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Número 34º - Noviembre 2.002


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LOS "MAESTROS" DEL ADIÓS

Por Angel Riego Cue. Lee su Curriculum.

          

Al igual que en 1997 el sello Decca reeditó con un nuevo remasterizado la legendaria grabación que hiciera Sir Georg Solti del Anillo del Nibelungo de Wagner (la primera hecha en estudio), este 2002 ha puesto a la venta una nueva reedición de los otros 6 títulos wagnerianos grabados por Solti que no pertenecen al Anillo, y que llevan el título genérico de "The Opera Collection". También ahora los reprocesados son nuevos y las portadas, las originales de la primera edición en LP. Si la reedición del Anillo de 1997 vino a coincidir con la muerte de Solti, y le sirvió a modo de homenaje póstumo, ahora se trataría de celebrar el que hubiera sido el 90 aniversario del maestro.

Mientras el Anillo por Solti es un clásico indiscutible de la historia del disco, del que ya apenas nadie discute su valor como la más grande grabación en estéreo, en cuanto al resto de las óperas y dramas musicales de Wagner grabados por él, hay de todo. Tannhäuser (1970) goza de buena fama, al poseer una dirección de fuerza arrolladora con un reparto más que solvente, aunque no referencial. Parsifal (1972) es asimismo modélico, teniendo sólo el inconveniente de que debe competir con las inalcanzables grabaciones que hiciera Knappertsbusch en el Festival de Bayreuth. En cambio, en el Holandés Errante (1976), la dirección de Solti, tan extraordinaria como en su Tannhäuser, no consigue sacar a flote la obra por culpa de un reparto extremadamente mediocre, y en Lohengrin (1986), abunda tanto lo bueno o muy bueno (la dirección o Jessye Norman) como lo discutible (Domingo, en el que es sin embargo uno de los papeles wagnerianos que mejor hace).

Queda por hablar de Tristán e Isolda y de los Maestros Cantores. El Tristán grabado tempranamente en 1960, con Birgit Nilsson, no satisfizo a Solti, principalmente a causa del tenor Fritz Uhl, y quedó con ganas de repetirlo algún día. Los Maestros de 1975 adolecen del mismo problema de reparto que el Holandés, aunque en principio Solti no había expresado su deseo de volverlos a grabar.

Pero los caminos de Tristán y de los Maestros estaban destinados a cruzarse en los últimos años de la carrera del director. Cuando a primeros de los 90, Solti buscaba ya un reparto para repetir el Tristán, escuchó por radio (según el mismo cuenta en las notas que acompañan la grabación que comentamos) el monólogo de Pogner del Acto I de Maestros, "Das schöne Fest, Johannistag" y le emocionó. Después de dirigir comedias como Falstaff de Verdi, redescubrió Maestros como una obra de ese mismo género, una ópera "camerística" basada en diálogos y monólogos en los que la orquesta siempre deja hablar a los personajes, lo que los ingleses llaman una "conversation piece". Una interpretación centrada en la riqueza de los caracteres humanos que pueblan esta comedia, y apartada radicalmente de la imagen de "ópera nacionalista alemana" que hizo que fuera la obra de Wagner más programada en los años finales del Tercer Reich.

El súbito interés hacia Maestros (Solti declaró en sus últimos años que era la obra de Wagner que más amaba) le hizo querer volver a grabarla, posponiendo el nuevo registro de Tristán. Y así, en septiembre de 1995 se grababa en Chicago esta segunda versión de Maestros que es la que ha incluido Decca en "The Opera Collection", prefiriéndola a la de 1975. Lo que no sabía Solti es que este aplazamiento lo pagaría con el no poder repetir el Tristán. La nueva grabación de Tristán e Isolda, con Deborah Voigt y Ben Heppner, se anunció para el otoño de 1997; el 5 de septiembre de 1997 moría Sir Georg Solti.


