LA NIÑA DEL BOTICARIO RESUCITA
Por María
Fernández Rodríguez
EMI nos presenta
en exclusiva una auténtica curiosidad: la primera grabación mundial de
la zarzuela La niña del boticario de Julián Santos Carrión. El
talento de este compositor (Jumilla, 1908-1983) se recoge en un legado de
más de 500 obras, entre piezas sinfónicas y zarzuelas. Ya durante la
guerra civil se interesa por el teatro lírico (compone La Moza de la
Dehesilla y El fantasma de la Tercia) pero no será
reconocido hasta el año 51 con su obra Los Gerifaltes ( Premio
Nacional de Zarzuela). En ella se inicia su colaboración con el escritor
y libretista Lorenzo Guardiola Tomás, también natural de Jumilla y
ampliamente galardonado tanto por su poesía como por su teatro y prosa.
Fruto de esa colaboración, y ya entrados los años 60, nace la niña del
boticario, considerada por el propio autor como la mejor y más lograda de
sus obras. El natural deseo de que esta obra fuese estrenada se cumplió
de modo póstumo en 1988, bajo la batuta de su discípulo Julián Molina,
que es también el director y valedor de la presente edición discográfica.
El libreto de Lorenzo Guardiola revela claramente su origen clásico español:
Un argumento fundamentado en el localismo madrileño que gusta de las
historias ligeras de enredos y amoríos. La botica es el punto de
encuentro por el que desfilan personajes episódicos como la Sobresalienta
de la Calderona, el zapatero, el amante Juan Matacientos, Leonora (la
esposa infiel que huye de su marido celoso) ...y el trío protagonista
formado por: Marisa, la bella hija de Don Félix el boticario; su amado
Fernando, pícaro estudiante en Alcalá; y Don Sabino, viejo y reputado médico
pretendiente de Marisa, al que su padre considera el candidato idóneo.
Hasta aquí la premisa tampoco es ajena a las mejores óperas bufas
italianas (desde El barbero de Sevilla a El turco en Italia
). Y, sin traspasar nuestras fronteras, recuerda las artimañas de Doña
Francisquita para rechazar al viejo pretendiente y conseguir el amor
de otro estudiante (¡llamado también Fernando!). Aún mayores
similitudes ofrece la comparación argumental con La del manojo de
rosas: ambos estudiantes recurren al disfraz como medio de acercarse
a la amada; Joaquín haciéndose pasar por mecánico (aunque le reprocharán
que "la ropa del obrero se hizo para trabajar y no debe un señorito
mancharla para conquistar") mientras que Fernando opta por una
indumentaria más harapienta y entona aquello de " peregrino soy...
dadme de beber agua de caridad".
A partir de este argumento, en La niña del boticario se suceden enredos,
disfraces, amores no correspondidos, murgas de estudiantes, ungüentos y
conjuros hasta la aparición del Corregidor que aclara el entuerto y , con
su moraleja, pone final feliz. .
Estos aspectos convencionales de la trama evidencian la pretensión de
autor de conectar con la época dorada del género: Si más de 7000
zarzuelas -de las aproximadamente 10000 que existen- fueron gestadas entre
1880 y 1936, tal vez a estas alturas, en los 60 , no tenga mucho sentido
reanimar estilos extinguidos hace décadas. El localismo y folklore
paradigmáticos de la zarzuela declinaron a favor de otras formas de
expresión a partir de los años 40, y sólo se mantendrían frescura e
innovación bien entrado el primer cuarto del siglo XX con las
composiciones del maestro Sorozábal. Títulos como La Tabernera del
Puerto, Don Manolito, o Black, el payaso,
presentaban innovaciones estilísticas y temáticas que distan mucho del
sainete lírico y miran directamente hacia el musical internacional.
Tras esta decadencia, en tiempos de posguerra ya debiera estar asentada la
lírica moderna pero se sigue componiendo sin rumbo fijo, avanzando y
retrocediendo. Por un lado lo nuevo tarda en abrirse camino porque el público
sigue gustando de las zarzuelas de siempre, pero por otro los parámetros
artísticos del siglo pasado están desfasados para acometer nuevos títulos.
En este maremágnum se ve inmerso Santos Carrión y elige revivir el género
en los 60 -cuando castañuelas, pandereta, serranos y serranas eran ya
especies agonizantes- obligándonos a considerar la niña del boticario
como revival de antiguas fórmulas. Una mirada retrospectiva, evocadora y
puede que nostálgica a nuestro género españolísimo.
Ahora, bajo ningún concepto cuestionaremos la calidad de la obra desde la
perspectiva técnica, el buen hacer del compositor o la entrega de los
cantantes que participan en esta grabación. Solistas, coro, orquesta y
dirección, están excelentes: ¡Un 10!
Considerando la belleza de la partitura, justo es señalar:
- Tonadilla de Sobresalienta: La mezzo Silvia Leivinson, que ya había
interpretado a Sobresalienta en el estreno de 1988, ofrece una lectura pícara
de esta tonada, destilando en cada nota la gracia y el perfume españoles.
- Romanza de Marisa: Los encantos del Madrid de Felipe IV son narrados por
una de las mejores sopranos españolas del momento: Ángeles Blancas. Su
interpretación es de altísima calidad. Si hay algo que reprocharle sería
la pérdida de dicción en los pasajes más agudos. (Acostumbrarse o
morir: ¿Cuándo disfrutaremos de una voz lírica femenina plenamente
inteligible?
- Entrada de Fernando: Uno de los mejores y más románticos momentos de
la partitura de La niña del boticario y también la parte más
brillantemente interpretada. El tenor Luis Dámaso entona su canto
poniendo pasión en cada nota. Ofrece al oyente un cóctel de delicadeza y
ardor que cautiva. Su gusto e incluso su timbre nos traen a la memoria un
joven Plácido Domingo (¡cosa que no podemos ver como un demérito!).
Tras la parte protagonista de Fernando, se unen Marisa y Don Sabino (el
siempre elegante barítono Rodrigo Esteve) para rematar el número en un
trío movido, con impecable colofón de agudos.
En resumen, esta grabación de La niña del boticario presenta al
aficionado a la zarzuela una obra apetecible. Se deleitará con la audición
de magníficas interpretaciones y con la frescura que supone la novedad,
aunque sea la de la resurrección. Sin duda alguna.
REFERENCIAS:
La niña del boticario (opereta en dos actos).
Música de Julián Santos Carrión. Texto de Lorenzo Guardiola Tomás.
Ángeles Blancas, Luis Dámaso, Silvia Leivinson, Rodrigo Esteve, Carmen
Claure, Aurelio
Puente, Marco Moncloa, Álvaro Lozano y Javier Alonso.
Coro de la Compañía Lírica "Julián Santos"
Orquesta Filarmónica de Los Urales (Director: Lin-Tao)
Dirección: Julián Molina
EMI 7243 5 75608 2 5