LOS "MAESTROS" DEL ADIÓS
Por Angel
Riego Cue. Lee su Curriculum.
Al igual que en
1997 el sello Decca reeditó con un nuevo remasterizado la legendaria
grabación que hiciera Sir Georg Solti del Anillo del Nibelungo
de Wagner (la primera hecha en estudio), este 2002 ha puesto a la venta
una nueva reedición de los otros 6 títulos wagnerianos grabados por
Solti que no pertenecen al Anillo, y que llevan el título genérico
de "The Opera Collection". También ahora los reprocesados son
nuevos y las portadas, las originales de la primera edición en LP. Si la
reedición del Anillo de 1997 vino a coincidir con la muerte de
Solti, y le sirvió a modo de homenaje póstumo, ahora se trataría de
celebrar el que hubiera sido el 90 aniversario del maestro.
Mientras el Anillo por Solti es un clásico indiscutible de la
historia del disco, del que ya apenas nadie discute su valor como la más
grande grabación en estéreo, en cuanto al resto de las óperas y dramas
musicales de Wagner grabados por él, hay de todo. Tannhäuser
(1970) goza de buena fama, al poseer una dirección de fuerza arrolladora
con un reparto más que solvente, aunque no referencial. Parsifal
(1972) es asimismo modélico, teniendo sólo el inconveniente de que debe
competir con las inalcanzables grabaciones que hiciera Knappertsbusch en
el Festival de Bayreuth. En cambio, en el Holandés Errante
(1976), la dirección de Solti, tan extraordinaria como en su Tannhäuser,
no consigue sacar a flote la obra por culpa de un reparto extremadamente
mediocre, y en Lohengrin (1986), abunda tanto lo bueno o muy
bueno (la dirección o Jessye Norman) como lo discutible (Domingo, en el
que es sin embargo uno de los papeles wagnerianos que mejor hace).
Queda por hablar de Tristán e Isolda y de los Maestros
Cantores. El Tristán grabado tempranamente en 1960, con
Birgit Nilsson, no satisfizo a Solti, principalmente a causa del tenor
Fritz Uhl, y quedó con ganas de repetirlo algún día. Los Maestros
de 1975 adolecen del mismo problema de reparto que el Holandés,
aunque en principio Solti no había expresado su deseo de volverlos a
grabar.
Pero los caminos de Tristán y de los Maestros estaban
destinados a cruzarse en los últimos años de la carrera del director.
Cuando a primeros de los 90, Solti buscaba ya un reparto para repetir el Tristán,
escuchó por radio (según el mismo cuenta en las notas que acompañan la
grabación que comentamos) el monólogo de Pogner del Acto I de Maestros,
"Das schöne Fest, Johannistag" y le emocionó. Después de
dirigir comedias como Falstaff de Verdi, redescubrió Maestros
como una obra de ese mismo género, una ópera "camerística"
basada en diálogos y monólogos en los que la orquesta siempre deja
hablar a los personajes, lo que los ingleses llaman una "conversation
piece". Una interpretación centrada en la riqueza de los caracteres
humanos que pueblan esta comedia, y apartada radicalmente de la imagen de
"ópera nacionalista alemana" que hizo que fuera la obra de
Wagner más programada en los años finales del Tercer Reich.
El súbito interés hacia Maestros (Solti declaró en sus últimos
años que era la obra de Wagner que más amaba) le hizo querer volver a
grabarla, posponiendo el nuevo registro de Tristán. Y así, en
septiembre de 1995 se grababa en Chicago esta segunda versión de Maestros
que es la que ha incluido Decca en "The Opera Collection",
prefiriéndola a la de 1975. Lo que no sabía Solti es que este
aplazamiento lo pagaría con el no poder repetir el Tristán. La
nueva grabación de Tristán e Isolda, con Deborah Voigt y Ben
Heppner, se anunció para el otoño de 1997; el 5 de septiembre de 1997
moría Sir Georg Solti.
