes en este mito.
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