La dirección de Solti de estos Maestros de 1995 suena ya nostálgica y "crepuscular" desde el mismo Preludio del Acto I. Nada de efectismo, nada de espectacularidad, que se podrían asociar con un carácter "patriótico alemán" que a Solti (judío húngaro que durante la guerra tuvo que esconderse en Suiza para evitar acabar en un campo de concentración) le debe motivar muy poco. En su lugar lo que hay es una dirección suave, atenta a los cantantes, que en ocasiones es lentísima como si quisiera "apurar la copa" y exprimir toda la música que contiene la partitura de Wagner (por ejemplo en el diálogo Sachs-Eva del acto II; o el final de dicho acto tras la segunda intervención del Sereno, pero sin renunciar por ello a una dirección briosa en la anterior "Escena de la pelea"). Merece una especial mención el tercer acto, en el cual al escuchar el hondísimo Preludio o la delicadeza con que está trazada la "Danza de los Aprendices" es inevitable que nos recuerde a Hans Knappertsbusch, con quien Solti trabajaría en sus años en la Ópera de Munich. En suma, una dirección otoñal, de un hombre en el ocaso de su vida que recuerda con nostalgia aquellas fiestas en la pradera de sus años de juventud; una dirección distinta de lo que se suele esperar de esta obra pero igualmente emocionante.

Con una dirección así, esta versión podría convertirse en una referencia si el reparto estuviera a su misma altura, o al menos el trío principal (Hans Sachs, Walther von Stolzing y Eva, sin olvidar al "villano" Beckmesser). Pues bien, al menos uno de ellos sí se puede poner a la altura de los mejores de todos los tiempos, como es el Walther que interpreta el tenor canadiense Ben Heppner. En cuanto a técnica vocal y matización de cada frase, desde luego no se conoce un Walther más perfecto que el de Heppner; su estilo wagneriano es absolutamente irreprochable y la belleza de su timbre es enorme. ¿Se podría pedir más aún? Quizás una mayor espontaneidad en la emisión, que suena un poco retórica (sobre todo en el "Am stillen Herd"), en ese sentido sí se pueden encontrar ejemplos superiores entre los grandes del pasado pero, sinceramente, cuando se piensa en que hace algo más de una década no había nadie que pudiera cantar este papel de forma mínimamente presentable, parece que encontrarle peros a Heppner es quejarse de vicio.

Junto a Heppner, el punto más alto del reparto lo marca el personaje de Pogner, cantado por el bajo alemán René Pape, que canta con la perfección habitual en él y un insuperable dominio del estilo: el único inconviente que se le puede poner a veces, sonar demasiado joven para los papeles que interpreta, aquí es evitado, con lo que su Pogner es de referencia. Y, sin llegar a referencia, sí es de altísimo nivel el Beckmesser de Alan Opie, un cantante británico casi desconocido que no ha pasado de grabar para sellos como Chandos o Hyperion, y que aquí se revela como un Beckmesser matizadísimo, que sabe sacarle "punta" a todas sus intervenciones, que da perfectamente el tipo de "villano simpático" sin caer nunca en lo bufonesco o en la caricatura como se hacía en otras épocas (no hay personajes así en esta grabación, todos son "dignos") y con una línea vocal impecable. ¿Cómo no le llamarán los sellos importantes para más grabaciones?

El nivel va bajando algo con el David de Lippert, un cantante fino cuya voz tiene mucho menos cuerpo que la de Heppner, pero que sabe delinear con sutileza los tonos de los Maestros y su pregón del Acto III. También con las dos féminas de la grabación, Karita Mattila como Eva (seguramente de lo mejor que se puede encontrar para su papel en la actualidad, pero aun así con una cierta frialdad que nos hace añorar a Grümmer o a Donath) e Iris Vermillion como Magdalena (a la que tampoco su papel da muchas oportunidades para lucirse), y con el Kothner de Dohmen, que dentro de una corrección general suena un tanto retórico al pasar lista y hace unas cadencias que al oído parecen extrañas en su lectura de las Reglas de la Tabulatura. Nada destacable en el resto de los Maestros y el Sereno, que parecen elegidos entre cantantes "locales" (prácticamente todos los nombres suenan a norteamericanos) y que podrían haberse cuidado algo más.