La dirección de Solti de estos Maestros de 1995 suena ya nostálgica
y "crepuscular" desde el mismo Preludio del Acto I. Nada de
efectismo, nada de espectacularidad, que se podrían asociar con un carácter
"patriótico alemán" que a Solti (judío húngaro que durante
la guerra tuvo que esconderse en Suiza para evitar acabar en un campo de
concentración) le debe motivar muy poco. En su lugar lo que hay es una
dirección suave, atenta a los cantantes, que en ocasiones es lentísima
como si quisiera "apurar la copa" y exprimir toda la música que
contiene la partitura de Wagner (por ejemplo en el diálogo Sachs-Eva del
acto II; o el final de dicho acto tras la segunda intervención del
Sereno, pero sin renunciar por ello a una dirección briosa en la anterior
"Escena de la pelea"). Merece una especial mención el tercer
acto, en el cual al escuchar el hondísimo Preludio o la delicadeza con
que está trazada la "Danza de los Aprendices" es inevitable que
nos recuerde a Hans Knappertsbusch, con quien Solti trabajaría en sus años
en la Ópera de Munich. En suma, una dirección otoñal, de un hombre en
el ocaso de su vida que recuerda con nostalgia aquellas fiestas en la
pradera de sus años de juventud; una dirección distinta de lo que se
suele esperar de esta obra pero igualmente emocionante.
Con una dirección así, esta versión podría convertirse en una
referencia si el reparto estuviera a su misma altura, o al menos el trío
principal (Hans Sachs, Walther von Stolzing y Eva, sin olvidar al
"villano" Beckmesser). Pues bien, al menos uno de ellos sí se
puede poner a la altura de los mejores de todos los tiempos, como es el
Walther que interpreta el tenor canadiense Ben Heppner. En cuanto a técnica
vocal y matización de cada frase, desde luego no se conoce un Walther más
perfecto que el de Heppner; su estilo wagneriano es absolutamente
irreprochable y la belleza de su timbre es enorme. ¿Se podría pedir más
aún? Quizás una mayor espontaneidad en la emisión, que suena un poco
retórica (sobre todo en el "Am stillen Herd"), en ese sentido sí
se pueden encontrar ejemplos superiores entre los grandes del pasado pero,
sinceramente, cuando se piensa en que hace algo más de una década no había
nadie que pudiera cantar este papel de forma mínimamente presentable,
parece que encontrarle peros a Heppner es quejarse de vicio.
Junto a Heppner, el punto más alto del reparto lo marca el personaje de
Pogner, cantado por el bajo alemán René Pape, que canta con la perfección
habitual en él y un insuperable dominio del estilo: el único inconviente
que se le puede poner a veces, sonar demasiado joven para los papeles que
interpreta, aquí es evitado, con lo que su Pogner es de referencia. Y,
sin llegar a referencia, sí es de altísimo nivel el Beckmesser de Alan
Opie, un cantante británico casi desconocido que no ha pasado de grabar
para sellos como Chandos o Hyperion, y que aquí se revela como un
Beckmesser matizadísimo, que sabe sacarle "punta" a todas sus
intervenciones, que da perfectamente el tipo de "villano simpático"
sin caer nunca en lo bufonesco o en la caricatura como se hacía en otras
épocas (no hay personajes así en esta grabación, todos son
"dignos") y con una línea vocal impecable. ¿Cómo no le llamarán
los sellos importantes para más grabaciones?
El nivel va bajando algo con el David de Lippert, un cantante fino cuya
voz tiene mucho menos cuerpo que la de Heppner, pero que sabe delinear con
sutileza los tonos de los Maestros y su pregón del Acto III. También con
las dos féminas de la grabación, Karita Mattila como Eva (seguramente de
lo mejor que se puede encontrar para su papel en la actualidad, pero aun
así con una cierta frialdad que nos hace añorar a Grümmer o a Donath) e
Iris Vermillion como Magdalena (a la que tampoco su papel da muchas
oportunidades para lucirse), y con el Kothner de Dohmen, que dentro de una
corrección general suena un tanto retórico al pasar lista y hace unas
cadencias que al oído parecen extrañas en su lectura de las Reglas de la
Tabulatura. Nada destacable en el resto de los Maestros y el Sereno, que
parecen elegidos entre cantantes "locales" (prácticamente todos
los nombres suenan a norteamericanos) y que podrían haberse cuidado algo
más.
Falta hablar del aspecto más discutible de esta grabación, lo que puede
reducir una recomendabilidad que por lo visto hasta ahora era, como poco,
elevadísima, y que es el Sachs que canta José van Dam. Puede entenderse
que, dentro del concepto de Solti que no busca un "líder del
pueblo", sea el cantante adecuado. Pero, ¿dónde se ha visto un
Sachs débil e inseguro? Cuando Beckmesser dice en el Acto I que todos los
Maestros son un cero a la izquierda de Sachs, ¿es creíble en alguien con
tan poca personalidad para "imponerse"? El argumento de Los
Maestros Cantores presenta a Sachs como el que mueve los hilos de la
trama, y que con su saber hacer consigue salirse con la suya y conseguir
que Walther gane el concurso de canto y derrote a Beckmesser. ¿Cómo es
creíble esto en alguien que en sus diálogos con Eva, Walther o
Beckmesser aparece siempre con voz "doliente"? Alguien que tiene
unos diálogos escritos que demuestran un sentido del humor tan socarrón,
¿cómo puede cantar un "Jerum, Jerum" con tan poca
"chispa"?
Para hacer justicia a Van Dam hay que reconocer que otros momentos rayan a
gran altura: así, cuando no hay diálogos, sino monólogo, consigue
buenos resultados, sobre todo en el intimismo "liederístico"
del "Monólogo de las lilas". Parece considerar como el momento
central de su papel la escena donde nota que, si alguna vez tuvo ilusiones
de que Eva fuera su mujer, ya las ha perdido ("Hat man mit den
Schuhwerk"), un pasaje que también le quedaba magistral a un
cantante tan discutido en el papel de Sachs como Dietrich Fischer-Dieskau.
Los conjuntos de Chicago están a un nivel inmejorable, parece difícil
encontrar una orquesta y coro más adecuados para hacer Wagner, a excepción
de los de Bayreuth. En el coro ya no estaba su forjadora, la inigualable
Margaret Hillis, que había cedido su puesto en 1994 a Duain Wolfe, pero
su obra permanece: uno de los mejores coros del mundo. Aparte, insistimos,
de Bayreuth, sólo con algún coro británico se puede oír algo
semejante: ¡Qué escena de la pelea, qué coros de las fanfarrias de la
pradera o qué "Wach' auf"! En 1998, al año siguiente de partir
Solti de este mundo, le seguiría su colaboradora de tantos conciertos y
grabaciones.
En resumen, esta grabación quizás no sea la que se recomendaría en
primer lugar para conocer los Maestros. La recomendación ideal
para eso suele ser una versión más tradicional, de mayor
"reciedumbre germánica", y en ese sentido son ideales la de
Kempe para EMI o alguna de las grabaciones "piratas" dirigidas
por Hans Knappertsbusch (su única grabación de estudio para Decca no
puede recomendarse como primera opción, pues el contar con un tenor como
Günther Treptow es un lastre demasiado grande). Pero cuando ya se conozca
esta interpretación "tradicional" de la obra y se busque otro
tipo de lectura, el aficionado puede acudir a la versión de
Karajan-Dresde, en una línea más refinada y exquisita y con un reparto
soberbio; o a esta de Solti, que con un Sachs más adecuado hubiera podido
incluso superar a la de Karajan, y que, cuanto menos, queda como la mejor
versión en sonido digital.
Para el 2003 está prevista la grabación de Meistersinger por el
nuevo astro de la dirección wagneriana, Christian Thielemann, pero la
empresa no se presenta precisamente libre de dificultades: se habla ya de
declive vocal de Heppner (¿quién sino él para volver a dar vida a
Walther?); lo que pueda hacer Terfel con Sachs no está muy claro;
Universal ha llegado a anunciar que no editará más óperas nuevas en CD
(¿¿??)... Por tanto, mientras llega o no llega Thielemann, lo mejor que
podemos hacer es disfrutar con este testamento wagneriano de Sir Georg
Solti.
REFERENCIAS:
WAGNER: Los Maestros cantores de Nurenberg
José van Dam (Hans Sachs), Ben Heppner (Walther von Stolzing), Karita
Mattila (Eva), Alan Opie (Sixtus Beckmesser), René Pape (Veit Pogner),
Albert Dohmen (Fritz Kothner), Herbert Lippert (David), Iris Vermillion
(Magdalena), Kelly Anderson (Sereno)
Coro y Orquesta Sinfónica de Chicago (director del coro: Duain Wolfe)
Director: Sir Georg Solti
Decca 470 800-2 (4 CD)