Falta hablar del aspecto más discutible de esta grabación, lo que puede reducir una recomendabilidad que por lo visto hasta ahora era, como poco, elevadísima, y que es el Sachs que canta José van Dam. Puede entenderse que, dentro del concepto de Solti que no busca un "líder del pueblo", sea el cantante adecuado. Pero, ¿dónde se ha visto un Sachs débil e inseguro? Cuando Beckmesser dice en el Acto I que todos los Maestros son un cero a la izquierda de Sachs, ¿es creíble en alguien con tan poca personalidad para "imponerse"? El argumento de Los Maestros Cantores presenta a Sachs como el que mueve los hilos de la trama, y que con su saber hacer consigue salirse con la suya y conseguir que Walther gane el concurso de canto y derrote a Beckmesser. ¿Cómo es creíble esto en alguien que en sus diálogos con Eva, Walther o Beckmesser aparece siempre con voz "doliente"? Alguien que tiene unos diálogos escritos que demuestran un sentido del humor tan socarrón, ¿cómo puede cantar un "Jerum, Jerum" con tan poca "chispa"?

Para hacer justicia a Van Dam hay que reconocer que otros momentos rayan a gran altura: así, cuando no hay diálogos, sino monólogo, consigue buenos resultados, sobre todo en el intimismo "liederístico" del "Monólogo de las lilas". Parece considerar como el momento central de su papel la escena donde nota que, si alguna vez tuvo ilusiones de que Eva fuera su mujer, ya las ha perdido ("Hat man mit den Schuhwerk"), un pasaje que también le quedaba magistral a un cantante tan discutido en el papel de Sachs como Dietrich Fischer-Dieskau.


Los conjuntos de Chicago están a un nivel inmejorable, parece difícil encontrar una orquesta y coro más adecuados para hacer Wagner, a excepción de los de Bayreuth. En el coro ya no estaba su forjadora, la inigualable Margaret Hillis, que había cedido su puesto en 1994 a Duain Wolfe, pero su obra permanece: uno de los mejores coros del mundo. Aparte, insistimos, de Bayreuth, sólo con algún coro británico se puede oír algo semejante: ¡Qué escena de la pelea, qué coros de las fanfarrias de la pradera o qué "Wach' auf"! En 1998, al año siguiente de partir Solti de este mundo, le seguiría su colaboradora de tantos conciertos y grabaciones.


En resumen, esta grabación quizás no sea la que se recomendaría en primer lugar para conocer los Maestros. La recomendación ideal para eso suele ser una versión más tradicional, de mayor "reciedumbre germánica", y en ese sentido son ideales la de Kempe para EMI o alguna de las grabaciones "piratas" dirigidas por Hans Knappertsbusch (su única grabación de estudio para Decca no puede recomendarse como primera opción, pues el contar con un tenor como Günther Treptow es un lastre demasiado grande). Pero cuando ya se conozca esta interpretación "tradicional" de la obra y se busque otro tipo de lectura, el aficionado puede acudir a la versión de Karajan-Dresde, en una línea más refinada y exquisita y con un reparto soberbio; o a esta de Solti, que con un Sachs más adecuado hubiera podido incluso superar a la de Karajan, y que, cuanto menos, queda como la mejor versión en sonido digital.

Para el 2003 está prevista la grabación de Meistersinger por el nuevo astro de la dirección wagneriana, Christian Thielemann, pero la empresa no se presenta precisamente libre de dificultades: se habla ya de declive vocal de Heppner (¿quién sino él para volver a dar vida a Walther?); lo que pueda hacer Terfel con Sachs no está muy claro; Universal ha llegado a anunciar que no editará más óperas nuevas en CD (¿¿??)... Por tanto, mientras llega o no llega Thielemann, lo mejor que podemos hacer es disfrutar con este testamento wagneriano de Sir Georg Solti.


REFERENCIAS:

WAGNER: Los Maestros cantores de Nurenberg
José van Dam (Hans Sachs), Ben Heppner (Walther von Stolzing), Karita Mattila (Eva), Alan Opie (Sixtus Beckmesser), René Pape (Veit Pogner), Albert Dohmen (Fritz Kothner), Herbert Lippert (David), Iris Vermillion (Magdalena), Kelly Anderson (Sereno)
Coro y Orquesta Sinfónica de Chicago (director del coro: Duain Wolfe)
Director: Sir Georg Solti
Decca 470 800-2 (4 CD)